Poemas de Harold Alvarado Tenorio para leer.
Una brisa intermitente
alivia los húmedos días de Junio.
El vecindario entra y sale de los cafés
y los turistas abren la boca
ante las maravillas.
Nosotros, los habitantes de este mundo,
recorremos las calles
esperando encontrar,
quizás,
un hombre o una mujer con quienes hablar
de cosa distinta al dinero
o engrosamos las filas
de unos aficionados a las danzas folklóricas.
Mientras bailamos, tomados de las manos,
olvidamos el color de nuestra piel,
las lejanas costumbres,
nuestro redondo cuerpo y la lengua imperial.
Caemos en un paraíso que trae, hombro a hombro,
una bella marroquí, un negro de Guadalupe.
un pequeño danés o una vieja y bella alcohólica.
Después
Tomamos el metro de regreso.
Abrimos la puerta
y aspiramos un sueño
donde escuela, patria, hermanos y amigos
sueñan con una brisa intermitente
en Junio, en cualquier parte.
¿Dónde posar el pie,
dónde el poema?
¿Por qué las llagas nos cubren
y el escarnio te cerca a toda hora?
Sueño del hombre y su sombra
ninguno sabe que uno es sombra de otro
nadie sabe si sueña o está muerto.
Poemas cortosPoemas y poetas colombianos
Mira los manzanos en invierno.
Están secos con tanto lamento.
Tus nietos fijan sus ojos azules en mi rostro.
Mi cabeza
dorada ayer
mañana estará como la nieve.
Aquí fue nuestro encuentro
en este día.
Hace mil noches.
Poemas cortosPoemas y poetas colombianos
Durante años
fue la vigilia, para él,
un sueño de horror.
Los días transcurrían como una pena
que debía pagar en las noches.
Sólo una catástrofe, con su manto de nube,
le arrojó al verdadero día y la veráz noche
de los otros, sus habituales enemigos.
Poemas cortosPoemas y poetas colombianos
Cruzamos
trece mil novecientos kilómetros
para encontrarnos
pero, como es habitual en ti,
cambiaste el parecer.
Oh, tú, nacida
en un Diciembre inconstante,
de grandes ojos de novilla,
de fina cintura
y pies diminutos,
dueña de un Loto Dorado
voraz e insaciable.
Poemas cortosPoemas y poetas colombianos
Hoja de otoño, no percibes
el saludo y el beso,
el cuerpo detenido en un lecho de aroma,
la mano y el labio en la boca,
la carne y el ojo en los ojos.
Viento de otoño vuelto hacia dentro.
Poemas cortosPoemas y poetas colombianos
La luna, esta noche, la que nunca ha vuelto
vendrá para nosotros.
Porque hemos mentido, como en las lunas de ayer.
No habrá segunda parte esta vez.
Nuestro amor ha de ser como nunca fue,
un insensato amor, amor de dos
que nada necesitan ni nada desean
más que amarse.
Nuestro amor será así
o no será.
Poemas cortosPoemas y poetas colombianos
Miro tu rostro.
Imagino que habríamos sido felices
si fuera joven
como tú,
sin un pasado,
sin las convicciones que compramos al tiempo.
Miro tu rostro
y confirmo
que nada tiene ya sentido:
tu hermosura debería ser mi sal de cada día
tu juventud me haría vivir otros veinte años.
Miro tu rostro
y me pregunto:
¿Quién estableció esta rutinaria separación de edades?
¿Quién la fidelidad como hierro inamovible?
¿Quién nos quitó la realidad
y sólo nos dejó el deseo?
Recuerdo una mañana
cuando después del goce de soltero
caminaba en el campo
recorriendo tu cuerpo
Aquella noche,
apagada
la sed,
bebimos
vino
dulce.
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Su memorable voz
una noche de Octubre, sobre la puerta.
Su cabeza coronada con hiedra, violetas
y numerosas cintas de colores.
El equilibrio de su cuerpo
dejando oír, cómo una noche,
recostado en aquel a quien amaba,
rogando compartir su cuerpo
obtuvo sólo una mirada.
Poemas cortosPoemas y poetas colombianos
Hasta aquí la música.
Sobre las fronteras rusas
las ametralladoras.
Pandilla de temerarios
Contra la Madre Patria.
Himno de Francia
Obertura Solemne de 1812.
Poemas cortosPoemas y poetas colombianos
No pierdas el tiempo buscando la patria.
El dinero no la requiere y su lengua es usura.
La patria es el habla que heredaste
y las pobres historias que conserva.
Tu abuela, en el zaguán, ciega ya la memoria,
meciendo los años de sufrimiento y desdichas.
Tu madre, entristeciendo de melancolía y pavor,
Limbania, vigilando en prolongados silencios
los rumbos de su hermana,
tu tío, atado a la tierra que habíale regalado,
en plena juventud,
diez memorables sonetos
y Elisa,
sazonando el espíritu del capón,
hirviendo las aguas de aromas,
viéndote crecer como un desconocido.
La patria es también el vasto imperio de tu idioma
y la música de aquellos que la pensaron con amor.
Tu patria son las verbales
y pequeñas batallas de Bolívar,
la culpa, el frío y el hambre de Vallejo,
Neruda y su infinita colección de nombres y cosas,
Los juegos memorables y eternos de tu maestro Borges
y un laberinto de sangre llamado Macondo.
Tu patria serán los libros que des a la tierra
y la felicidad que depares al lector.
No pierdas el tiempo buscando la patria,
la llevas contigo.
Con ella morirás sin haberla pisado.
La patria son un hombre, una mujer
y la lengua que hablan.