Temas Poetas

Gérard de Nerval

Gérard de Nerval

Francia: 1808-1855

Poemas de Gérard de Nerval para leer.

Gérard de Nerval: A Madame Aguado

¡Columna de zafiro, bordada de arabescos,
reaparece! Se vuelan los remeros del nido;
de tu frente ceñida de azur hasta tu planta
de granito la púrpura de Judea se despliega.

Si ves a Benarés acodada en su río,
desata con tu arco de oro bruñido el torso
pues soy el buitre que vuela sobre Patani,
y el mar está inundado de mariposas blancas.

¡Lanasá! ¡haz que flote en las aguas tu velo!
Da las flores de púrpura al curso del arroyo.
La nieve del Catay ya cae sobre el Atlántico.

Mientras, la del bermejo rostro sacerdotisa
bajo el arco del sol todavía duerme,
y nada ha molestado al pórtico severo.

Versión de Aníbal Núñez

Poemas y poetas franceses

Gérard de Nerval: A Madame Ida Dumas

Yo cantaba sentado a los pies de Miguel;
Mitra sobre nosotros su tienda había cerrado;
dormía el Rey de reyes en su lecho radiante,
y los dos entre sueños por Israel llorábamos

cuando en la nube ardiente se levantó Tippoo...
Venganza habían gritado tres veces junto al cielo;
él llamó desde arriba a mi hermano Gabriel,
y volvió hacia Miguel su pupila sangrante:

«Mirad venir el lobo, el tigre y el león...
Uno Ibrahim se llama, Napoleón el otro
y el otro Abd-el-Kader que en la pólvora ruge;

La espada de Alarico, de Atila el sable tienen...
Mi lanza y mi mandoble están allí también;
pero el César romano el rayo no ha robado».

Versión de Aníbal Núñez

Poemas y poetas franceses

Gérard de Nerval: A Madame Sand

«Esa roca ahuecada por el arte, obra maestra
de otra edad, esa roca de Tarascon antaño
albergaba gigantes venidos de las cumbres,
y cuyos huesos rinden seguro testimonio».

Oh señor Du Bartas. yo soy de tu linaje,
yo que sueldo mi verso a tu verso de antaño:
mas los fríos descendientes de los condes de Foix
necesitan testigos para hablar actualmente.

Yo pasé por Salzburgo bajo trémulas rocas;
la cigüeña de Austria nutre allí a los milanos.
Barbarroja y Ricardo aquel refugio honraron.

La nieve reina en lo alto de sus picachos vírgenes,
y me han dicho que son las osamentas blancas
de los antiguos montes roídos por el diluvio.

Versión de Aníbal Núñez

Poemas y poetas franceses

Gérard de Nerval: Nobles y criados

Esos nobles de antaño de que hablaban las gestas,
paladines tremendos de imponente semblante,
cuyos cuerpos dotados de unos huesos gigantes
parecían tener en el suelo raíces.

Si volvieran al mundo, si el antojo tuviesen
de ver los herederos de su nombre inmortal,
Laridones verían frecuentando palacios
de ministros, estirpe degradada y rampante;

alfeñiques con faja, peto y muchos postizos;
sólo entonces podrían entender esos nobles
que en los últimos tiempos a su sangre selecta
han mezclado sus hijas mucha sangre de criados.

Poemas y poetas franceses

Gérard de Nerval: Yo pienso en ti, divina encantadora, Mirtho

Yo pienso en ti, divina encantadora, Mirtho,
en el fiero Pausílipo, brillante de mil fuegos,
en tu frente inundada de claridad de Oriente,
en las uvas mezcladas con oro de tu trenza.

Fue asimismo en tu copa donde embriaguez bebía,
y en el rayo furtivo de tus ojos risueños,
cuando a los pies de Iaco alguien me vio rezando,
pues la Musa me ha hecho un hijo más de Grecia.

Yo sé por qué el volcán se ha abierto allá de nuevo...
Ayer tú lo tocaste con tus ágiles plantas.
cubriendo el horizonte de súbitas cenizas.

Desde que rompió un duque tus ídolos de arcilla,
siempre, bajo los ramos del laurel de Virgilio,
se unen al mirto verde las pálidas hortensias.

Poemas y poetas franceses

Gérard de Nerval: La prima 1

Hay placeres de invierno, y a menudo el domingo,
cuando un poco de sol dora la tierra blanca,
con la prima salimos para dar un paseo...
-Pero no volváis tarde, que la cena no espera.

Cuando en las Tullerías ya hemos visto cien veces
entre troncos negruzcos muchas ropas floridas,
tiene frío la joven... Y nos dice que empieza
a notarse la niebla que acompaña al crepúsculo.

Y volvemos hablando de ese día feliz
que pasó tan aprisa... y de amor insinuado.
Y se huele al entrar, con enorme apetito,
desde el mismo portal, nuestro pavo en el horno.

Poemas y poetas franceses

Gérard de Nerval: La prima

El invierno no deja de tener sus encantos:
A veces los domingos, cuando un poco
de sol amarillea la tierra blanquecina,
vas a dar una vuelta con una prima... «y
no os hagáis esperar para la cena»,
dice la madre.

Y, cuando ya hemos visto
los atuendos floridos bajo los negros árboles
de los Jardines de las Tullerías,
tiene frío la muchacha... y te señala
que la niebla nocturna comienza a levantarse.

Y ya de vuelta, hablando del buen día
que ha pasado tan rápido ¡qué lástima!
...y de discretas llamas:
al penetrar en casa
olemos -¡qué apetito!- desde el zaguán el pavo
que está en el asador.

Versión de Aníbal Núñez

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