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Oscar Portela

Oscar Portela

Poemas de Oscar Portela para leer.

Bodas con la luz: Poema de Oscar Portela en español fácil de leer

Oscar Portela: Canto de Orfeo

Y el canto, el canto, oh Dioses, que religaba
al hombre con la tierra: la dulce y beatífica
que penetrará en tus huesos y abrirá tu esqueleto
a la luz de los cielos, al viento de las sierras,
al mar, al mar, sus infinitas olas y todas las estrellas
que marca EL destino de dioses y mortales,
el canto humano y celestial, demoníaco o santo,
El que ha huido del mundo
dejando tras de sí el desierto que crece,
la gran voz de los muertos,
las cenizas de la memoria que nada nombra
sino el precipicio que se adelanta de la nada:
Pronto Caronte, pon a tus remos alas
y que mi sombra y yo fulminados
seamos por el rayo que animó el canto
y es hoy solo negra mortaja,
solo hiedra ya seca sobre el muro que cierra
el desierto que crece, aquí en mi corazón
y en la voz de las zarzas hablaron a Moisés.

Poemas y poetas argentinos

Claroscuro: Poema de Oscar Portela en español fácil de leer

Oscar Portela: Como Constantino

Cuando los Dioses nos retiran el habla,
soplo por el cual el alma canta y da
calor y neuma -todo soplo de vida-,
el ánima, empalidece y calla.
Como podría ser en su mudez
la roca, y preparar encuentros
con la luz de nuevos Dioses? o
la luz tocar a diana, para 'repatriándonos',
entrambos, despejar horizontes
y abrirnos al pétalo cerrado
que florece, como afirmaba Ekardth,
sin por qué?... La misma habla,
su naturaleza, muta y la cizaña
sembrada en nuestros huertos,
pone cerrojos a la espera.
Empero, como Constantino
frente a la adversidad, debo mirar
caer los muros sin desertar las armas.

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Cuadros: Poema de Oscar Portela en español fácil de leer

Oscar Portela: Cuando yo estuve aquí

Yo estuve aquí: esta fue mi alma, mi altura, mi verdad,
el vendaval, la tempestad en la que zozobraron mis ansias, ¡ay!
y el tumulto, las volcánicas lavas que arrasaron todo lo vivo:
el oro que sepultó tras sí todo lo índigo, las ardorosas manos
y los cielos caídos como píos de la rama más alta,
yo Calibos, yo Ariel, yo el Mago, también estuve aquí,
pero fue el otro, el otro, que despertaba minuto tras minuto
tras de las marejadas que las auroras dejan tras de sí.
Yo el otro de mismo, el que ahora se vuelve sobre sí,
-paso de danza que no alcanza el presente,
ni la sonrisa del querube-, pasado que retorna o
círculo vicioso que la visión perturba y torna todo
púrpura, la pasión ya agotada, pero viva en la muerte.
Ah niño mío, señor de los vientos del espíritu y el aire
que aún usurpas el no lugar -el no a lugar-, de un pasado
sometido al olvido y sin embargo, pura visión angélica
tras mis pasos que vuelven, como la aparición o el sueño
de encarnados espectros -y dibuja, en mis cansados labios,
en el alma del alma, la sonrisa olvidada entre cipreses
y aguas más cálidas y turbulentas que la muerte.
¿Seré hoy un espectro? ¿Será el adviento que un pasado
sin torna, prometido en los sueños?. Di tú, pequeño astro
que turbas el ansia que aún impulsan los signos
que me traes y el idioma del muerto.

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Oscar Portela: El día

Llegó un día a mi puerta con un claro
silencio sobre la frente.
Era solo
respuesta tras el dintel vacío,
pura interrogación su boca
sin ninguna pregunta,
que guiara sus pasos.
Serené entonces mi corazón
agobiado
por el recuerdo innúmero
de lo que fue combate provocación,
y éxtasis.
Ay, lucha y cortejo, agua y ceniza
derramadas
sobre el cruel arabesco
de lo que hizo destino.
Yo fui de nuevo el ánfora
donde mezclar las horas,
melodías
y acentos.
Fingí ignorarlo todo
pues de ignorancia vive,
la llama que ilumina
y da forma
a las sombras.
Y tú eras la sombra.
Al mar dejó mis pasos
y quede en el escrito
de la nada y la boda,
nombres que alumbran
huellas
cuando pena la noche.
Mi corazón gentil
diciendo
el naufragio primero
sucumbiendo a la estela
del número
y la estrofa:
para dejar estar,
el vivo sol que entonces
tu mano
liberará a la entrega
primera de lo que fue
llamado,
sin endecha ni queja
y en silencio cantado
sobre la carne muda
y el perfume de un huerto.
Carne de las palabras
entregadas
al deseo primero,
así fuiste volcado -
pues en la muerte sola
y los días que hasta el poeta
llegan
claramente retorna
furtivo como toda
pregunta
que repite insaciada
el origen del verbo,
la memoria encendida
y el aura de tu pelo.

Poema inédito proporcionado por el autor

Poemas y poetas argentinos

Oscar Portela: Escombros

El mas inhóspito de los huéspedes
habita ahora mi corazón;
escombros y más escombros
sobre el norte de la soledad
donde se incuba el huevo de la
serpiente que engendró fuera de
tiempo mi alma. ¿Mas qué hacer?
Horror es todo que llenó de infantil
alegría el podré que ven ahora
mis ojos. Vacuí el amor que llenaba
las horas que se hicieron
presas del vampiro de los sueños.
Ay! Vivir eternamente para ver
la estéril repetición de las horas
y la degradación inútil de las formas.
Dormir, dormir
bajo el peso de la soledad y los
escombros del tiempo,
el veneno que la vil espada
pone en el corazón ya sin asombro
de traiciones y humillaciones
maldecidas. Demasiada soledad
sobre mi soledad, demasiados espectros
sobre los espectros, demasiados duelos
sobre los duelos, demasiada intemperie,
sobre la intemperie,
que allá en Elzingor
fue un tiempo el azur y la alucema.
Sobre el horror lo informe.
Dormir, dormir, rodeado de serpientes
cuando el mundo no es ya mundo
sino silueta fulminada
de quien no ha salido todavía
de la caverna. No me digáis más adiós.
Demasiada soledad sobre mi soledad,
demasiados espectros sobre mis espectros,
demasiados escombros sobre los escombros
que no hacen sino derrumbar escombros.

Poema inédito proporcionado por el autor

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Oscar Portela: Espera

Toda la música
que afluía a mi boca
el lago de mi boca
los peces de mi boca
la gran mar estrellada
de mi boca
el infinito azul
perfumado de mi boca
perdidos ya
ya perdidos
el mismo ceto,
la misma esquina,
la misma desazón
la misma culebra
sibilante de la noche,
la misma noche perdida,
con notas disonantes
y el recuerdo como el piano
de Holderlin con las
cuerdas cortadas. Eso es todo.
Cuerpos asesinados
por la pasión,
manos entregadas al vacío
de la caricia,
piel exaltada por el azufre,
todo aquí, todo enterrado
en un ahora eterno,
y yo esperando
la muerte y yo esperando.

Poema inédito proporcionado por el autor

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Oscar Portela: El final

Antaño sobre el azul, la deriva del sueño voluptuoso
'el mundo interpretado es solo sueño',
y no el tempestuoso mar que ahora lanzo contra mi
para olvidarlo todo. El gran ojo del cíclope que me abandona
a los designios del azar. Antaño, las cinturas desnudas,
el agua pura que caía del cielo y no las pesadillas del circulo vicioso
que a ningún lado va. Nada puede la soledad
contra el azul que ayer me protegiera, y que desamparado
deja mi cuerpo hoy, azotado por la imaginería de la infancia.
Quién podría decirme continúa? No hay ya pasado ni futuro
en el presente que se deshace tras las iras del viento.
¡Oh, Calibos!, rema en la noche de la Estigia y del pasado
que aún me requiere hasta hacer del instante, el vacío,
la opacidad, la dispersión, el Caos de antes del Caos:
Qué hacer con los minutos y los días. Vuelta mi sombra
contra mí, por qué no hacer de la nadeante nada,
sólo la sal de un pasado que se repite infructuosamente,
hasta perderse en la escritura de sí.

Poema inédito proporcionado por el autor

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Oscar Portela: La gacela

Que la muerte a la mano esté
solícita y dispuesta
a guiar esta sombra que persigue el amor
negado y prometido sea promesa de la muerte.
Ay rememoración de un imposible origen,
más allá, lo que rompe el espejo del corazón
que alumbra el claro de la razón
y nos refleja en los ojos luminosos
del felino. No es posible saber si dormidos
estamos o soñamos el sueño de la vida
que ancla en la muerte sus pasajeros pétalos.
Bello sería que nuestro propio espectro
asistiera a la imposible boda del cuerpo
del cielo, con el agua y el sol que penetra
pantanos.
Mientras tanto rememorar
lo que se aleja más de la memoria,
lo que nunca a sido o estado presente,
la no presencia de ojos y bocas
donde duermen todos los presentes,
y se suspenden todas las vigilias,
la ingle donde el más cálido aliento se congela
y que la muerte guarda para sí.
Mientras reposo mis ojos
en el imaginario lecho de turba y de silicio,
sin esperar ya el sueño de asistir a mi muerte,
recuerdo el rubor de tus mejillas
pasmándose en mis cantos.

Poema inédito proporcionado por el autor

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Oscar Portela: El Gólgota

El azul que ayer poblaba
mis ojos y el infinito del azul del mar y el viento
la arena mezclada al roza del deseo
las lágrimas y los secretos demonios
que mantenían mi corazón en vilo y la danza coral
en la estación del aura primigenia, la inocente infancia
que se negaba a abandonarme y los dioses
con sus huellas dibujadas en mi sudorosa piel
todo ahora sucumbido y mirado con los ojos del cíclope
el desfiladero de la locura la pesadilla del vampiro,
el pavor de las sombras el insomnio que acecha
como un tigre agazapado tras las leyes inexorables de
la fragilidad humana el tiempo irredento las fuerzas
de los Daimones de la poesía que me mantenían despierto
y la sueñera de mi alma el Gólgota amaneciendo frente a mi,
la cruz negada y afirmada cien veces cien antes del canto
del gallo y la gota de sangre cayendo sobre mi frente
cayendo sobre mi frente...

Poema inédito proporcionado por el autor

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