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José María de Heredia

Poemas de José María de Heredia para leer.

Sobre el poeta José María de Heredia [occultar]

El poeta que renunció a su nacionalidad por la literatura

Vida y eventos importantes

José María de Heredia (1842-1905) fue un poeta cubano-francés cuya vida estuvo marcada por decisiones audaces y un profundo amor por las letras. Nació en Cuba, entonces colonia española, pero se trasladó a Francia a los nueve años. Más tarde, renunció a su ciudadanía española para adoptar la francesa, un acto que reflejaba su identificación con la cultura gala. Estudió en la École des Chartes y se convirtió en una figura destacada del movimiento parnasiano, que buscaba la perfección formal en la poesía.

Críticas y controversias

Heredia enfrentó críticas por su estilo considerado demasiado "académico" o "frío" por algunos contemporáneos, quienes lo acusaban de privilegiar la forma sobre la emoción. Sin embargo, sus defensores elogiaban su precisión lingüística y su capacidad para evocar imágenes vívidas. También hubo debates sobre su decisión de abandonar sus raíces hispanas, aunque él siempre afirmó que su verdadera patria era la poesía.

Actividades favoritas

Además de escribir, Heredia era un apasionado de la historia y la arqueología, temas que influyeron en su obra. Disfrutaba de largas caminatas por el campo francés y era un ávido coleccionista de antigüedades. También participó activamente en círculos literarios, siendo miembro de la Academia Francesa desde 1894.

Estilo literario

Su poesía se caracteriza por la métrica impecable, el uso de sonetos y la evocación de escenarios históricos o mitológicos. Heredia buscaba la "belleza pura" a través de palabras cuidadosamente talladas, evitando el sentimentalismo excesivo. Su obra es un ejemplo clásico del parnasianismo, con un enfoque en la descripción pictórica y la musicalidad del verso.

Poemas más famosos

  1. "Les Trophées" (1893): Su colección más celebrada, compuesta por 118 sonetos que exploran temas históricos y legendarios.
  2. "La Nature et le Rêve": Un poema que refleja su fascinación por la intersección entre lo natural y lo imaginario.
  3. "Antoine et Cléopâtre": Un soneto que muestra su maestría en retratar pasiones humanas con elegancia clásica.

Heredia dejó un legado perdurable como uno de los grandes exponentes de la poesía francesa del siglo XIX, a pesar de sus orígenes distantes.

José María de Heredia: El ánfora

Ha tallado el marfil una mano tan fina
que se miran de colcos los tupidos boscajes,
y Jasón, y los ojos de Medea, salvajes,
y el Toisón, que en el ápice de una estela culmina.

Cerca de ellos se tiende Nilo, fuente divina
de los ríos; y en medio de los verdes follajes
de los pámpanos, ebrias de vid de amplios frondajes,
las Bacantes circundan los altares de encina.

Abajo, el recio choque de los jinetes rudos.
Después, héroes muertos que abrazan los escudos,
y ancianos quejumbrosos y madres plañideras.

Y en fin, en forma de asa que suaviza sus flancos,
y oprimiendo en el borde los duros pechos blancos,
se abrevan en el ánfora sin fondolas quimeras.

Versión de Otto de Greiff

Poemas y poetas cubanos

José María de Heredia: Antonio y Cleopatra

Contemplaban los dos cómo dormía
el claro Egipto bajo el cielo ardiente
y cómo hacía Bubastis, lentamente,
desembocaba el Nilo en la bahía.

En su coraza el adalid sentía
-como a través de un sueño transparente-
desfallecer sumiso y atrayente
el cuerpo voluptuoso que ceñía.

Volviendo ella su rostro enamorado,
tendía con pasión los labios rojos
y las calras pupilas agoreras.

Y el guerrero, sobre ellas inclinado,
contemplaba en el fondo de sus ojos
otro mar en que huían las galeras.

Versión de Andrés Holguín

Poemas y poetas cubanos

José María de Heredia: El baño de las ninfas

Baña el Euxino un bosque de agrios arbustos lleno;
sobre la fuente un negro laurel la copa inclina,
y la Ninfa, sonriente, que a sus ramas se empina
huélla, tímida, el agua del arroyo sereno.

Otras, de un salto, se hunden en loco desenfreno
al oir la llamada de una oculta bocina,
y en las aguas movibles a menudo germina
un torso un claro bucle, o la rosa de un seno.

Alborozo divino las florestas asombra.
Mas de pronto dos ojos iluminan la sombra.
¡EISátiro! Y al eco de su gárrulo sistro

Huyen todas. Asi, si un cuervo grazna airado,
en las ondas del río locamente nevado
se esparce la bandada de cisnes del Caístro.

Versión de Otto de Greiff

Poemas y poetas cubanos

José María de Heredia: Los conquistadores

Como halcones que escapan de sus antros natales,
fatigados de empresas altivas y mezquinas,
partieron desde Palos las gentes colombinas
embriagadas de sueños épicos y brutales.

Iban a conquistar los preciosos metales
que el remoto Cipango maduraba en sus minas,
mas llevaban sus velas las ráfagas marinas
hacia los misteriosos mundos occidentales.

Cada tarde, esperando futuros heroísmos,
fosforecentes mares del Trópico, abrasados,
encantaban sus sueños con claros espejismos.

O, absortos en la proa de las embarcaciones,
miraban ascender a cielos ignorados
del fondo del océano nuevas constelaciones.

Versión de Andrés Holguín

Poemas y poetas cubanos

José María de Heredia: LA DESCONFIANZA

Mira, mi bien, cuán mustia y desecada
del sol al resplandor está la rosa
que en tu seno tan fresca y olorosa
pusiera ayer mi mano enamorada.

Dentro de pocas horas será nada...
No se hallará en la tierra alguna cosa
que a mudanza feliz o dolorosa
no se encuentre sujeta y obligada.

Sigue a las tempestades la bonanza:
siguen al gozo el tedio y la tristeza...
Perdóname si tengo la desconfianza

de que dure tu amor y tu terneza:
cuando hay en todo el mundo tal mudanza,
¿solo en tu corazón habrá firmeza?

Poemas y poetas cubanos

José María de Heredia: Estinfalia

Y aves mil, asu paso, por entre los fangales,
aquí y allá, del valle donde el héroe posa,
al escaparse en brusca ráfaga premurosa
agitaban en lúgubres lagos ondas letales.

Otras, cuando cruzaban los negros matorrales,
la frente acariciaron que en Onfalia reposa,
cuando ajustando al nervio la flecha victoriosa
el arquero divino traspasó los juncales.

De las nubes atónitas que de entonces horada,
y por rayos mortíferos de fuego coronada,
llovió una lluvia horrible con estridente grito.
Por fin el sol miró, detrás de los jirones
en que el arco del héroe trocó los nubarrones,
a Hércules sangrante sonriendo al infinito.

Versión de Otto de Greiff

Poemas y poetas cubanos

José María de Heredia: El estoque

«Calixto Papa» dice sobre la empuñadura.
La tiara y el trasmallo, las llaves y la barca,
en suntuoso relieve que el viejo escudo enmarca,
se unen al Buey heráldico sobre la plancha pura.

En el losange un Fauno de grotesca figura
sonríe entre las hiedras de florida comarca
y el metal es tan claro, si su hoja se enarca,
que el refulgente estoque, mas que hiere, fulgura.

Maese Antonio Pérez forjó para el primero
de los Borgias, un día, este labrado acero
como si presintiera su linaje preclaro.

Y describe a Alerjandro y a César esta espada
-con su puño de oro y su hoja bien templada-
mejor que en sus poemas Ariosto y Sannazaro.

Versión de Andrés Holguín

Poemas y poetas cubanos

José María de Heredia: Fuga de centauros

Huyen, ebrios de asalto, matanza y rebelión
a su guarida, encima de la cúspide enhiesta;
tienen miedo a la muerte que implacable se apresta
y husmean en las sombras un olor a león.

Arrasando la hidra y el ágil estelión
cruzan valles, torrentes; y su marcha funesta
nada impide; pues saben que ya escalan la cuesta
del Ossa, del Olimpo y el lóbrego Pelión.

A veces un centauro brusco yérguese, y listo
al rebaño fraterno con presteza instantánea
vuelve de un salto, lleno de pavor, porque ha visto

a la luz de la luna, blanca y rútila gema,
prolongarse a sus ojos, con angustia suprema,
el horror gigantesco de la sombra herculánea.

Versión de Otto de Greiff

Poemas y poetas cubanos

José María de Heredia: Jasón y Medea

A Gustave Moreau

Ambos, en los boscajes que sintieron el són
de contiendas remotas; mágica paz nacía,
y alba de milagrosas lágrimas los ceñía
bañándolos en fértil y extraña floración.

Por los aires flotaba letal emanación.
Su palabra el poder del encanto decía;
el héroe, tras ella, de sus armas vertía
relámpagos radiantes del ilustre Toisón.

Sobre lagos de plata llovía luz del cielo.
aves maravillosas pasaban, y su vuelo
en el bosque regaba pedrería luciente.

Amor les sonreia. Mas la fatal esposa
llevábase consigo, colérica y celosa,
con su padre y los dioses, los filtros del oriente.

Versión de Otto de Greiff

Poemas y poetas cubanos

José María de Heredia: El olvido

Los escombros del templo, sobre el alta colina,
yacen. Y en este erial, entre ramas fragosas,
los broncíneos héroes y marmóreas diosas
bajo el yugo cayeron de la muerte divina.

Al abrevar los bueyes, entona en su bocina
el pastor un antiguo cantar; y en las brumosas
tinieblas, se destacan sus formas prodigiosas
sobre el negro horizonte de la calma marina.

Cara a los viejos dioses, en primavera, siente
la tierra maternal cómo es fútil su canto,
y hace brotar del roto capitel otro acanto.

Mas al sueño ancestral el hombre indiferente
oye impasible, en medio de las noches serenas,
al mar que se acongoja llorando a las sirenas.

Versión de Otto de Greiff

Poemas y poetas cubanos

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