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Poemas y poetas polacos

Czeslaw Milosz: Honesta descripción de mí mismo

Tomándome un whisky en un aeropuerto,
digamos que en Mineápolis

Mis oídos captan cada vez menos las conversaciones,
mis ojos se debilitan, pero siguen siendo insaciables.

Veo sus piernas en minifalda, en pantalones o envueltas
en telas ligeras.

A cada una la observo por separado, sus traseros y
sus muslos, pensativo, arrullado por sueños porno.

Viejo verde, ya sería tiempo de que te fueras a la tumba
en lugar de entretenerte con juegos y diversiones de jóvenes.

No es verdad, hago solamente lo que siempre he hecho,
ordenando las escenas de esta tierra bajo el dictado
de la imaginación erótica.

No deseo a esas criaturas en particular, lo deseo todo,
y ellas son como el signo de una relación extática.

No es mi culpa que así estemos constituidos: la mitad
de contemplación desinteresada y la mitad de apetito.

Si después de morir me voy al cielo, tendrá que ser
como aquí, sólo que liberado de estos torpes sentidos,
de estos pesados huesos.

Transformado en mirar puro, seguiré devorando las
proporciones del cuerpo humano, el color de los lirios,
esa calle parisina en un amanecer de junio, y toda la
extraordinaria, inconcebible multiplicidad de las cosas visibles.

Versión de Gerardo Beltrán

Poemas y poetas polacos

Czeslaw Milosz: Una hora

Hojas que brillan con el sol, celoso zumbido de abejorros,
Desde lejos, desde algún lugar allá del río, ecos de prolongadas voces
Y lentos sonidos de un martillo, me dieron la alegría no solamente a mí.
Antes, los cinco sentidos, estaban abiertos y, más temprano
que en cualquier comienzo,
Esperaron, listos, por todos los que a sí mismos se llamaran mortales,
Para que de este modo ellos pudieran alabar, como yo hago, vida,
eso que es la felicidad.

Versión de Rafael Díaz Borbón

Poemas y poetas polacos

Informe sobre la ciudad sitiada: Poema de Zbigniew Herbert en español fácil de leer

Adam Zagajewski: Intenta alabar al mundo herido

Intenta alabar al mundo herido.
Recuerda los largos días de junio,
fresas silvestres, gotas rosadas de vino.
Los hierbajos que metódicamente invadían
las casas abandonadas de los desterrados.
Debes alabar al mundo herido.
Mirabas yates y barcos,
uno de ellos tenía que emprender un largo viaje,
al otro le aguardaba sólo la salobre nada.
Veías refugiados caminar hacia ninguna parte,
oías a los verdugos cantar
alegremente.
Deberías alabar al mundo herido.
Recuerda aquellos momentos, en la habitación blanca,
cuando estabais juntos y el visillo se movía.
Vuelve con la mente al concierto, cuando estalló
la música,
Recogías bellotas en el parque en otoño
y las hojas sobrevolaban girando las cicatrices de la tierra.
Alaba al mundo herido
y la pluma gris perdida por un mirlo,
y la luz delicada que vaga y desaparece
y regresa.

Versión de Elzbieta Bortkiewicz

Poemas y poetas polacos

Zbigniew Herbert: Intento de descripción

Primero me describiré a mí mismo
empezando por mi cabeza
o mejor mi pie
o mi mano
o el meñique en mi mano izquierda

mi meñique
es tibio
un tanto curvado hacia adentro
termina en uña
está hecho de tres segmentos
cerca de mi palma
librado a sus propios medios
sería un gusano de buen tamaño

es un dedo muy especial
el meñique de una mano izquierda
único en todo el mundo
me lo dieron directamente
otros meñiques de una mano izquierda
son una fría abstracción
comparto con el mío
fecha de nacimiento
fecha de muerte
común soledad
sólo la sangre
ocupada en la escansión de oscuras tautologías
une playas distantes
con un hilo de mutuo acuerdo

Poemas y poetas polacos

Czeslaw Milosz: Isla

Piense como quiera acerca de esta isla, la blancura de su
océano, grutas
cubiertas de viñedos, violetas, manantiales.
Estoy atemorizado, para poder recordarme difícilmente
allá, en una de esas
mediterráneas civilizaciones desde las cuales uno debe
navegar lejos, a través de
la lobreguez y el susurro de los icebergs.
Aquí un dedo señala los campos en filas, los perales, una
brida, la yunta de un
cargador de agua, cada cosa encerrada en cristal y,
entonces, yo creo que,
sí, una vez viví allá, instruido en esas costumbres y maneras.

Me acomodo el abrigo escuchando la marea cómo asciende,
balanceo
y lamento mis necios caminos, pero aún si hubiera sido
sabio habría fracasado
al cambiar mi destino.

Lamento mis necedades entonces y más tarde y ahora, por
lo cual mucho
me gustaría ser perdonado.

Versión de Rafael Díaz Borbón

Poemas y poetas polacos

Lecturas: Poema de Czeslaw Milosz en español fácil de leer

Zbigniew Herbert: Leer la mano

Todas las líneas descienden al valle de la palma
hasta un hueco en que burbujea la diminuta fuente del destino
Aquí está la línea de la vida
Mira recorre como una flecha
el horizonte de los cinco dedos iluminados por su corriente
que se levanta venciendo todos los obstáculos
y nada es más hermoso ni más fuerte
que su lucha por seguir adelante

Comparada con ella qué indefensa la línea de la fidelidad
como un grito en la noche un río en el desierto
concebido en la arena y muriente en la arena
Tal vez continúa más abajo de la piel
parte el tejido de los músculos y penetra en las arterias
para que de noche podamos ver a nuestros muertos

allá abajo allá adentro donde la memoria y la sangre fluyen
tiros de minas pozos cámaras
llenos de oscuros nombres

Esta colina no estaba aquí
Después de todo recuerdo
que había un niño de tan redonda ternura como si
una lágrima ardiente de plomo
hubiera caído en mi mano
Después de todo recuerdo el pelo
la sombra de una mejilla
frágiles dedos y el peso de una cabeza durmiente

¿Quién destruyó el nido, quién apiló
el monte de indiferencia que no estaba aquí?
,¿Por qué no pones la palma de tu mano
contra tus ojos?

Nosotros echamos la suerte
Estamos aquí para saber

Poemas y poetas polacos

Adam Zagajewski: Lienzo

De pie, callado ante el cuadro sombrío,
ante el lienzo que hubiera podido tornarse
abrigo, camisa, bandera,
pero en cosmos se había convertido.

Permanecí en silencio,
colmado de encanto y rebelión, pensando
en el arte de pintar y el arte de vivir,
en tantos días fríos y vacíos,

en los momentos de impotencia
de mi imaginación,
que como el corazón de la campana
vive tan sólo en el balanceo,

golpeando lo que ama
y amando lo que golpea,
y pensé que este lienzo
también hubiera podido ser mortaja.

Versión de Elzbieta Bortkiewicz

Poemas y poetas polacos

Czeslaw Milosz: Madurez tardía

Tarde, ya en el umbral de mis noventa años
se abrió la puerta en mí y entré
en la claridad de la mañana.
Sentía cómo se alejaban de mí, como naves,
una tras otra, mis existencias anteriores con sus congojas.
Aparecían, otorgados a mi buril,
países, ciudades, jardines, bahías, para que los describiera
mejor que antaño.
No vivía separado de la gente, el pesar y la piedad
nos unieron y dije: olvidamos que todos somos
hijos del Rey.
Porque venimos de allí donde aún no hay
división entre el Sí y el No, no hay división entre el es,
el será y el ha sido.
Somos infelices porque hacemos uso de menos de
una centésima parte del don que habíamos recibido
para nuestro largo viaje.
Momentos de ayer y de hace siglos: un corte de espada,
un maquillaje de pestañas delante de un espejo de metal
bruñido, un disparo mortal de mosquete, una colisión
de una carabela con un arrecife, se mezclan en nosotros
y esperan su cumplimiento.
Siempre he sabido que seré obrero en la viña,
al igual que todos mis contemporáneos,
conscientes de ello, o inconscientes.

Versión de Elzbieta Bortkiewicz

Poemas y poetas polacos

Una mañana en Vicenza: Poema de Adam Zagajewski en español fácil de leer

Zbigniew Herbert: A Marco Aurelio

Buenas noches Marco Aurelio apaga la luz
y cierra el libro Encima de tu cabeza
se levanta una dorada alarma de estrellas
el cielo habla alguna lengua extranjera
este es el bárbaro grito de miedo
que tu latín no puede entender
un terror continuo un negro terror
contra la frágil tierra humana

empieza a golpear y triunfa Escucha
su rugido El flujo incesante
de los elementos ahogará tu prosa
hasta que se derrumben los cuatro muros del mundo

¿Y para nosotros? -temblar en el aire
soplar las cenizas agitar el éter
roernos los dedos buscar vanas palabras
arrastrar las sombras caídas a nuestras espaldas

Bueno Marco Aurelio mejor cuelga tu paz
a través de las tinieblas dame la mano
Déjala temblar cuando el ciego mundo golpea
en nuestros cinco sentidos como en una lira caída
Traidores el universo y la astronomía
el cálculo de las estrellas la sabiduría de la hierba
y tu grandeza demasiado enorme
y Marco mis lágrimas indefensas

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