Poemas de Héctor Rosales para leer.
este balbuceo de las hojas
puede ser excusa de lo que hay
tras la nuca del monte y no se deja mirar
puede ser boceto del epitafio
de algo que no se podrá evitar
este balbuceo de las hojas
Poemas cortosPoemas y poetas uruguayos
Aturdidos por tantos barrotes, tantos
suplicios en áridos climas, viajamos
sobre las letras fusiladas
de los cuestionarios. En los ojos
se han entreverado frágiles cortometrajes
donde somos una esquina lluviosa,
un almacén sin puertas
ante el alba, quebrados bastones
en las plazas del invierno.
Aquí pregunto por ti, por ellos
y los otros. Acuden las tinieblas
murmurando el peligro.
Las fuerzas que alguna vez tuvimos
se agolpan bajo los muelles, destruidas.
Aquí cierro los ojos y lloro.
Un espantapájaros desmembrado
me imita al fondo
de la esquina lluviosa, verídica.
Esa larga bufanda de arena
que calienta mi andar, estirada
junto a los líquidos umbrales,
tiene alas.
Ellas se llevan los pesares
somnolientos que verano ha reunido
en su casa. Anónima
entonces el alma, libre,
más liviana. ¿Qué quedó
de mí en esta franja?
Cuando las olas comenzaron
a vestir de luto las llegadas
-quietos el cielo, sus cristales
primerizos, faroles, focos, faros-
un dolor recién nacido
(el pequeño plumaje
yerto entre algas)
me hizo volver
al que fui antes.
hacia dentro de ti, hacia dentro de ti
canto la grieta del mástil de los huesos
Paul Celan
Parte la punta el lápiz en el pulcro papel.
La llanura blanca, de oscuro relámpago
atravesada, calla doblemente. A tientas
la montaña oyente se mueve hacia el huerto.
Cabañas distantes sepultan al corazón
de invierno. En el zoo metropolitano
la única y roja pupila del rarísimo ser
calcula la nuca en el último descuido del
vigilante. Tú
has dado vuelta la cara y he visto la herida
del grafo, las marcas
cuando el frío liberó a la criatura.
Te busca su quebrado mensaje, un bisturí
de madera sin letras hacia dentro,
hacia el mástil. ¿Escuchas la grieta?
¿Asumes la nieve, tus huesos, tu inminente
ausencia en el papel?
Ocurrimos cuando vencía el dilema,
el acoso del desorden, las malas noticias.
Nos bautizaron
con un signo de interrogación
en la frente baldía.
En algunos casos
amor encendió los signos
por unos u otros extremos
y el humo que se formó en el espiral
ahuyentó por un tiempo
a los insectos.
Poemas cortosPoemas y poetas uruguayos
Hubo un antiguo liceo, unos cuadernos
que forraste con las frases que más
te protegían. Y hubo invierno
en aceras encogidas hacia única puerta
de colores reglamentarios. Los ómnibus
les hacían transfusiones
a las aulas, las asignaturas
se barajaban con urgencias cotidianas.
Vos te ibas después del aire.
Estirábase con tus pasos el silencio
tras los tímidos besos. Promesas
y mañanas coincidían con tu forma.
...
Final de noviembre. Otra época
hace uso de los mismos contornos.
He tropezado con una frase al volver,
solo, en aquella dirección. Quedé
ante paredes vetustas, enredado
en el musgo y en las grietas homicidas.
Tu imagen rociaba los poros del paisaje,
iba y venía por los andamios
de la angustia. Qué seco pulmón
este tiempo, esta mentira
arrugada en despedidas.
Jamás devolverías el aire.
y atenazado a los rituales
cuando el pregón de la existencia
se instala en la cúpula
del proceder repetido sin análisis
volveré a decir
buenos días
cómo está Ud.
y me responderán
más o menos lo mismo
de las opciones exteriores
que rondarán mi navío epidérmico
recibiré malos humores
cuentas que pagar
chistes baratos
poquísimas novedades
labios-muelle
un par de cartas atrasadas
y convaleciendo de
otras estocadas
pasaré la jornada
alguien cerrará su comercio
otro esperará un autobús contando
las monedas que lo separan de casa
un anciano pisará esa calle de
cuarenta y cinco años atrás
la gata del vecino dará a luz
cuatro límites que dormirán en el
fondo del agua por la mañana
un automóvil viajará
hacia el no regreso
y volveré a decir
buenas noches
y me responderán
más o menos
lo mismo
a Manolo Belzunce
En este espacio quedó el dolor citado,
en esta misma arruga
cultivó la muerte su itinerario.
Aquel cuadro pertenece al Suicidio,
el famoso pintor
que vivió en tantos estados.
Si miran a la derecha
encontrarán la cocina del pánico:
un ojo donde arden almanaques
encendidos por un fuego incontrolado.
A la izquierda de aquellos disfraces,
sobre esa sarcófago de papeles
yace un poeta embalsamado,
su notoriedad se debe a
una extensa obra alegórica
(la "Historia de los Gusanos")
cuyos primeros versos decían:
"En este planeta queda el dolor citado,
en este mismo museo
cultiva la muerte su itinerario"...
Ciego, escucho al mar extendido
en tu ausencia. Las voces de la noche
se suman a la negra vocación del agua.
(Creo que están raspando a los astros
mayores con el eco punzante
de tu nombre). Dicen
que un trapecista sin piernas
apenas se mantiene en una cuerda
de andrajos. Lo llaman.
Dicen que se parece a mí,
que no me reconoce; y que escribe
al mar una carta pidiendo
clemencia en los naufragios.
Ciego, hablo por fin banderas
de auxilio al mar extendido
en tu ausencia. El agua
prepara su misión,
mientras el coro de la noche
se incrementa.
El paraguas en el piso,
desmayado en su estatura negra,
me había dicho: "lo siento".
Advierte el cristal
un ave que con ademanes blancos
vuela persignando el cielo.
Por demolidas parcelas del alma
llueven plumas tiznadas de quejas.
El paraguas en el piso,
de luto aplastada su impotencia.
Poemas cortosPoemas y poetas uruguayos
en la segunda puerta de casa
de brazos cruzados y de pie esperando
la muerte
le telefoneo y aviso
que llegaré tarde
que no se preocupe que duerma
me contesta:
"no me moveré de aquí"
mi pausa
temblorosa y prolongada
no sabe qué
dec(...)i