Poemas de Héctor Urruspuru para leer.
fue a levantar el martillo
y no pudo levantar el martillo
fue a clavar el clavo en la pared
y no pudo
no pudo con la ventana
por la que veía al mundo
abrirla
llévenle un té
a este dios de la ubicuidad
ahora
es un ángel oscuro que cae
- un reducido lugar -
alcáncenle los lentes
que lea las noticias
denle la sopa
el pan
el control remoto el sillón marrón
los años
tienen piedad para con los excesos
nos devuelven a la plaza pública
- el pensamiento simple -
- el maíz / la paloma -
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el ex-dictador
hamaca a un niño
es un abuelo de mirada dulce
camina lento
Dios
y la vida tonta
como que perdonan
nosotros no.
La fruta que en tu boca
se vuelve uva
y en tu entrepierna se vuelve alcohol
esas cosas bebo yo.
Hace una semana que están matando gente
y nosotros nos amamos.
'...Es cuestión de tiempo' dijo Costeau
y tenés tu mejilla derecha
apretada contra el espejo.
Mala praxis hacen mis poemas
en tu solitario corazón.
Te ponés un soutien blanco
ahora tenés colmillos azules
revolucionarios
se hincan en mi piel
mi cuerpo es una utopía muerta.
En la tele muestran los huesos del Che
y en la calle siguen matando gente.
Es lunes. Hoy tampoco vamos a ir a la fábrica.
Desnuda y en la penumbra
traés en tus manos 2 candelabros de plata.
'Concha'... escribo con birome
debajo de tu ombligo
que tiene un aro de oro
y dibujo una flechita
que señala a tu sexo negro.
Mala praxis son en tus sueños
estos mis escritos.
Sí. Ahora es el fin del mundo Costeau.
Ahora...
La mujer de 20 la mujer de 26,
subida sobre las zarzas rojas.
La mujer de 40 (no la de 50)
empecinada, sobre el ajedrez líquido
que implica: el juego del balero.
La mujer de 35 (no la de 18)
fotografiada
sobre la vereda sin vereda de enfrente
soledad de la calle mínima:
canción.
La mujer de 48 la pasta base,
el tiro colombiano en la nuca
desde una motocicleta veloz
razón de vivirmorir:
la separada
Y la mujer periodista
la notera
perdiendo la peluca juvenil
dejando en el entrevero
olvidada a su moral.
- Huija che! -
Toda una temporada bajo la ducha borrando el rastro de tus besos los días interminables el invierno, nosotros cazadores de penumbras. La sangre de lo asesinado la boca de humo los ojos cerrados soñando, el vapor del agua caliente el calor/color de tu desnudo en el vidrio empañado que todo lo lava el agua gran cobra de cristal que me envuelve, el agua. Por exceso de haberte amado vos mi esencia de hojas de menta dejo correr gotas precipitadas hacia los mallines de la razón para hacer posible una tarde nueva en la memoria, nuevo parque nuevo portal al cielo de tus manos ciñendo (y empezar de nuevo).
Agua santa es la que necesito en este fin de la historia donde ya no hay infierno y desnudarte que comenzaba la tarde naranja la mirra encendida, el vino alemán, un crimen en las palabras. Preguntar por toda vos en mi libro inédito cuando estabas tan abrazada toda dispuesta al sacrificio del verbo en rojo, amor en giros concéntricos, cubierta de nubes aún está la habitación (y empezar de nuevo)
(y empezar de nuevo).
No ha habido luna mejor en la tierra. Desierto sin color que genera su propia existencia de flor aromática.
Un hombre y una mujer.
Gran cobra de cristal deslizándose.
Las páginas en blanco por desandar.
No ha habido luna mejor en la tierra que vos...