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David Escobar Galindo

David Escobar Galindo

Poemas de David Escobar Galindo para leer.

JAZMINES HEREDADOS: Poema de David Escobar Galindo en español fácil de leer

David Escobar Galindo: LAS LLAVES DEL SUBSUELO

Vivimos en la violencia verde, disfrazada,
como tranquilos visitantes de un pueblo
sujeto en el primer hervor del desafío;
dignatarios sin plumas se pierden en las páginas;
encomenderos, comerciantes, jueces,
plenamente juiciosos, nos ahogan el juicio;
por las veredas del país, las sombras
son verdes y encendidas también, huelen a piedra,
como nosotros, seres de ciudad, clandestinos
merodeadores del presentimiento,
porque con cada día que pasa, cada día,
se agrega un rayo más al ambiente colmado,
y hasta los chupamieles arden como pañuelos ofendidos.
Nuestra profundidad es solitaria:
cada quien con su duda y con su nombre
buscando - a cualquier hora - algún predio baldío,
y arriba el cielo intensamente impúdico,
azul y negro y rojo, como si los papeles
estuvieran cambiados, y la tormenta fuera tierra firme,
la pradera del sol tan trillado y rendido.
¿Cómo se expresará toda esta fuerza acumulada
y acumulándose hasta a través del estremecimiento
de la pluma y del pulso con que escribo?
Vamos hacia otra herencia, con el ruido social
de símbolo, derrumbe y sal intacta:
en esta contenida marea de penurias y de lujos vivimos.

Poemas y poetas salvadoreños

David Escobar Galindo: Ha muerto un hombre

1. Un hombre ha muerto. ¿Quién? No importa...

Un hombre ha muerto. ¿Quién? No importa. Ha muerto.
Ha muerto… ¿en qué lugar? Tampoco importa.
¡Tan sólo importa, pues, eso que corta
la vida con su tajo amargo y cierto!

Lo cierto es que se ha muerto. Está desierto
por un instante el mundo. Un ala absorta
cruza el azul. El infinito aborta.
¡Importa que un sepulcro se haya abierto!

No importa quién. La identidad. La historia.
La bala atroz o la agonía vaga.
¿Murió de indignidad, murió de gloria?

No importa. Un hombre ha muerto. Ahí la llaga.
¡Y aunque la vida es nube transitoria,
sólo la vida importa, que se apaga!

De «Oración en la guerra» 1985 - 1988

* * *

2. Un hombre ha muerto, sí. Tú, yo, cualquiera...

Un hombre ha muerto, sí. Tú, yo, cualquiera.
Pero la vida sigue, sin remedio.
Sigue sembrando su animado predio
Con la misma semilla que no espera.

Aunque la cicatriz de aquella hoguera
_un hombre es una hoguera_ busque el medio
de arder un poco más, con ese asedio
que se pierde en la humana tolvanera.

Ha muerto un hombre. Se acabó, sin duda.
Se fue a la eternidad, si es que ha podido;
Si es que la eternidad sirve de ayuda…

Se fue, no más. Ha muerto malherido,
Como todos los hombres. Y desnuda
Vuela su sombra apenas al olvido.

Poemas y poetas salvadoreños

David Escobar Galindo: Nada es más que un instante

Nada es más que un instante. Lo remoto
se quedó detenido en su minuto.
La sucesiva flor soñó su fruto
para prenderlo en el dorado exvoto.

En el instante exprime el sol devoto
su apuesta cotidiana al Absoluto.
Y en esa ardiente vocación de luto
se hunde hasta la más pura flor de loto.

Todo es instante, entonces, resumido
en la hiriente ceniza del olvido,
suma interior de todo lo deseante.

Pero el instante nuestro - tuyo y mío -
al compartir su huella de rocío
sella la eternidad en el instante.

Poemas y poetas salvadoreños

David Escobar Galindo: Nada es memoria

Nada es memoria: todo es invención.
Lo que recuerdo es lo que más invento,
porque es obra interior inesperada,
que no admite proyecto. Soy el último
retoque de mí mismo sin cesar.
Y eso me lo ha enseñado la memoria.

Poemas cortosPoemas y poetas salvadoreños

David Escobar Galindo: Niños que cargan otros niños

Niños que cargan otros niños
semidormidos y pidiendo
centavos por las ventanillas
de los carros, mientras regresa el verde
del semáforo. Niños de intacta suciedad,
niños igual de ancianos que la música,
duros como semillas en un plato de peltre;
y en esta levedad el verano, los juegos,
las personas que entran y salen del hospital, los ríos
de vehículos, y una
fosforescencia triste y furiosa en los vellos
de mi antebrazo izquierdo. Pasaje de luciérnagas
por una puerta llena de candados. Pronuncio…
¿Cuál palabra?

Poemas y poetas salvadoreños

David Escobar Galindo: Por nómadas caminos

Por nómadas caminos secundarios
se llega siempre al sur, piedras abajo,
hasta encontrar los rastros del origen.
En estas tierras bajas se aglomeran
vestigios de extraviados manantiales,
basureros gemelos del crepúsculo,
serenas maquinarias desterradas,
y también las familias de los dioses
que como enjambres fértiles
siguen goteando miel
por las truncas proezas del enigma.

Poemas cortosPoemas y poetas salvadoreños

David Escobar Galindo: La palabra es un pétalo

La palabra es un pétalo
que el viento desprendió de la magnolia.
En el árbol, la flor
sigue estando completa,
porque la herida es invisible.
El pétalo que vuela solitario
al volar se convierte en otros pétalos,
y así en la levedad del cielo abierto
se dispersan magnolias incontables.
Y la magnolia original asume
la pasión de la víctima.

Poemas cortosPoemas y poetas salvadoreños

David Escobar Galindo: PARÁBOLA

El sol se pierde —moneda de fuego
en su ciega alcancía.
Duerme el tesoro, luego, en el pleno sosiego,
hasta que lo descubre, de pronto, en el hondón,
el picapedrero del día.

(Tal le pasa al maduro corazón).

Poemas cortosPoemas y poetas salvadoreños

David Escobar Galindo: Los que pasan no saben

Los que pasan no saben
que una flor
es el precio de la suerte.

Los que pasan no saben
que tras la piel
se esconden otras vidas.

Los que pasan no saben
que los grandes espacios
son nuestra casa del mañana.

Los que pasan no saben
que la sangre es el único
pasaporte seguro.

Los que pasan no saben
que nadie es fuerza viva
antes de penetrar en otro espíritu.

Los que pasan no saben
que la luz del amor
jamás será ceniza.

Los que pasan no saben
que una flor
es el precio del milagro.

Los que pasan no saben
que ya somos eternos.

Con sólo tener esta
conciencia del misterio.

Poemas y poetas salvadoreños

David Escobar Galindo: Los que se quedan

Siempre hay algunos que se van; pero tú te quedas. El peligro es enorme, la inseguridad es profunda, el miedo es inevitable;
pero tú te quedas. Hay días en que tienes que caminar por las calles desiertas, como un fantasma del país que fue;
pero miras el cielo transparente y magnifico, y te detienes en una esquina, y te dices: ¿Quién va a admirar este cielo perfecto
si yo me voy?

Siempre hay algunos que no resisten más; pero tú resistes. El sonido de los bombardeos te despierta sobresaltado en las madrugadas; pero tú resistes. Tus padres, tu esposa y tus hijos lloran, quizás, agobiados de angustia; pero tú sabes
que siempre existen los que se van y los que se quedan, y tú no puedes dejar de estar entre los que se quedan.

Es ante ti que yo me detengo, e inclino la cabeza. ¡Es a ti a quien yo saludo, con el orgullo convertido en lágrimas¡
¡Tú eres el único héroe a quien yo reconozco en estos días de prueba!

Poemas y poetas salvadoreños

David Escobar Galindo: Las ramas del ciprés

Las ramas del ciprés
se ven mejor en el estanque quieto.
Es como si el reflejo definiera
más hondamente su naturaleza.
Y cuando hay un temblor
en las aguas tocadas por la brisa,
es aún más flagrante aquel reflejo.
Acaso igual nos pasará a nosotros:
nos veremos mejor cuando asomemos
al estanque irisado
por el sutil asombro de la muerte.

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Amado NervoFederico García LorcaGabriela MistralGustavo Adolfo BécquerJorge Luis BorgesLuis de GóngoraMario BenedettiOctavio PazPablo NerudaRosalía de CastroSan Juan de la CruzSor Juana Inés de la Cruz