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Alfonso Quijada Urías

Poemas de Alfonso Quijada Urías para leer.

Alfonso Quijada Urías: Manchas de ruidos antiguos

Manchas de ruidos antiguos en los rincones del patio: sombras
de la mentira
tomando la forma de tu cuerpo y su lugar. La luz te hace
creer en todo lo que alumbra
o devela la sombra del monstruo que habita la penumbra.
Toda palabra quema,
ceniza será después, rescoldos de aquel fuego. Ruinas del
tiempo, escombros, hollín y polvo,
la efímera materia que fue la eternidad.
Pequeña llama inmóvil, rememoración de la desaparición de la
fe en la sorpresa.
Del aire impuro del mundo están hechas las palabras, su
círculo vicioso,
toda pregunta es una piedra que se lanza al agua cuyas
ondas alejan la respuesta.
En corregir lo incorregible se te fue la vida, en buscar el error
y al tratar de borrarlo,
volverlo a cometer y la culpa otra vez de provocarlo.
Palabras, resplandores inéditos buscando su sentido
en lo sentido.
En la ventana el rostro de la dulzura pensativa:
una sonrisa ciega, en toda ella las frases y los gestos que nos
son elementales.
La fuerza que guía la mano en selva oscura, a través de la
página,
hasta encontrar la máxima potencia. El ojo que descubre
lo invisible
mientras crece la historia durante el sueño, la bestia echada
junto a la ropa triste del amor consumado,
todo aquello que amamos y por eso matamos lo más vivo
en nosotros.

Poemas y poetas salvadoreños

Alfonso Quijada Urías: Necesidades

Necesito a mi mamá, con edipiano amor,
sus desayunos humanísimos. La ingenua
libertad de ese niño en sus faldas
suspirando la culpa original. Aquel
domingo de misa, pan y sol y la
muchacha aquella burlándose de mi
amor tontísimo.
Necesito de Dios y su absurda existencia
para luego volverme materialista y
soñador.
Necesito de mi mal ponderada
familiaridad de padre, casarme una vez
más con la madre de mis hijos. Que me
digan lo pequeño que soy. Necesito de
veras volverme a ver en el espejo limpio
de la casa y cambiarme de ropa y salir a
esperar como un novio solemne a la
vida, esperándome. Necesito una vez más
que mi tata me pegue con los puños terribles de patriarca y que me
diga bruto, inútil, polvo de la noche
delirante y brutal.
Necesito que las gentes acudan a mi
paso. De veras necesito que me quieran.
Me besen todos los labios del mundo. Y
que me dejen, me dejen, por favor,
crecer un poco más con mi vejez de niño
atolondrado.

Poemas de AmorPoemas y poetas salvadoreños

Nocturno: Poema de Alfonso Quijada Urías en español fácil de leer

Alfonso Quijada Urías: Oscuro

II

Nada mío sale de mi boca.
El poema nace pese a mí, Atrás, adelante.
Ajeno. Pese a mí.
Si mi alma combate con mi cuerpo hasta el amanecer
Es nada más por disipar lo que fui,
También lo que nunca seré.
Nunca es muy temprano o demasiado tarde.
Nunca es nunca sin jamás.
No es el tiempo aún. No ha llegado el tiempo.
Perros insidiosos sobre mi fracaso.
Pensamientos nocturnos, aves de rapiña
En mis despojos.
No basta dar o recibir. Hay que darse.
Quebrarse como cántaro la frente
Sin derramar la sed.
Universo por hacer: página en blanco.
Nieve sin fin. Sal del principio.
¿Por qué quemar lo que nació quemado?
Un hombre nace en las cenizas de su muerte.
Desde su nacimiento. A su muerte Sin Fin.

III

Escribo al dictado lo que dice el moscardón.
Se conoce la página con su rumor.
Un orden amoroso se prepara:
El hombre liberado del Poder,
La mujer libre de su esclavitud.
Nuevos amores rayan el alba.
La historia ya no duerme,
Habla en sueños.
Otra vez la poesía, el Primer resplandor.

Poemas y poetas salvadoreños

Alfonso Quijada Urías: Pecado genial

Te besara
recorriera y lamiera
de punta a punta a flor de piel
te habitara y mordiera
feroz humanamente loco
en la más alta sima
de tu cadera alpina
quemándome de tanta inmensidad
de insaciable lascivia
con los dientes amándote
sacándote la música del cuerpo
alaridos y llamas
reventando tus cuerda
desnudándote más
hasta dar con tu cuerpo
el más oscuro y puro
parirte un sol adentro
mi pecado genial

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Alfonso Quijada Urías: Postal

Entonces ves este país del tamaño de un raspón.
Luego un tren en los atardeceres pasa lleno de soldaditos,
que aunque parezcan de mentiras son de verdad,
y ves también los volcanes como manchitas de tinta azul
y no podés hallar una razón (aunque realmente exista)
de por qué hay tantos soldaditos en un país del tamaño de un raspón.

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Alfonso Quijada Urías: Pretexto

La limonada a sorbos para limpiar la mugre de la garganta en la mañanita
Con un libro que nunca entenderé, enjugando lágrimas
Deslizándose sin saber. Los vecinos bailan con música de Teodorakis.
Mañana escribiré una carta a un poeta que no conozco, luego hablaré
Sobre el posible empleo con el amigo más cercano. Mi mujer
/ me dice —tené
paciencia, algún día cambiará tu suerte y ya llevamos
más de siete años. Celia es pequeña como un dibujo de Miró.
Uno es demasiado para este pantano en que se vive; cuando
/ me amargo pongo
a Bach, viejo panzón que más parece vendedor de salchichas y
/ me siento tranquilo.
Temo dejar esta cochina casa, mando al diablo todo esto, con tal
/ de amanecer
(de vez en cuando) espiando la mañana y dándome en el alma suavecito.

Poemas y poetas salvadoreños

Alfonso Quijada Urías: Salgo a esperarla y no llega

Salgo a esperarla y no llega
La busco y no la encuentro
Regreso con la mente vacía
Duermo Despierto
Salgo de nuevo a esperar
En vano
Llega otro día
Cuando ya no la espero
La veo venir
Abro la puerta
Y la veo lanzarse como una nadadora
En la página blanca.

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September eleven: Poema de Alfonso Quijada Urías en español fácil de leer

Amado NervoFederico García LorcaGabriela MistralGustavo Adolfo BécquerJorge Luis BorgesLuis de GóngoraMario BenedettiOctavio PazPablo NerudaRosalía de CastroSan Juan de la CruzSor Juana Inés de la Cruz