Poemas de Jacobo Fijman para leer.
Sobre el poeta Jacobo Fijman [occultar]
Ha caído mi voz, mi última voz, que aún guarda mi nombre.
Mi voz:
Pequeña línea, pequeña canción que nos separa de las cosas.
Estamos lejos de mi voz y el mundo, vestidos de humedades blancas.
Estamos en el mundo y con los ojos en la noche.
Mi voz es fría y sucia como la piel de los muertos.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
Demencia:
el camino más alto y más desierto.
Oficios de las máscaras absurdas; pero tan humanas.
Roncan los extravíos;
tosen las muecas
y descargan sus golpes,
afónicas lamentaciones.
Semblantes inflamados;
dilatación vidriosa de los ojos
en el camino más alto y más desierto.
Se erizan los cabellos del espanto.
La mucha luz alaba su inocencia.
El patio del hospicio es como un banco
a lo largo del muro.
Cuerdas de los silencios más eternos.
Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.
¿A quién llamar?
¿A quién llamar desde el camino
tan alto y tan desierto?
Se acerca Dios en pilchas de loquero,
y ahorca mi gañote
con sus enormes manos sarmentosas;
y mi canto se enrosca en el desierto.
¡Piedad!
El timbre de mis ojos
esparce intimidad.
Mi piedad de rodillas
se arroba en los suspiros del ocaso
(palomas de violeta)
¡Mis manos palpan el color de misa!
¡Nos unió la mañana con sus risas!
En las rondas del sol
canciones de naranjas.
Danzas de nuestros cuerpos
desnudos -rojo bronce.
El olor de la luz era sagrado:
música de horizontes,
espacio de paisajes -
rojo y bronce -
ruido de melodías,
himno de soles,
eternidad
y abismo de la dicha
en la alegría loca de los vientos.
Canciones de naranjos
en la piedad de los caminos
¡Todas las aguas del silencio
rompimos en la danza!
Dicha de los abrazos y los besos;
toda la gloria de la vida
en nuestros pechos
jadeantes y ligeros;
nuestros cuerpos: auroras y ponientes
en la alegría loca de los vientos.
¡El corazón del mundo está en nuestra boca!
Ponderan los ocasos gustos violetas.
Un árbol negro, un árbol blanco, un árbol verde
cuelgan sus blusas
en la inmovilidad.
Ha cerrado sus párpados el viento.
Luces deshechas;
pétalos estrujados
en superposiciones.
Ponderan los ocasos gustos violetas.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
Ha entrado la noche,
la noche de los días con sus noches, la tierras
frías y los bosques muertos.
Ha entrado la noche de la carne y de los sentidos,
la noche de las tierras caídas y los cielos muertos.
A la luz del alma crece tu alma, creció mi alma;
a la luz del alma padecemos en cosas,
y tu pavor en mi pavor, y mi pavor en tu pavor,
toda tu soledad, toda mi soledad.
Ha entrado la noche:
y yo rezo en tu canto,
tu canto en la oración en la noche de los sentidos.
Tu corazón se enciende en tu esperanza;
mi corazón se enciende en mi esperanza.
En sí se gozan las lunas de sueño y los soles de paz
de tu alma y mi alma.
Asidas con tus manos lunas de amor; asidos con tus manos
soles de amor.
En mi gemido
conté mi soledad envejecida; conté todas las noches de mis días.
Mis huesos cantan el misterio del mundo.
El agua perturbada de mi reposo.
Me veo en mi gemido según pavores de inocencia.
Paz, paz:
oído de mis palabras.
El ruego alcanza oído a mis palabras
carne sanada;
y hay espanto de luz en nuestras manos.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
Amanecer de invierno.
Un puerto.
Ha roto su órbita un silbato
sobre los hombros de la bruma.
Lamentación del mar
y cobres de los horizontes.
Se contraen las torres silenciosas;
beben las calles gritos
en sus campanas.
En las piedras
quiere tallarse el viento.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
Roe mi frente dura
el lobo de la media noche.
Una escondida estrella arrima su sosiego.
Entre todos los soles ya se me canta aceite de júbilos.
Siento en mis manos venir la estrella de la mañana.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
Zarpas monótonas
amarillentas de las horas
de Otoño,
en las cifras muy lentas de mi hastío.
Tonalidades;
respuestas y llamadas de motivos
en una discordancia de apariencias.
Brilla el cristal de mi locura.
Efervescencias bruscas;
ojos endemoniados de un molino
junto al enorme zueco
de una carreta que relincha.
Cascan mis dientes piedras de blasfemia.