Temas Poetas

Luis Antonio de Villena

Poemas de Luis Antonio de Villena para leer.

Luis Antonio de Villena: Labios bellos, ámbar suave

Con sólo verte una vez te otorgué un nombre,
para ti levanté una bella historia humana.
Una casa entre árboles y amor a media noche,
un deseo y un libro, las rosas del placer
y la desidia. Imaginé tu cuerpo
tan dulce en el estío, bañado entre las
viñas, un beso fugitivo y aquel -«Espera,
no te vayas aún, aún es temprano».
Te llegué a ver totalmente a mi lado.
El aire oreaba tu cabello, y fue sólo
pasar, apenas un minuto y ya dejarte.
Todo un amor, jazmín de un solo instante.

Mas es grato saber que nos tuvo un deseo,
y que no hubo futuro ni presente ni pasado.

Poemas y poetas españoles

Luis Antonio de Villena: MAGIA EN VERANO

Me recreo ante tu cuerpo como ante un paisaje
imprevisto. Me sorprende verte en la desnudez juvenil,
y ansío recorrerlo, como una anhelada geografía.
Me ves pensando en la umbría vegetal de algunas
grutas, o en el agua del muslo donde brillan las venas.
Me perderé en un bosque que cruzo con mis manos,
y pediré una larga estepa donde los labios hablen.
Me ves sorprendido, anonadado, pensando en habitarte.
Y tú, mientras, te abandonas al cálido primor del aire.
Te dejas en la luz, que te navega; y si miro tus ojos
vuelvo al jardín oscuro donde es verano el verde.
Te miro otra vez y casi no te creo posible. Fulges,
encantas, guarda tu cuerpo el hechizo insabido de la tierra.
Y despacio sonríes al irme yo acercando, atónito,
hacia ti mientras el sol nos cubre con su luz, nos desdibuja,
y nos va metiendo en la calma inmensa y rubia de la tarde.

Poemas y poetas españoles

Martas cibelinas: Poema de Luis Antonio de Villena en español fácil de leer

Luis Antonio de Villena: Mercedes

Aunque el tiempo nos haya separado
(no es el tiempo sino la vida quien aleja)
no debo, no sería lícito olvidarte y ser injusto contigo.
Porque si tu presente de mujer burguesa
está tan lejos de lo que creo y siento,
a la muchachita que fuiste, junto a mí
la amé hasta ese natural punto que
no precisa palabras, ni declaración ni sexo.
Era la amistad el calor, más allá de otros lazos.
Jugaba contigo y me reía contigo
y te buscaba cuando estaba solo (tantas veces)
sin que tú nunca me fallaras ni mostrases
extrañeza. ¿Te acuerdas de cómo nos reíamos?
Jugábamos a chicas y hablábamos del mundo.
Íbamos al cine y me contabas, por fin,
los chicos que te gustaban, los actores, los sueños
de lo que ambos seríamos huyendo de aquella
adolescencia en el opaco, hosco Madrid cerrado
a la libertad, de los mediados sesenta. Adiós,
amiga mía, nunca será como antes y nunca hablaremos
como hablábamos entonces. Tú vas en tu avión
y yo vuelo -no sé cómo- en dirección contraria.
Pero te recuerdo y te doy las gracias. Única
amiga de mi infancia. Por ti no estuve solo del todo.
Por ti sentí que la vida podría ser amable.
Para ti fui un niño normal y corriente,
al que quisiste -creo- y te quería. Otro amigo.
Jamás sentí que me mirases con extrañeza.
Pocos -poquísimos- me vieron tan real, tan cerca.

Poemas y poetas españoles

Los monasterios más ocultos: Poema de Luis Antonio de Villena en español fácil de leer

Luis Antonio de Villena: Morboso

Los ojos eran extremadamente hermosos.
Los labios de una carne muy dulce.
No era, en fin, tan joven como su belleza.
Gemía, se turbaba, descendía a los sótanos
más húmedos del cuerpo,
usaba su saliva como miel,
simulaba trances de pequeña muerte,
indudablemente efímeros y ciertos. ..
Algo en él era terriblemente delicado,
algo semejaba un perfume muy oscuro
de jazmines enfermos.
Era la suavidad de un lecho de agua,
la escurridiza obsesión de las ojeras,
la blanca piel, suntuosamente condenada.
La sexualidad más sórdida se le volvía azul.
Era el fin del mundo en filo de primavera.
Sabes que no era amor, ni amistad;
sólo un placer que se mira en espejos de noche.
Únicamente esperaba deshacer tu sensualidad en sus muslos.
Cada amanecer deseaba el horror del amor romántico.
Como húmeda flora,
putrefacción, y hermosura.
Luz lunar en un valle de caricias.
Era la belleza extremadamente turbia.
Su sexo descansaba, magnífico, como un león satisfecho...

Poemas y poetas españoles

Luis Antonio de Villena: Ni memoria ni olvido

Yo quise olvidar, estoy seguro. Incluso
aceleré tanto los caballos lujosos de mi vida
que pude haber llegado más allá del olvido.
Pero si hay arte en olvidar, cuando el recuerdo
vuelve, no como nostalgia sino cual boca viva,
también ha de haber arte en no sucumbir
a esa trepidación de odio, tristeza y futuro
que es el recuerdo no deseado, aquel garfio
que resultó, a la postre, más potente que la fantasía.
Quise olvidar. Quise tapar al niño negro que fui,
a esas tardes tan tristes, a los días violentos,
al extraño odio de unos camaradas de piedra...
Quise habitar un palacio de olvido. Y no pude.
Afortunadamente, dioses, no he podido. Pues si
es un arte olvidar, también lo es (y terrible)
volver virgen a morder aquella gruta podrida.

Poemas y poetas españoles

Luis Antonio de Villena: En la noche perdida

(Else Lasker-Schüler)

Esta es la dama rara.
Ojos de tizne negro y pelo negro tinto...
¿Cuántos años tiene la dama rara?
Vieja es y eternamente joven...
Los abalorios, el turbante, los anillos, su extrañeza...
¿Porqué desprende estupor la dama rara?
Óyela hablar.
Cuanto tú has sido la esquina de la vida...
Sus palabras dislocadas, sus manos perturbantes,
sus amores sin final...
Un judío es uno que ha sufrido.
Una amante loca fue una niña herida.
Un maya el habitante de un pozo.
Esta es la dama rara.
Te mira provocativa, inteligente, seductora, absurda.
Su brillo oculta el llanto del Talmud.
Su fulgor, carreras por la callejita del odio.
Porque me despreciaron, nunca he querido ser más.
Esta es la dama rara.
Expresionista, ultramoderna, más allá del mundo.
Vieja es y enormemente joven.
Paladina de todo lo perdido.
Mariscala de las bambalinas.
Luz crepuscular, cristales hindúes,
pulseras de Cachemira...
Un ser brillante y absurdo.
Perdida en la cabellera de la Destrucción
me alojo en la alcoba de la Vida...
Ya no le importa qué dirás.
Esta es la dama rara.
Tadeus Aludra (que la conoció)
la soñaba caminar por el futuro...

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Luis Antonio de Villena: El nombre de la desesperanza

Los viejos pederastas lloran por la noche.
No es extraño.
Entre el riesgo y el milagro su vida toda,
dudan de si es el Bien o el Mal
quien los posee.
Soñaron siempre una Hélade turbia.
Una paternidad erótica.
Una hermandad de goce primigenio.
Soñaron un mundo solar.
Pero las horas fueron, con frecuencia, temor y desventura.
Bajaron a los fondos de las cuevas.
Volaron sobre praderas dulces.
Su sueño -tan palpable- se deshacía en sueño.
Los viejos pederastas, ya muy viejos,
bajan al Metro por las tardes.
Los ojos les lloran por el humo.
Un cantautor les llamó sapos del subway.
Están más que habituados al desprecio.
Los viejos pederastas -humillados, heridos,
torpes, sin futuro-
lloran solitarios por las noches.
Rezan al Ángel de la Guarda.
Piensan en el Niño Dios.
No saben si abrirse las venas
(el rojo es un color muy hermoso).
Los viejos pederastas sienten
que la vida se les va de las manos,
y la nada sucede a la nada.
Los viejos pederastas leen a Voltaire,
y escriben su epitafio:
Si no pudiera ser un joven guerrero sioux,
Señor del Universo,
no volver. Sólo pido no volver, de nuevo...

Poemas y poetas españoles

Luis Antonio de Villena: Oratio amatoria

Fueron dos o tres tardes de verano. Y esa noche
la primera casa prestada que recuerdo.
Si alguien me hubiese dicho entonces si te amaba,
¿qué habría contestado? Quería tus ojos negros,
el río oscuro y casi niño de tu hermoso cuerpo...

* * *

Otro año después, era casi el otoño. Un calor
opaco y dorado con sabor de merienda...
Y otra casa prestada a la hora de la siesta.
¿Te amaba? Me incendiaban tus ojos de africana
luna, y tu piel que enseñaba a mis manos delicia.
Y me acuerdo también de tu postura aquella,
y del fruto pequeño, escondido; y tu risa...
Te besaba. Yo hubiera querido allí morir contigo.

* * *

Pasó tiempo de nuevo. Y la casa prestada era
al menos la quinta. Yo te bañé de noche
y te unté de colonia (era invierno) y tus ojos
inmensos me querían. Hablábamos. Me contaste (y vi)
lo de las purgaciones. ¿Era el amor aquello?
Un nombre que sentaba muy bien a tu belleza.

* * *

Estés donde estés. Te suceda lo que te suceda,
yo te deseo el bien mayor, la bondad
imposible en este mundo. Te deseo el antiguo
verano y su agua dulce. El oro que mereces,
un bonancible viaje, y el amor que sé ya
(inútilmente ahora) que entonces te tenía.

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El perfumista: Poema de Luis Antonio de Villena en español fácil de leer

Luis Antonio de Villena: Piscina

Con un ligero impulso la palanca palpita,
y el desnudo se goza un instante en el aire,
para astillar después en vibraciones verdes
el oro y el azul y la espuma que canta.

Desciendes un momento. Y riela en los visos
del cristal transparente el fuego que galopa
entre las ramas verdes, y es túnica
de seda que amorosa recoge la selva de tu cuerpo.

Te detienes y nadas. El fondo es tu capricho.
Como un solaz de algas que amase tu cabello
te complaces en verte por grutas submarinas.

Y al regresar al sol, nos miras en la orilla,
mientras, toda codicias sexuales, el agua
deseosa, se goza solitaria en tu cintura.

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