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Juan Meléndez Valdés

Juan Meléndez Valdés

España: 1754-1817

Poemas de Juan Meléndez Valdés para leer.

Sobre el poeta Juan Meléndez Valdés [occultar]

El poeta que brilló en la Ilustración española

Vida y momentos clave

Juan Meléndez Valdés nació en 1754 en Ribera del Fresno, Extremadura, y se convirtió en una figura central de la poesía española del siglo XVIII. Estudió Derecho en Salamanca, donde entró en contacto con las ideas ilustradas que influyeron en su obra. Fue magistrado y ocupó cargos políticos, pero su verdadera pasión siempre fue la literatura. Su vida estuvo marcada por altibajos: alcanzó reconocimiento en la corte de Carlos IV, pero tras la invasión napoleónica, su apoyo a José Bonaparte lo llevó al exilio en Francia, donde murió en 1817.

Críticas y controversias

Aunque admirado por su elegancia y sensibilidad, Meléndez Valdés fue criticado por algunos contemporáneos por su estilo "afrancesado" y su apego a las modas neoclásicas. Otros lo acusaron de falta de originalidad al imitar a poetas como Garcilaso de la Vega. Sin embargo, su habilidad para fusionar lo lírico con lo filosófico le valió el respeto de generaciones posteriores.

Pasatiempos y afinidades

Además de escribir, disfrutaba de la música, la jardinería y las tertulias literarias. Era un gran admirador de la naturaleza, que aparecía con frecuencia en sus poemas como símbolo de armonía y belleza. También se interesó por la educación, defendiendo su importancia para el progreso social.

Estilo literario

Su poesía combinaba el rococó con elementos prerrománticos, destacando por su musicalidad y emotividad. Usó formas tradicionales como odas, églogas y anacreónticas, pero las dotó de un tono intimista y reflexivo. Temas recurrentes incluyen el amor, la melancolía y la búsqueda de la felicidad, siempre con un lenguaje pulcro y delicado.

Obras más célebres

Entre sus poemas más conocidos están:
  • A Lisi (serie de sonetos amorosos).
  • La paloma de Filis (anacreóntica llena de gracia).
  • El filósofo en el campo (reflexión sobre la vida sencilla).
  • A las musas (homenaje a la inspiración poética).

Su legado perdura como puente entre el clasicismo y el romanticismo en España.

Juan Meléndez Valdés: EL AMOR MARIPOSA

Viendo el Amor un día
que mil lindas zagalas
huían de él medrosas
por mirarle con armas,
dicen que de picado
les juró la venganza
y una burla les hizo,
como suya, extremada.

Tornóse en mariposa,
los bracitos en alas
y los pies ternezuelos
en patitas doradas.

¡Oh! ¡qué bien que parece!
¡Oh! ¡qué suelto que vaga,
y ante el sol hace alarde
de su púrpura y nácar!

Ya en el valle se pierde,
ya en una flor se para,
ya otra besa festivo,
y otra ronda y halaga.

Las zagalas, al verle,
por sus vuelos y gracia
mariposa le juzgan
y en seguirle no tardan.

Una a cogerle llega,
y él la burla y se escapa;
otra en pos va corriendo,
y otra simple le llama,

despertando el bullicio
de tan loca algazara
en sus pechos incautos
la ternura más grata.

Ya que juntas las mira,
dando alegres risadas
súbito amor se muestra
y a todas las abrasa.

Mas las alas ligeras
en los hombros por gala
se guardó el fementido,
y así a todas alcanza.

También de mariposa
le quedó la inconstancia:
llega, hiere, y de un pecho
a herir otro se pasa.

Poemas y poetas españoles

Juan Meléndez Valdés: DE «LOS BESOS DE AMOR»

Cuando mi blanda Nise
lasciva me rodea
con sus nevados brazos
y mil veces me besa,

cuando a mi ardiente boca
su dulce labio aprieta,
tan del placer rendida
que casi a hablar no acierta,

y yo por alentarla
corro con mano inquieta
de su nevado vientre
las partes más secretas,

y ella entre dulces ayes
se mueve más y alterna
ternuras y suspiros
con balbuciente lengua,

ora hijito me llama,
ya que cese me ruega,
ya al besarme me muerde,
y moviéndose anhela,

entonces, ¡ay!, si alguno
contó del mar la arena,
cuente, cuente, las glorias
en que el amor me anega.

Poemas y poetas españoles

Juan Meléndez Valdés: Los besos de amor

Cuando mi blanda Nise
lasciva me rodea
con sus nevados brazos,
y mil veces me besa;
cuando a mi ardiente boca
su dulce labio aprieta
tan del placer rendida
que casi a hablar no acierta;
y yo por alentarla
corro con mano inquieta
de su nevado vientre
las partes más secretas;
y ella entre dulces ayes
se mueve más, y alterna
ternuras y suspiros
con balbuciente lengua;
ora hijito me llama,
ya que cese me ruega,
ya al besarme me muerde,
y moviéndose anhela.
Entonces ¡ay! si alguno
contó del mar la arena,
cuente, cuente, las glorias
en que el amor me anega.

Poemas y poetas españoles

Juan Meléndez Valdés: El despecho

Los ojos tristes, de llorar cansados,
Alzando al cielo su clemencia imploro;
Mas vuelven luego al encendido lloro,
Que el grave peso no los sufre alzados.

Mil dolorosos ayes desdeñados
Son ¡ay! tras esto de la luz que adoro;
Y ni me alivia el día, ni mejoro
Con la callada noche mis cuidados.

Huyo a la soledad, y va conmigo
Oculto el mal y nada me recrea;
En la ciudad en lágrimas me anego.

Aborrezco mi ser y aunque maldigo
La vida, temo que la muerte aún sea
Remedio débil para tanto fuego.

Poemas y poetas españoles

Juan Meléndez Valdés: A DORILA

¡Cómo se van las horas,
y tras ellas los días
y los floridos años
de nuestra frágil vida!

La vejez luego viene,
del amor enemiga,
y entre fúnebres sombras
la muerte se avecina,

que escuálida y temblando,
fea, informe, amarilla,
nos aterra, y apaga
nuestros fuegos y dichas.

El cuerpo se entorpece,
los ayes nos fatigan,
nos huyen los placeres
y deja la alegría.

Si esto, pues, nos aguarda,
¿para qué, mi Dorila,
son los floridos años
de nuestra frágil vida?

Para juegos y bailes
y cantares y risas
nos los dieron los cielos,
las Gracias los destinan.

Ven ¡ay! ¿qué te detiene?
Ven, ven, paloma mía,
debajo de estas parras
do leve el viento aspira;

y entre brindis suaves
y mimosas delicias
de la niñez gocemos,
pues vuela tan aprisa.

Poemas y poetas españoles

EL GABINETE: Poema de Juan Meléndez Valdés en español fácil de leer

La noche de invierno: Poema de Juan Meléndez Valdés en español fácil de leer

Juan Meléndez Valdés: Oda III

Cuando mi blanda Nise
lasciva me rodea
con sus nevados brazos
y mil veces me besa,

cuando a mi ardiente boca
su dulce labio aprieta,
tan del placer rendida
que casi a hablar no acierta,

y yo por alentarla
corro con mano inquieta
de su nevado vientre
las partes más secretas,

y ella entre dulces ayes
se mueve más y alterna
ternuras y suspiros
con balbuciente lengua,

ora hijito me llama,
ya que cese me ruega,
ya al besarme me muerde,
y moviéndose anhela,

entonces, ¡ay!, si alguno
contó del mar la arena,
cuente, cuente, las glorias
en que el amor me anega.

OdaPoemas y poetas españoles

Oda IX (fragmento): Poema de Juan Meléndez Valdés en español fácil de leer

Juan Meléndez Valdés: Oda VI

¡Cómo se van las horas,
y tras ellas los días
y los floridos años
de nuestra frágil vida!
La vejez luego viene,
del amor enemiga,
y entre fúnebres sombras
la muerte se avecina,
que escuálida y temblando,
fea, informe, amarilla,
nos aterra, y apaga
nuestros fuegos y dichas.
El cuerpo se entorpece,
los ayes nos fatigan,
nos huyen los placeres
y deja la alegría.
Si esto, pues, nos aguarda,
¿para qué, mi Dorila,
son los floridos años
de nuestra frágil vida?
Para juegos y bailes
y cantares y risas
nos los dieron los cielos,
las Gracias los destinan.
Ven ¡ay! ¿qué te detiene?
Ven, ven, paloma mía,
debajo de estas parras
do leve el viento aspira;
y entre brindis süaves
y mimosas delicias
de la niñez gocemos,
pues vuela tan aprisa.

OdaPoemas y poetas españoles

Oda VII: Poema de Juan Meléndez Valdés en español fácil de leer

Juan Meléndez Valdés: Oda XV

De mis niñeces

Siendo yo niño tierno,
con la niña Dorila
me andaba por la selva
cogiendo florecillas,
de que alegres guirnaldas
con gracia peregrina,
para ambos coronarnos,
su mano disponía.
Así en niñeces tales
de juegos y delicias
pasábamos felices
las horas y los días.
Con ellos poco a poco
la edad corrió de prisa,
y fue de la inocencia
saltando la malicia.
Yo no sé; mas al verme
Dorila se reía,
ya mí de sólo hablarla
también me daba risa.
Luego al darle las flores
el pecho me latía,
y al ella coronarme
quedábase embebida.
Una tarde tras esto
vimos dos tortolitas,
que con trémulos picos
se halagaban amigas
y de gozo y deleite,
cola y alas caídas,
centellantes sus ojos,
desmayadas gemían.
Alentónos su ejemplo,
y entre honestas caricias
nos contamos turbados
nuestras dulces fatigas;
y en un punto cual sombra
voló de nuestra vista
la niñez, mas en torno
nos dio el Amor sus dichas...

OdaPoemas y poetas españoles

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