Argentina: 1900-1970
Poemas de Leopoldo Marechal para leer.
A su espinoso mundo sometida,
vive y muere la rosa colorada:
su pura soledad, ¡qué bien guardada!,
su bandera de amor, ¡qué defendida!
Guerra, pero entre dardos florecida;
cielo, mas al arrimo de la espada,
si hasta la rosa llega tu mirada,
no se le atreve al fin tu mano herida.
Miel indefensa, corazón desnudo
que a todo viento, si es de amor, te inclinas,
falto a la vez del arma y del escudo,
¡busca ya la milicia cuidadosa!
Y que, mortificado en tus espinas,
te valga la prudencia de la rosa.
Entre los bailarines y su danza
la vi cruzar, a mediodía, el huerto,
sola como la voz en el desierto,
pura como la recta de una lanza.
Su idioma era una flor en la balanza:
justo en la cifra, en el regalo cierto;
y su hermosura un territorio abierto
a la segura bienaventuranza.
Nadie la vio llegar: entre violines
festejaban oscuros bailarines
la navidad del fuego y del retoño.
¡Ay, sólo yo la he visto a mediodía!
Desnuda estaba y al Pasar decía:
«Mi señor tiene Un prado sin otoño».