Poemas de Blanca Castellón para leer.
Sobre el poeta Blanca Castellón [occultar]
Su poema "El jardín de las ausencias" es frecuentemente citado como uno de los más representativos de su obra, donde mezcla el lirismo con una reflexión sobre la pérdida.
Su trabajo ha influido en una nueva generación de poetas nicaragüenses que valoran la economía del lenguaje y la profundidad emocional. A pesar de su discreción, Castellón sigue siendo una figura clave en la poesía latinoamericana actual.
Vuelvo a la punta
de una palabra tuya
cualquiera que rescate
lo que olvidé
de una copa derramada
en la piel de la esperanza
del humo de un cigarro
dibujando figuras suculentas
entre dos bocas
de todo aquello
que se va
que sube y baja
en lo íntimo del forcejeo
y el abracadabra
que abre sus puertas
al todo contra todo.
Poemas cortosPoemas y poetas nicaraguenses
Quiero que estrenes esta noche
la risa te regale en tu cumpleaños
-vamos-
suelta el lazo rojo
abre la caja de cristal
con fieltro al fondo
toma la risa y úntala en tu boca
yo sonaré
el manojo de llaves
agitaré el vaso
con monedas
de a centavo
vestiré las líneas de tu mano
enroscaré en mi cuello
tus huellas digitales
será una noche larga
y ancha como el río San Juan
al final como sorpresa
me abriré el corazón
para ahogar
en sangre
tu tristeza.
He salido de la cárcel
pocas veces
no tengo mucho que ofrecer
para cubrir la fianza
sin embargo he visitado otros
espacios que conservo aquí en mi celda
un disco de Gardel
un recipiente para el mate
con pajilla de plata
las obras completas Borges
de Girondo y de Cortazar
son velas encendidas en
mi altar a Buenos Aires
un Alebrije
y un traje completo de Tehuana
es el trozo de Oaxaca
aquí en mi encierro
un sombrero de mariachi
semillas de chile jalapeño
y un frasco de mole
sin usar es el México
que renace en mi jardín
Huidobro
Neruda
Zurita la Mistral y un litro de pisco
conservado en un Moais es Santiago
mi Chile sudando
en esta hoguera
Nueva Orleáns
Washinton y la Florida
colorean el mismo álbum
donde encienden sus luces
Boston y Nueva York
de Colombia guardo cumbia y ballenato
ondeo una bufanda terracota
que un joven en pleno festival de Medellín
intercambio por un poema que escribí
Centroamérica entera con su voz y su color
decora los barrotes que frecuentes ceden paso
a la palabra, al vuelo y a la libertad del canto.
extraño Paris Madrid y Roma
respiro la esperanza de cruzar el charco
morir cualquier día del que no tengo noticia
bajo lluvia o en la plenitud de la sequía
tratando de llegar a la otra orilla.
Esto que me crepita en el vientre
se llama amor?
te pregunte porque lo sabias todo
vos contéstate:
- no, eso es la llama
la llama
de lo que llamamos
duda.
Poemas cortosPoemas y poetas nicaraguenses
Caminé con las sandalias que te gustaban
por el puente roto que señalaste
la blusa de lino y botones forrados
dejo entrever a través de su ralo tejido
que yo te amaba en los días nublados
había nubes con la marca de tus dientes en el borde
hasta ahí todo me pareció normal
luego vino el funeral
de este absurdo cuerpo mío
y ya sabes como es la muerte
dueña y señora del espacio en blanco
usurpadora de la palabra
recibe pues esta muerte reciente
y corresponde.
Después de tantos años
en feliz unión conyugal
con el mismo corazón
ayer y por primera vez
me escribió una larga carta
de amor en un papel angosto
parecido al registro de la compra
del mes en el supermercado
agradeciame en su particular
idioma de líneas ondulantes
la vida plena que había disfrutado
muy adentro de mi diseño interior
afirmaba sostenidamente su fortaleza
y que las emociones intensas que yo
le había procurado a través del tiempo
compartido le habían inyectado
sangre de optima calidad
no tuvo una sola queja de mi
si no de todos los pellizcos
recibidos de aquellos que sin decir
adiós se fueron de este mundo
de los que le dieron la espalda
a nuestra época gris
de la pobreza del mundo dijo tener
honda y supurante cicatriz
se despidió con una suplica: sigue amando
y exígele a aquel que tu conoces
que no me deje morir asfixiado
en el humo de su indolente Habano.
Sentirse bajo la lupa escrutadora
de una sombra indefinida
no mover la pluma ni los labios
que suenan como hielo
al contacto del cristal
andar de puntillas en la casa
para no despertar sospechas
para no engordar la duda
que flota en el ambiente
la duda en cuanto al oficio
parasitario y nada noble
de escribir
y volar
y suspirar
y decir
y decir
que en un brote
de tinta
se erige
la esperanza
contorno
certero
y verde
inalterable
de la razón
y el corazón
que a paso lento
camina hacia la cima
iluminada
con el foco
del idioma
Que hermoso abandonarse
a los besos que la tierra
con sus labios hinchados
le regala a los pies
antes de escupir y hacernos
temblar con sus reclamos
yo aprovecho esos días
para acariciarla descalza
le froto
el vientre
el ocre
la grama
el fruto
abro ventanas
y le grito
-¡ te quiero!-
a veces se queda callada
como cuando estas ausente
a veces me contesta
con florecillas blancas
o algún durazno
y otras veces se humedece
de puro cariño que me tiene.
Kafu se parece tanto a mí que
cuando muera tendré que disecarlo
para que lo entierren a mi lado
si es que muere antes que yo
tiene mas o menos mi edad
pisa la zona fronteriza que
separa la adultez de la vejez
como poeta que se cree
es un glotón de la belleza
eso lo distingue del resto
de los animales con cola
y hay que ver como la mueve
-en eso si me gana-
cuando regreso de algún viaje
hace gala de su ritmo
y a pesar de ser inglés se contonea
como el mejor costeño
es tan goloso que no queda satisfecho
con el orden de las estaciones
si llueve llora
si hace calor tiembla de rabia
las puestas de sol y
las auroras boreales
solo consiguen aumentar
su adicción a la hermosura
así es mi amigo siempre
tomando por asalto
el lugar que supone merecer:
la silla frente al escritorio donde escribo.