Poemas de Jorge Boccanera para leer.
Sobre el poeta Jorge Boccanera [occultar]
Su legado sigue vigente en la poesía contemporánea, como testimonio de una generación que transformó el dolor en arte.
A Jorge Arturo
El hombre que saca la cabeza del agua,
es un pez y se asfixia.
El pez que mete la cabeza en el agua,
es un hombre y se ahoga.
El poeta escribe en la línea del agua,
y se asfixia,
y se ahoga.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
casi a nueva peldaños de la muerte
bajo una luz difusa
te desvestís
esta no es la cubierta del Kabanos
esto no se parece al paraíso
es tan solo un altillo.
aquí tus pechos vuelan
tu cintura golpea entre mis brazos
y la humedad es una amiga
mirando con ojos agrietados
un desorden de piernas
esto no es
la suitte especial del plaza hotel
ni hay una alfombra roja donde rodar a gusto
es tan solo un altillo
aquí tu pelo emerge de la noche
y es bandera de mimbre
aquí una vieja cama pide a gritos
¡socorro!
aquí no hay vencedores ni vencidos
afuera
no muy lejos
la estrella herida de la tarde
rueda como un gato sin fuerzas
sobre el techo del mundo
aquí
casi a nueve peldaños de la muerte
tus ojos encuentran a los míos
y no tenemos tiempo siquiera de despertar.
Oigo pasos ¿será la boca de tiznar y el navajazo
en pleno rostro?
Así te acechan como ¿será la antorcha de otra voz
que va sobre la tuya?
Escucho pasos y ¿será el escupitajo en la tela de
araña de tu infancia?
Así te azuzan como ¿será la cruz al rojo en tu
mejilla?
Oigo pasos cerca de ¿será como esos guantes
rozando tu estación?
En la memoria hay una puerta rota.
Los sueños son distintos y el final es el mismo:
el asesino que te besa.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
Cuando nos besamos trituramos un ángel.
Su última voluntad será nuestro deseo.
Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores,
su sombrero de plumas,
barajas manoseadas por tahures y ahora
hay que hacerlo entrar,
ofrecerle licor (que él lee en la oscuridad).
Dirá sus barajitas,
su forma de guiarnos al secreto de la vieja
estación.
Dirá que el vino está hecho de hojas secas,
que puede hacer fuego con tu rostro y el mío.
(Ni un centavo de luz a su trabajo).
Cuando nos besamos desollamos un ángel,
un condenado a muerte que va a resucitar en otras
bocas.
No tengas lástima por él, solo hay que hincar el
diente
y triturar al ángel.
Abrir tus piernas blancas y darles sepultura.
Latigazos de sombra desordenan tu cuerpo,
en la fotografía donde te estoy pensando,
y soy el extranjero que descubrió tu rostro
y se animó a escribirlo, que era como besarlo.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
La vida no es
la cara ni el llanto de la cara
ni la mano ni el golpe de la mano en la cara
ni el viaje de la mano ni la estéril huida de la
cara
es el hilo de sangre que sale de tu boca.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
lo poco que he vivido
me ha hecho perder
demasiado tiempo
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
no es que los poetas mientan
es que los mentirosos
quieren hacer poesía
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
Todo lo que se da llega a destiempo.
No existe otra manera.
Entre el ojo y la mano hay un abismo.
Entre el quiero y el puedo hay un ahogado.
Un país que asoma su cabeza deforme en una
carta,
y va a darse a destiempo, nada es lo que
esperabas.
Y lo que llega envuelto en papel de regalo se irá
sucio de odio.
Bailamos entre los escombros de una cita.
Dibujamos una taza de café en el desierto.
Vivimos de sumar y de restar:
lo que te da el amor, lo que te quita el miedo.
Al final nos entregan los huesos de un perfume.
Aún así persistimos.
En alguna montaña vive un pez resbaloso.
Entre números rotos se desliza una estrella.
Mírate bien, hoy eres
una cara de trapo al fondo del aljibe,
un perfil oxidado que ondea bajo el agua.
Te advertí, te lo dije,
el espejo, ese imbécil, compra muebles usados
y trabaja en el rostro con cuchillos sin filo.
Mírate bien, hoy somos
el ladrido del viento, te advertí, te lo dije,
es un sepulturero que cobra como artista.
Seguro ya te olió.
Su corazón helado
vende casas de polvo en los despeñaderos.
Mírate bien, hoy eres
un hospicio, un extraño,
reverso de una imagen que se repite y dice :
uno de los dos está muerto.
Expulsados de la selva del sur de Sumatra
por los hombres que vienen a poblarla, 130
elefantes emprendieron hoy una larga marcha
de 35 días hacia la nueva ciudad que les fue
asignada.
(AFP. 18/11/82
No hay sitio para los elefantes.
Ayer los expulsaron de la selva en Sumatra,
mañana alguien les impedirá la entrada al Unión Bar.
Yo integro esa manada hacia Lebong Hitam,
yo sigo a la hembra guía,
cargo con la joroba de todas mis valijas sobre las
cuatro patas del infierno.
Llegarán a destino-dijo un diario de Yakarta.
los colmillos embisten telarañas de niebla.
Llegarán a destino,
viejas empalizadas que sucumben bajo mareas de
carne.
Llegarán, dijo el diario.
Mas la estampida cruza por suelos pantanosos
y mi patria-la mía- es sólo esta manada de elefantes
que ha extraviado su rumbo.
¡Guarde celosamente la selva impenetrable este ulular
de bestias!
Tambores y petardos, acompañan.
Algo del polvo que levantan, es mío.
Es el silencio el guante de una voz?
¿Se podría tocar?
Recordaríamos el silencio de un día cualquiera
cuando niños?
¿Acaso vuela al ras del suelo?
El poeta que se llama a silencio, ¿va
voluntariamente o el silencio lo llama?
El que calla, ¿otorga?
Son respuestas que yo no puedo preguntar.
No le temo al silencio,
aun cuando se estrelle con sus alas de polvo en
mi ventana.
No da miedo escucharlo.
Tengo miedo de verlo.