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Alfonso Quijada Urías

Poemas de Alfonso Quijada Urías para leer.

Alfonso Quijada Urías: Me acuerdo de las lágrimas de un día

Me acuerdo de las lágrimas de un día demasiado hermoso,
me acuerdo del icaco y de las nubes color de hoja de caimito,
me acuerdo de aquella agua que bebía en el cuenco de viejas
dulces manos.
Limoneros y jiotes, qué bella era mi madre limpiándome en la
frente
la picadura del mosquito,
bella como la estrella de la mañana, alta y lánguida,
adornaba su pelo de mestiza con la flor del resedo
y un olor a ricino y a sombra de almendro en torno de sus ojos.
Me acuerdo de las lágrimas de un día demasiado hermoso,
viejos rostros de antaño,
y de la vieja lora muerta en el poyetón después del terremoto,
de aquel tío delgado por el solo artificio de la mandolina.
Mi padre montaba un mulo de ojos de caimito y traía las botas enfangadas,
lo acompañaban siempre ángeles despeinados
o bien hombres cuyos bostezos descifraban sus sueños en el
alcohol prendido del domingo.
Me acuerdo de aquel pozo,
y de aquellas mujeres cabeceando en un sueño oloroso a papaya.
...Dios bajaba entonces y dejaba sin llave su vieja eternidad
olorosa a diluvio.
Mis hermanos ataban sus potros en la puerta
y la casa crecía bajo frondosos palos, más altos que el recuerdo.

Poemas y poetas salvadoreños

Alfonso Quijada Urías: Afuera

Afuera el río arrastra las corrientes del tiempo:
hojas, flores y animales muertos.
En su rumor despierto. Lejos escucho los gritos de la gente,
aquellos que discuten de finanzas; aquellos que van
de un pasillo a otro pasillo
señalando el gran día que nunca llegó.
No soy yo quien regresa, sino el otro,
aquel que en le Café se sentaba bajo un árbol a contemplar las
gentes,
mientras sus manos desparramaban migajas sobre la mesa
para el decoro de las moscas pegadas en el vidrio
donde el tiempo reflejó su crisis. Una noticia alarmante.
Un crimen que nadie esclareció.
Afuera el río -no me importa su nombre- sigue su curso furioso.
Toda patria es tu patria. Pasan las gentes, todo un río de rostros.
¿Qué haces a esta hora, sentado y conmovido en este viejo
puente al mediodía?
Oyes voces antiguas diciéndote al oído: regresa.
A donde quiera que vayas es lo mismo.
Pero no seré yo quien regrese sino el otro.
Afuera corre el río, el mismo río, su nombre es diferente.
Seres que no conozco me saludan, mientras contemplo el domo
y trato de asir tu espacio: cuerpo de la memoria.

Poemas y poetas salvadoreños

Alfonso Quijada Urías: Amórica

Amórica,
lejos escucho el canto del dichosofui:
dichosofui, dichosofui,
pájaro que martilla el yunque en mi oído
más allá de los rieles y las estaciones,
madre del pecho florido,

Amórica,
que te ríes de mí en mis propios huesos,
vagabunda.
Hay un sitio en el cual yacemos juntos -el frío-que induce
al nacimiento de aquellos que reunidos en tu mesa no tienen
qué comer.
Vamos burlando aduanas, los puestos migratorios
y nuestra risa espanta los verdes pavorreales de la gloria.
Amórica, entristecida niña de los andrajos,
ésta es la hora en que se precisa no volver hacia atrás,
encaremos la furia de la tribu
que toca sus tambores para hacernos volver
al fuego donde los más ancianos nos reducen
a hilos que ovillan con sus dedos.
Vayamos más allá.

Poemas y poetas salvadoreños

Alfonso Quijada Urías: Los bebedores de café

Para el próximo mes habremos engordado hasta decir ya no
caminaremos como cerdos acostumbrados a la siesta,
al casi descanso eterno;
por algo nos criaron celestes,
con el permiso de cometer toda clase de pestilencias.
Este año,
como todos, nos quedamos en casa contemplando el jardín,
meditando
sobre la muerte y el origen del ser. Por la misma época en que subían
las montañas, hasta quedar cagados como niños de pecho, otros muchachos,
que no eran de ninguna manera razonables,
por otro lado, gente que no cruzó los brazos, ni jugó al líder.
Hubo quien se creyó la bragueta de Panurgo, hubo
quien empezando de marxismo
le dio el tiro de gracia. Hubo.
Hoy se aprende afuera de casa, lejos del old spice:

En cualquier lugar donde nos sorprenda
la muerte bienvenida sea

Nosotros los bebedores de café, guardamos tu ejemplo
para alimento de nuestra polilla,
acobardados,
gordísimos,
sin poder levantar el pie derecho, perfumados, grandes provocadores
de una guerra pacífica,
en este país de EL PERDEDOR,
al año del sacrificarse en la pirámide funeral.

Poemas y poetas salvadoreños

Alfonso Quijada Urías: Biografía

De tanto evocar el pasado perdiste el presente.
El que se fue, fue alguien.
Nadie el que regresó.
Nada te pertenece. Nada te ata.
¿Quién habrá de devolverte lo perdido?
A la zozobra tienes por identidad.
Sobreviviente de una patria extinta, eres de los
que vuelven rindiendo testimonio del fracaso,
del que estuvo por último al comienzo de todo.

Poemas cortosPoemas y poetas salvadoreños

Alfonso Quijada Urías: Control de la natalidad

Te dijo que me suben unas ganas de acostarme contigo;
por eso me llego con Strindberg
hasta la tienda de la niña sofi, bebo algunas cervezas y
me olvido de todo;
un hijo más acabaría con nosotros, te lo aseguro;
me quedo en la mesa de siempre pensando en el poema
que escribiré o en el dinero
que hace falta.
Hoy vino un viejo pidió cerveza con jamón, me puso
en la nariz un rollo de billetes
y terminó puteando comunistas.
Siempre ocurre lo mismo. Entonces ojeo mi Strindberg
y disimulo no mirar ni pensar nada o en nadie. Pago
las cuatro o seis cervezas,
afuera hace una noche linda.
En casa me esperan los viejos libros, y tú entre las
sábanas más dormida
que nunca. Un hijo más acabaría con nosotros, te lo
aseguro.

Poemas y poetas salvadoreños

Alfonso Quijada Urías: A las dos de la tarde

Para todo el silencio de esta mañana basta la suciedad de los corredores
Donde somos la víctima,
La amenaza de todos contra uno; puede que un día cuando todo esto
/ no sea más que el espejo roto
o el tedio de una pobreza honorable, recordar esta casa llena de
/ flores y olor a lavanda
donde sufrimos a Rambaud y nos acodamos en el árbol más viejo
/ a aullar el dolor,
a sacar por la boca el corazón como trapo inservible,
donde arrancamos memorias y accidentes con la intención de
/ procurarnos algo que no tuvimos.
Nos devoramos junto al hormiguero, nos comimos los ojos. No nos
/ queda nada,
esto lo recordarás como la luz de una bombilla decentemente apagada,
donde exhumamos nuestro aliento, cobijados como dos animales rarísimos,
verdá que mañana cuando pongas el radio y escuchés aquellas
/ canciones de otro país
que no es el nuestro sentirás una vociferación distinta a ésta con que
trato de meterme y verás como es de pequeño todo esto: las sillas,
el basurero, las puertas, el espejo, y te darán ganas de regresar
/ como al origen
de algún deseo dudoso, de algo reprimido por temor a no sé qué.
Estaré como otras veces en la silla de siempre donde suelo esperarte
/ con esa melancolía
aprendida en los corredores sucios, el árbol viejo junto al hormiguero
y ese espejo limpio por tu mirada. Tantas veces.

Poemas y poetas salvadoreños

El escarabajo: Poema de Alfonso Quijada Urías en español fácil de leer

Alfonso Quijada Urías: Escriviviendo

Escribo
Soy una lámpara en medio de la noche
No soy yo quien escribe
Sino la mano esclava de un pensamiento en fuga
Que inútilmente busca un desenlace
Cómo saberlo cuando la vida no termina de vivirse?
El hambre de vivir nunca se sacia
Pasa veloz un tres en la distancia
¿Será la vida misma?
Una muchacha también pasa
Rostro de esfinge
Un pájaro la sigue El Espíritu Santo
Así la vida pasa
Con ella el tiempo
Aunque esté detenido
Así la mano escribe
Sobre la mano esclava de un pensamiento
En fuga
Que inútilmente busca un desenlace!

Poemas y poetas salvadoreños

Alfonso Quijada Urías: La espera imaginaria

VII

Contra esa opaca envoltura que opaca el mundo la frescura de lo nuevo.
Abajo la opresión: la soga mercantil, la religión bancaria,
Los viejos y roñosos pensamientos, la corrupción: ese hedor milenario;
La suciedad del mundo y el moho que los cubre.
La gran danza macabra.

Poemas cortosPoemas y poetas salvadoreños

Los estados sobrenaturales: Poema de Alfonso Quijada Urías en español fácil de leer

La hora es grande: Poema de Alfonso Quijada Urías en español fácil de leer

Amado NervoFederico García LorcaGabriela MistralGustavo Adolfo BécquerJorge Luis BorgesLuis de GóngoraMario BenedettiOctavio PazPablo NerudaRosalía de CastroSan Juan de la CruzSor Juana Inés de la Cruz