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Juan José Vélez Otero

Juan José Vélez Otero

Poemas de Juan José Vélez Otero para leer.

Juan José Vélez Otero: La carta

Quién me iba a decir que el destino era esto
M. Benedetti

Llegó esta mañana
con el viento hiriente de las alas primeras,
con la luz brillante que llamaba a mis párpados,
con las olas insomnes del mar,
del desierto agitado
que lame los muelles solitarios del alba.

Llegó. Y no hizo ruido.
No sé qué brisa de ojos ciegos
la coló por debajo de mi puerta
dejándola allí desnuda
como una paloma muerta y aún caliente,
expuesta en el suelo
con las alas plegadas, desvalida y dulce,
como luna vencida
por los rayos primeros que delatan la conciencia.

Era aún tibia en mis manos
y no me costó trabajo reconocerla.

Al abrirla sentí la respuesta del humo,
el cristal de la niebla, el cuchillo del tiempo,
lo que nota una momia al romperle el vendaje.

La carta que yo mismo
escribiera hace ya tantos años,
la que depositara con manos de deseo
en el buzón oscuro del destino,
estaba allí de repente, amarilla,
herida en las aristas
por la voz desvaída de un oráculo en sueños.

Me volví hacia el solar a llorar sobre el musgo.

Poemas y poetas españoles

Juan José Vélez Otero: Carta de otoño

Hoy te escribo porque sé que estás sola
y oyes la radio en una habitación
sin vistas al mar y lees libros
que leíste hace tiempo.
Porque sientes
como si fuera a llegar la noche de inmediato,
la inquietud de una tarde de espera
en la aséptica sala de un dentista.
Hoy te escribo porque sé que estás sola

y se han roto tus sueños,
y tus mitos murieron,
y la tarde está fría y no hay nadie en la calle.

Y menuda miseria asumir los errores
y los golpes al aire, el olor del fracaso,
las arrugas del tiempo y los días perdidos.

Trazas en el espejo
con el lápiz de labios el mapa
trashumante de la vida y lo vuelves
a borrar por retomar de nuevo
el mismo camino que reiniciaste
mil veces. Con el lápiz de labios.

Quién conoce la senda que buscaste,
quién tiene
en la mano la llave que perdiste
muchacha de vaqueros y suéter.

El mar sigue rompiendo en la orilla,
en la misma orilla
por donde andabas descalza
y mirabas pezones agraces
y alma incendiada-
al horizonte y la bruma.

Hoy te escribo un poema
que tal vez nunca leas,
que tal vez nunca llegue a tu cuarto de humo
donde suena la radio
esta tarde de otoño.

Poemas y poetas españoles

Juan José Vélez Otero: Casa de invierno

Los huéspedes se fueron con el frío
y dejaron tu casa en el silencio.
Te asomas de puntillas tras los vidrios
a ver la lluvia gris en las antenas.

Parece que no estamos en peligro,
ni sientes en la piel la luz del miedo,
pero te extraña verte cada día
estudiando los rastros de una huella.

Los huéspedes se fueron con el frío
y te ha tocado a ti negar la vida:
un muerto más, despierto y solitario.

Está frío el jardín y están las hojas
dormidas en la paz y en el olvido.
Al menos no hay pulgones en invierno.

Poemas y poetas españoles

Juan José Vélez Otero: Celuloide

Cada vez que descorro los visillos
de mi ventana, lo veo. Está ahí,
jugando con la hierba; entre la niebla
mirándome con sus ojos tristes,
culpándome, sin voz, de su abandono.

Otras veces no me mira
y hace pompas de jabón
que la brisa acerca a los cristales
dejando en el aire
un arco iris de pétalos y plata
que sólo borrará la lluvia de la noche.

Me siento a escribir versos a la sombra,
en esta escarcha blanca,
anís y cera,
y me llama sin voz por los hilos del tiempo,
y me llama sin voz
reclamando crisálidas
que tuvo y ya no existen
porque el tiempo parió
un rebaño de ojos ciegos y de llaves.

Cada vez que descorro los visillos
hace frío
y ese niño me mira desolado
jugando solitario y sin hablar.

Roto juega en el silencio
atando a un árbol deshojado
el columpio sin luz de mi suicidio.

Poemas y poetas españoles

Juan José Vélez Otero: Crepúsculo en el solar

Aquí cada tarde se llevan los bancos
y nunca encienden las farolas.
Los jaramagos mueren de lepra
entre las ortigas densas
y el paisaje agoniza en la luz
quemada de los cementerios dormidos.
Es muy posible, justamente lo es,
que después de esta hora
el sol se serene
y venga de nuevo una noche madura,
desnuda por el mar,
a traer la soledad
de las lápidas blancas
y el lamento lejano
de un fado en el crepúsculo.
La sal ha secado el terreno
adonde sólo llega el bronce
multiplicado y roto de las campanas,
el gesto de arena de la melancolía,
las alas crujientes de los pájaros muertos.
Aquí nunca encienden las farolas,
y el viento seco del desamparo
aúlla como un lobo solitario
y perdido
entre el salicor y las piedras.

Poemas y poetas españoles

Juan José Vélez Otero: Sí, cuéntame tus tiempos de geranios

Sí, cuéntame tus tiempos de geranios,
tus blancos plenilunios en la arena
bruñida por el mar de la bahía
y el tuétano de siglos y memorias.
Sí, háblame de aquellas alboradas
que aún llevas indolentes en los ojos,
de brisas otoñales y veleros
cruzando el horizonte de tu playa.
Sí, dime; yo te oigo y enmudezco
parado ante la voz de aquellas horas.
Yo sé que primaveras en tu boca
son gotas de cristales en la niebla,
mas, háblame y sonríe, no adolezcas
de patios y jazmines nocturnales.
Descifro tus palabras en el éter
cansado que se esconde en tu mirada.
Preludio es que tus sueños prevalezcan
al tiempo y al cansancio y al olvido.
Sí, dime, mientras yo callado observo
la tarde que ensombrece tus arrugas.

Poemas y poetas españoles

Juan José Vélez Otero: Es día de difuntos, exequias de noviembre

...yo voy muerto, por la luz
agria de las calles
J.R. Jiménez

Es día de difuntos, exequias de noviembre,
me anudo la corbata y asisto al funeral
del hombre sumergido en tumbas de ladrillos,
del hombre sepultado que asiste a la agonía.

Cuerpos a la deriva por pasillos de insomnio
he visto esta mañana, por las dunas de asfalto
y jardines de hierro; ataúdes de carne
en esquinas heladas. Muertos en las aceras,
todavía calientes, respirando lo hueco.
Muertos en los negocios que producen el oro
que requiere Caronte.

Hoy he visto rebaños
de difuntos al paso que les marca el entierro,
sin dolor ni recelo; el espanto es de vivos
y los muertos no sienten, sólo habitan la nada.

Es día de difuntos, día exangüe de niebla,
cementerio de vivos, columbario de ideas,
es un día cualquiera, como tantos, vacío,
sólo lleno de muertos, sólo lleno de muertos.

Muertos, trenes de muertos disidentes de vida,
empañados del vaho que les ciega el cerebro.

¿La esperanza está viva? Quién nos pone los trenes
sin cabinas ni vías, sin ventanas al viento.

Oh, necrópolis vanas, apestáis al vacío
de las tumbas sin cuerpos. Quién nos pone los trenes...
Olvidad la esperanza, que también dios ha muerto.

Poemas y poetas españoles

Juan José Vélez Otero: Disfruta, sí, los zumos de Sileno

Disfruta, sí, los zumos de Sileno,
la miel sabrosa y dulce de Aristeo,
no duermas mientras dure el apogeo
de címbalos y flautas sobre el heno.

Oh, goza de la ménade su seno,
da mano, sí, ¡evohé!, libre al deseo,
que el vino, ciegas aguas del Leteo,
arrastren la conciencia al negro cieno.

Oh, bebe de la vid gozosa fuente,
oh, liba sin cesar del vientre nuevo,
oh, brinca con la ninfa en la corriente.

Y piensa que si hoy eres efebo,
los días pasarán severamente;
mañana dormirás en el Erebo

Poemas y poetas españoles

Juan José Vélez Otero: Dormidas en el ático han quedado

Dormidas en el ático han quedado
la sombra del reloj en las cortinas,
la brújula del sueño y de las nubes
que giran sin dejar lluvia en las tejas.
He vuelto las vasijas boca abajo
y es blanca soledad lo que derraman
al suelo contagiado de alas secas.
La rosa de los vientos he tomado
naciendo del escombro. Hay un destino
que llama desde el mar y oigo bocinas
silbando entre la niebla que clarea.
Un nuevo sol desnudo se levanta
detrás de los cristales del rocío,
un nuevo mar de índigas espumas
y cándidas ciudades ribereñas.
Recuerdo los naranjos y la aulaga...
Ya es vano recordar, que quiero olvido,
eterno bebedizo de esperanza
y enjambres de hojas verdes en las manos.

Poemas y poetas españoles

Juan José Vélez Otero: No encuentro la razón de esta tristeza

No encuentro la razón de esta tristeza
que viene sigilosa a la ventana,
ni entiendo que en las tardes de domingo
se atreva sin aviso a visitarme,
pasteles bajo el brazo, acicalada
cual fuera un familiar.Es la presencia
estéril de la estatua que no mira.
Se sienta junto a mí. Ante la mesa
las tazas de café sorbe despacio,
las copas de licor que difuminan
la blanca realidad en los espejos.
La oigo musitar sin entenderla,
apenas sin saber que me acompaña
vestida de amarillo y perlas grises
cayéndole hacia el seno perfumado.
Me vierte la resina de su aliento
antiguo en la redoma de las horas
y lléname la sala de humo dulce:
aroma de capilla y de cadalso.
Después me besa fría en las mejillas
y vuelve a los cristales de la noche
colmando de vacío los fragmentos
de vida que conducen a la nada.

Poemas y poetas españoles

Juan José Vélez Otero: El espantapájaros

Le amaneció
sentado en la misma piedra,
mirando
al mismo horizonte,
con el mismo rocío
mojándole la tristeza.

El mismo frío
en la piel de los huesos,
el mismo gusto a pozo seco
en la saliva dulce
y el mismo olvido
por las cenizas del aire.

Quiso retener
el tiempo entre los dedos
contando las monedas de las horas,
las únicas ganancias
que traían las luces
nuevas de la primavera.

Sintió ser feliz
por un momento,
como si tuviese el don
de resucitar a las mariposas.

Le amaneció sentado.

Se levantó,
cambió de piedra
y siguió mirando al mismo horizonte
con los mismos ojos
vigilantes de pájaros.

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Juan José Vélez Otero: No sólo flor y mar

No sólo flor y mar, también es fuego
constante el de tu carne, el de tu rosa,
abeja zumbadora, mariposa
de pluma, silbo y sol, verano y juego.

Derramas el caudal de nieve, y luego,
liberas un volcán que, ciego, osa
ungir el corazón de mirto y fosa,
de sábana, hoja azul, dulzor y espliego.

Yo sé que en el silencio te han buscado
los pechos las palomas de la tarde
vezadas de tus labios al cuidado.

Yo sé que en ti una flor de llamas arde,
que tibia entre tus muslos ha anidado
buscando oscuridad la luz cobarde.

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