Ezequiel Martínez Estrada
Poemas de Ezequiel Martínez Estrada para leer.
Sobre el poeta Ezequiel Martínez Estrada [occultar]
El poeta que retrató el alma argentina con pesimismo y lucidez
Vida y momentos clave
Ezequiel Martínez Estrada nació el 14 de septiembre de 1895 en San José de la Esquina, provincia de Santa Fe, Argentina. Aunque comenzó estudios de ingeniería, abandonó la carrera para dedicarse a la literatura. Trabajó en correos y luego como docente, pero su verdadera pasión fue siempre la escritura. En 1933, ganó el Premio Nacional de Literatura por su obra
Humoresca, consolidándose como una voz única. Sin embargo, su perspectiva crítica sobre la sociedad argentina lo alejó de los círculos intelectuales dominantes.
Críticas y controversias
Martínez Estrada fue un pensador incómodo. Su libro
Radiografía de la pampa (1933) generó polémica por su análisis despiadado de la identidad argentina, que muchos consideraron excesivamente pesimista. Autores como Jorge Luis Borges lo admiraron, pero otros lo acusaron de ser "demasiado oscuro" o de caer en un determinismo histórico. Su estilo, alejado del criollismo romántico, no siempre fue comprendido en su época.
Pasatiempos y obsesiones
Además de la poesía y el ensayo, Martínez Estrada era un ávido lector de filosofía y historia. Le obsesionaban las obras de Schopenhauer y Nietzsche, lo cual influyó en su visión del mundo. También disfrutaba de caminar por las afueras de Buenos Aires, donde encontraba inspiración para sus reflexiones sobre el paisaje y la soledad.
Estilo literario
Su escritura combinaba lirismo con un tono ensayístico, cargado de simbolismos y una mirada casi sociológica. Usaba metáforas complejas para explorar temas como el fracaso, la decadencia y la alienación. A diferencia de sus contemporáneos, evitaba el folklorismo fácil, prefiriendo una introspección dolorosa.
Obras más conocidas
- Radiografía de la pampa (1933): Un ensayo fundacional sobre la Argentina.
- Humoresca (1929): Poemas que mezclan ironía y melancolía.
- Muerte y transfiguración de Martín Fierro (1948): Una reinterpretación crítica del clásico gauchesco.
- La cabeza de Goliat (1940): Análisis mordaz de Buenos Aires.
Martínez Estrada murió en Bahía Blanca en 1964, dejando un legado que sigue siendo revisitado por su profundidad y honestidad intelectual.
Ezequiel Martínez Estrada: MIRO TUS OJOS
Miro tus ojos cansados
tu faz que agostó la vida;
miro la nieve caída
en tus cabellos dorados.
Eres la misma que fuiste,
toda tú en manos y cara.
Antes Noemí y ahora Mara,
la misma, mucho más triste.
Te ves como en un espejo
en mi mirada cansada,
y piensas, sin decir nada,
que yo también estoy viejo.
Si no paz, y si no olvido,
espero algo, y tú también.
Estamos en un andén
después que el tren ha partido.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
Ezequiel Martínez Estrada: QUIERO QUEDARME
Pronto hemos de separarnos
y de decirnos adiós.
Uno seguirá camino,
el otro no.
Quiero quedarme y que sigas
como si te fuera en pos;
pero no vuelvas la cara,
mujer de Lot.
Irás sola, ¿y por qué triste?,
con mi recuerdo y con Dios.
Será posible que encuentres
alguna flor.
Si en cambio tú te quedaras,
¿cómo podré seguir yo?
Las noches me encontrarían
en donde estoy.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
Ezequiel Martínez Estrada: TEJES
Tejes. Callamos. Yo leo,
que es mi modo de tejer.
La casa empieza a tener
frialdad de mausoleo.
—Hace frío.
—Sí; hace frío.
—Pon otro poco de leña.
En el cuadro un árbol sueña
y frente a él corre un río.
—Rafael no viene más.
—Ya no viene más Irene.
—¿Y Dora?
—¿Y Pedro?
—¿Y Tomás?
—Ya ninguno de ellos viene.
Además, ¡cuántos se han ido
por éste o aquel sendero!
Otros nacieron, pero
también los hemos perdido.
Transcurren unos minutos
en una quietud tan pura
que el tejido y la lectura
son perfectos y absolutos.
—¿Oyes? Salen de la escuela
los chicos.
—Pues, ¿qué hora es?
Hablan y cantan. Después
sólo queda una estela.
—¿Han llamado?
—Sí, han llamado.
Nadie ha llamado a la puerta.
Está la calle desierta
como un camino olvidado.
El reloj marca una hora
cualquiera en la eternidad.
Esta sí es la soledad.
Nunca la sentí hasta ahora.
—Es tarde.
—Es tarde.
Cerramos
la llave de luz. Salimos.
—Hasta luego.
Y nos dormimos.
Y después despertamos.
Poemas y poetas argentinos