Temas Poetas

Francisco Urondo

Poemas de Francisco Urondo para leer.

Francisco Urondo: Amarla es difícil

Es buena, cuando duerme;
el calor de su cuerpo es un puñal de vidrio
que remonta los sueños.

Cuando calla, es buena
y su voz una premonición olvidada y peligrosa
que arruina el silencio.

Cuando grita o llora
o se lamenta o se divierte o se cansa,
nada puede contener
este dolor alegre que envenena
mis sueños y mi soledad.
Por eso es difícil pensar
en ella, en su cara bondadosa;
abandonarse; por eso
es una cobardía retenerla
y dejarla ir, una pavorosa crueldad.
A veces, cuando lo pienso,
no se qué hacer con ella,
con este destino luminoso.

Poemas y poetas argentinos

Francisco Urondo: Ave del paraíso

Sos como una perdiz empollando, todo
el día en la cama; reina de la indolencia,
cuidando todo el día que no se vaya el calor.

Sacerdotisa mía, panadera,
dame esa hostia para ingresar al cuerpo
de la bondad; andariega, zapato tibio para insultar y acariciar.

Perdiz que viene volando y aterriza y queda suspendida
sobre mi corazón, como una escarapela, como una fiesta
nacional. Sal y harina. Pereza, panadera.

Poemas cortosPoemas y poetas argentinos

Francisco Urondo: Benefacción

Piedad para los equivocados, para
los que apuraron el paso y los torpes
de lentitud. Para los que hablaron bajo tortura
o presión de cualquier tipo, para los que supieron
callar a tiempo o no pudieron mover
un dedo; perdón por los desaires con que me trata
la suerte; por titubeos y blabuceos. Perdón
por el campo que crece en estos espacios de la época
trabajosa, soberbia. Perdón
por dejarse acunar entre huesos
y tierras, sabihondos y suicidas, ardores
y ocasos, imaginaciones perdidas y penumbras.

Poemas y poetas argentinos

Francisco Urondo: Carlos Gardel

Extranjero del silencio
en el mundo arrasado; vertiente de la extrema melancolía
y del coraje y de la velocidad del amor y del miedo.

Dueño de la ciudad, de su memoria blanda
y de la madrugada hambriente y sin sentimientos
y de la suprema cordura de los vagos.

Cómplice de los encuentros,
de la grapa que nos hizo hablar,
loco de la noche, despreocupado amigo del alba, señor de
los tristes.

Poemas cortosPoemas y poetas argentinos

Francisco Urondo: Casadas y cortesanas

Sobre el vuelo de su libertad,
es mejor no hablar.

Nadie se atreve a presumir estos aires,
a transferir su paciente eficacia.

Como ninguna pudo serlo, es inestable y sólida.
Hábil. Cruel. Una persa se diría. Refinada para las
fragancias y las delicadezas perdidas por el amor.

El sol ha sido cercado por su vientre;
los pájaros volaron con su desconcierto.
La tierra tiembla en sus amores.

Es un raro destino; después del peligro
trata de quedarse entre la gente. Hay
presagios; hay recuerdos que pueden hacerla sufrir.

Cuando logran disipar su sonrisa,
la serenidad se quiebra
y la noche y la muerte se apoderan de su cuerpo.
No hay memoria del rencor y la rabia que amparan sus
lágrimas.

Y sus labios sin coraje murmuran
por esto no puede seguir así,
que debemos cambiarlo. Y hace lo que puede.
Y se confunde.

No quiere traicionar, pero el tiempo la aleja y la devuelve.
Es débil. La deslumbran
y la abandonan, como si nada significara.

No la asisten fuerzas supremas.
No exisste especialmente.
No se propone nada del otro mundo;
sólo pide que la dejen vivir,
sufriendo y amando, como cualquiera.

Cuando ella se mueve o camina,
nada hay más admirable
que la vulgaridad de sus gestos.

Poemas y poetas argentinos

Francisco Urondo: Los descuidos

Mi mano se desliza en busca
de los pechos expertos:
el agua es tibia y generosa.

Bajo la tela prevenida de su prenda nocturna,
han bajado los cielos
para dejar caer el primer movimiento del agua.
Parece que va a llover; todo está quieto y solo.

Ella puede demorar las cosas;
ocultar algo todavía. Puede salvarse.
¡Dios mío, que no haya perdido esa, entre tantas agudezas!

Sólo me tranquiliza que sea una mujer de mundo:
tiene astucia para el naipe
y para la indolencia;
es hábil con su cuerpo elegido
que se encrespa y ruge. Conoce a fondo los placeres.
Pero con el temporal irrumpen sus fragancias secretas:
es ésta una delicadeza que nunca pudo controlar.

Entonces la excede su innecesaria vergüenza;
los sueños quebrantados, el olvido.
Y la dejo llorando,
perdida en su mundo,
tan frágilmente suspendido.

Poemas y poetas argentinos

Francisco Urondo: Fin y principios

Estoy en los ruidos de la tristeza,
en las tablas de la perdición,
en el aire de este tiempo maldito, infortunado;
llovizna criminal y sucia.

En aventuras, en la queja
del muerto y el terror de los vivos y el soplo
de los convalecientes.

Estoy en el clamor encontrado, fuera
de la felicidad y el fascismo y el olvido sin escuchar
la clausura y la ausencia,
sin tolerar la conmiseración, o desconocer
la alegría o la bondad o el dolor del caído.

Sin sentir resignaciones, sufriendo con rabia
la esperanza, viviendo a mi manera.

Poemas y poetas argentinos

Francisco Urondo: Hoy un juramento

Cuando esta casa,
en la que vivo hace años,
tenga
una salida, yo cerraré
la puerta para guardar su calor;

yo la abriré
para que los vientos
de todas partes, vengan
a lavarle la cara;

a remontarla,
de esa manera con que vuelan
las intenciones,
los aparecidos, los recuerdos por venir,
y lo que a uno le asusta
aunque todavía no haya ocurrido.

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Francisco Urondo: A su lado

No serán muertos los pasos del amor; vacío
vino al mundo, tibio aún
por el viento que lo aposentaba
tan deliciosamente.

Y la tibieza fue
frío y el agua piedra
y las sombras cuchillos y el grito, la primera vez.

Lloró como nunca no fueron
los muertos los pasos del amor-, pudo hablar
y mentir y deslizar su vida y su alegría
hasta quedar harto de leche y sueños, y olvidar
y empezar a morir como todos:

un día cualquiera termina
el año, el sol termina
y comienza todo donde una mano empieza.

Su mano, su calor
llegado desde del vientre
hacia mí; inspirado por otro calor,
para levantar ahora los pasos del amor,
para impedir que mueran.

Por eso, aquélla o ésta, principio
o fin, madre o amante; ella
estará donde mis ojos vayan.

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Francisco Urondo: Mensaje cifrado

Sólo te pido que dejemos este parque, que abandonemos
sus municiones, sus reproches para irnos por ahí, como
cascaritas
divertidas de pálidos carnavaales; hielo y materia de olvido.
Porque
entre tirones y sufrimientos, la cosa se ha puesto
tan fácil, tan fácil, que nadie
puede resolver sus entusiasmos, ordenar sus festejos.

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Francisco Urondo: La novia ausente

sigue amando
y a ella sobre todas

le atraen
pero no logra distinguir a la distancia

sufre así de una ausencia que crece

queda amarlas sin métodos y sin desenlace
amarlas de la única manera posible

se confunden y se alejan
aguantan crueldades que sin duda no mercían
crecen sin nombre

como un trineo sobre la arena
se deslizan por memorias que no le pertenecen

un gran pájaro oscuro sobre el viento
el sonido oscuro y solitario del sol

Poemas y poetas argentinos

Francisco Urondo: Otra cosa

Queridos hijitos, su papá poco sabe de ustedes
y sufre por esto. Quiere ofrecer un destino
luminoso y alegre, pero no es todo
y ustedes saben:
las sombras,
las sombras,
las sombras,
las sombras,
me molestan y no las puedo tolerar.

Hijitos míos, no hay que ponerse tristes
por cada triste despedida:
todas lo son, es sabido,
porque hay otra partida, otra cosa,
digamos,
donde nada,
nada
está resuelto.

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