Temas Poetas

Heberto Padilla

Poemas de Heberto Padilla para leer.

Heberto Padilla: Pero el amor

Sea la muerte de capa negra
y su aureola de un amarillo intenso
y tenga las costumbres que a ella le dé la gana;
pero el amor que sea
como se practica en los trópicos:
cuerpos en pugna con la tenacidad del mediodía,
espaldas aplastando la yerba calcinada
donde el verano esconde sus pezuñas de pájaro,
y humedades mordidas,
impacientes,
y el rasguño en cal viva
bajo el chorro solar.

Poemas cortosPoemas y poetas cubanos

Heberto Padilla: Última primavera en Moscú

Mira esta primavera que ha llegado corriendo
y gira sobre las estaciones.
Mírala cómo llena las plazas de Moscú.
¿Qué haces tú, solitario, que no vas a alcanzarla?
Gruñón, ¿qué estás haciendo
bajo la capa turbia de las imprecaciones?

Mírala levantarse en el botón reciente de la rosa,
energía del año, perfume entusiasta de los seres.
Con la pipa encendida del poeta,
tú recuerdas la hora siniestra del invierno
que hasta ayer aleteaba en tu hombro sin fuego.

Arden las casas en el aire nuevo.
Se vuelcan en el río los lastres del invierno.
La vida es el retoño que se abre lentamente
como se cierra una herida.

El abedul engendra su hoja ciega.
Están vibrando hasta los materiales
ocultos de los capullos,
contrarrestados por cada caminante sin edad.
Y el amor es el único elemento.
Con la súbita primavera los deseos despiertan
como los uros, muy silenciosos, muy sedientos.

Poemas y poetas cubanos

Autorretrato del otro: Poema de Heberto Padilla en español fácil de leer

Heberto Padilla: Berta

Estás contra mi pecho,
y sé que todo el aire desordenado
de mi vida
rinde ante ti los brazos, mujer mía.

Conmigo por tantas horas,
tú restauras mi profunda alegría
y la apuntalas a tu modo
en el mundo.
Y eres la fantasiosa que recorre
el delicado juego
de la encantada noche, mi poseída.

Poemas cortosPoemas y poetas cubanos

Heberto Padilla: Día tras día

Cada noche me libras
de la corona turbia
que amenaza las horas de mi felicidad
y llegas en puntillas lentamente
y me arrancas los ojos de humanista
susceptibles al sueño
de modo que la muerte no puede seducirme
Definitivamente soy tu modelo azul
temblando en cualquier agua en que tú me sumerjes
La flor monumental para el salón de té
de las embajadoras que ignoran nuestros nombres

Poemas cortosPoemas y poetas cubanos

Dones (Fragmento): Poema de Heberto Padilla en español fácil de leer

Entre marzo y abril está mi mes más cruel: Poema de Heberto Padilla en español fácil de leer

Heberto Padilla: Para escribir en el álbum de un tirano

Protégete de los vacilantes,
porque un día sabrán lo que no quieren.
Protégete de los balbucientes,
de Juan-el-gago, Pedro-el-mudo,
porque descubrirán un día su voz fuerte.
Protégete de los tímidos y los apabullados,
porque un día dejarán de ponerse de pie cuando entres.

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Heberto Padilla: Exilios

Madre, todo ha cambiado.
Hasta el otoño es un soplo ruinoso
que abate el bosquecillo.
Ya nada nos protege contra el agua
y la noche.

Todo ha cambiado ya.
La quemadura del aire entra
en mis ojos y en los tuyos,
y aquel niño que oías
correr desde la oscura sala,
ya no ríe.

Ahora todo ha cambiado.
Abre puertas y armarios
para que estalle lejos esa infancia
apaleada en el aire calino;
para que nunca veas el viejo y pedregoso
camino de mis manos,
para que no sientas deambular
por las calles de este mundo
ni descubras la casa vacía
de hojas y de hombres
donde el mismo de ayer sigue
buscando soledades, anhelos.

Poemas y poetas cubanos

Heberto Padilla: Fuera de juego

A Yannis Ritzos, en una cárcel de Grecia.

¡Al poeta despídanlo!
Ése no tiene aquí nada que hacer.
No entra en el juego.
No se entusiasma.
No pone en claro su mensaje.
No repara siquiera los milagros.
Se pasa el día entero cavilando.
Encuentra siempre algo que objetar.

A ese tipo, ¡despídanlo!
Echen a un lado al aguafiestas,
a ese malhumorado
del verano,
con gafas negras
bajo el sol que nace.
Siempre le sedujeron las andanzas
y las bellas catástrofes
del tiempo sin Historia.

Es
incluso
anticuado.
Sólo le gusta el viejo Armstrong.
Tararea, a lo sumo,
una canción de Pete Seeger.
Canta,
entre dientes,
La Guantanamera.
Pero no hay
quien lo haga abrir la boca,
pero no hay
quien lo haga sonreír
cada vez que comienza el espectáculo
y brincan
los payasos en la escena;
cuando las cacatúas
confunden el amor con el terror
y está crujiendo el escenario
y truenan los metales
y los cueros
y todo el mundo salta,
se inclina,
retrocede,
sonríe,
abre la boca
'pues sí,
claro que sí,
por supuesto que sí...'
y bailan todos bien,
bailan bonito,
como les piden que sea el baile.
A ese tipo, ¡despídanlo!
Ése no tiene aquí nada que hacer.

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Heberto Padilla: Hamburgo

Aquí los barcos entran lentos,
cuidando no escorar; son contemplados
por el ávido puerto.
La niebla inunda el apacible canal.
Y otros barcos de Holanda, de Suecia,
de Noruega, también entraron
lentos al puerto de Hamburgo
hace cuarenta días.

Para estos barcos vive el puerto,
para esos cruces convenidos
y ágiles.
Y tú esperas, muchacha de Hamburgo,
ajena a la ciudad,
pero golpeada y viva como cualquiera
de sus cosas.
Cuando llegue otro barco
y desciendan los hombres a las calles
de invierno,
te echarás sobre alguno;
harás un lánguido ejercicio
frente a sus ojos nórdicos
(esa noche cenarás como nunca).
Y desnuda en un cuarto de Saint Pauli
serás toda la furia,
toda la fuerza de la vida
empeñada en lograr
la rápida alegría de un extraño.

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Heberto Padilla: El hombre junto al mar

Hay un hombre tirado junto al mar
Pero no pienses que voy a describirlo como a un
ahogado
Un pobre hombre que se muere en la orilla
Aunque lo hayan arrastrado las olas
Aunque no sea más que una frágil trama que respira
Unos ojos
Unas manos que buscan
Certidumbres
A tientas
Aunque ya no le sirva de nada
Gritar o quedar mudo
Y la ola más débil
Lo pueda destruir y hundir en su elemento
Yo sé que él está vivo
A todo lo ancho y largo de su cuerpo

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