Temas Poetas

Marco Antonio Campos

Poemas de Marco Antonio Campos para leer.

Marco Antonio Campos: Rosas

Las vi a diario, en los meses en flor,
en prados del jardín de aquella iglesia
que atenuaba las calles de Mixcoac,
ventana y pájaro del mundo leve,
nube y árbol para la nube sola,
mientras yo, picoteado fresno,
hacía versos de viajes y de libros,
de jóvenes amores infelices,
y creía que revolución y ética
podían darse la mano y ser bandera.
En el jardín umbrío o en el claustro
del amparo, las rosas eran llama,
hasta que un día, como un adiós perfecto,
la espina verde era la herida abierta.
Flor de luz en balcones provenzales.
Flor de adorno y desmayo petrarquista.
Flor helada en su veste de artificio.
Flor que halaga los versos de Ronsard
donde lozana semeja a la muchacha
que de bella hace faustos los salones,
pero que de no cortarse a tiempo
terminará marchita y recordando
los versos de Ronsard mientras se queja.
Asociaba eso en tardes melancólicas,
bajo los troenos o la adelfa en flor,
en prados del jardín de aquella iglesia
que atenuaba las calles de Mixcoac,
cuando el rayo cortaba en dos la alondra.

Poemas y poetas mexicanos

Marco Antonio Campos: Sankt Peter Friedhof

Haz de muchachas y onduladas sombras
se inclinan leves hacia las tumbas.
Es el delgado cementerio en rombo
de San Pedro y una vieja sonríe
porque yo escribo sobre la lápida
una historia y la mía. Mas la muerte
es del mar, y si llega, y si llego,
que me naufrague siempre el Pacífico,
mi ceniza conduzca a puerto naves.
Desde hace siglos los muertos oyen
madera como pájaros. Me mira
un pájaro negro sobre la cruz
de Berta Fendt. ¿Quién llama? Ah si llamo,
ah si vuelo, es por el sol el hijo,
hierro y lumbre en la guerra, en el sueño,
en la ruta, en el verso, en el amor,
y Uno.

Poemas y poetas mexicanos

Marco Antonio Campos: Sankt Peter Kirche

En la iglesia, tras la rubia muchacha
y el Cristo en la penumbra, la locura
a la muerte mordía ciega. ¡El derrumbe!
¡Relinchos de caballos en la plaza!
¡Y el carillón, allá! Sobre la iglesia,
el pequeño cementerio de San Pedro
ensombrecía de pájaros; el ciego,
cubierto de pájaros, saludaba
al monte en su oscuridad verde.
Has gritado: «¡Adiós!» a la muerte para
que no oiga, no quieres que te oiga.
«Oh Padre Mío, desde el púlpito al padre
lo he arrojado en llamas. Y yo ¿qué hago?
¿ Y qué grito?»

Poemas y poetas mexicanos

Sonia en el invierno de 1981: Poema de Marco Antonio Campos en español fácil de leer

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