Poemas de Arturo Carrera para leer.
Sobre el poeta Arturo Carrera [occultar]
Carrera fue un ávido lector de filosofía y un entusiasta del cine experimental. Su pasión por lo visual se trasluce en sus versos, donde las imágenes cobran vida propia. También disfrutaba de colaborar con artistas plásticos, creando libros-objeto que desdibujaban los límites entre poesía y arte.
Su obra, difícil de clasificar, sigue inspirando a nuevas generaciones de poetas que buscan romper con las formas tradicionales. Carrera demostró que la poesía puede ser un campo de juego infinito, donde cada palabra es un riesgo y una revelación.
¡Cómo brilla en tus ojos
el brillo de tu casi niñez!
¡Cómo sumerjo en ellos
-azulceleste iridiscente-
mis años saturados de gris!
y salgo envuelto
en azulceleste.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
sólo el misterio busca compañía.
Busca. su alianza cruel con la ignorancia real
del deseo,
y de las cosas que por únicas
repite el carpe diem del deseo,
yo hablé
yo soñé
algo que no quiere adherirse
ni al secreto de sí mismo,
ni a la comparación que se rehúsa a cada forma todavía
Cree que el bigote del gato egipcio
es la comparación.
sus bigotes de alcanfor que saben del equilibrio
más que su distante armonía.
Cuando yo balbucía y eras un hombre más pequeño,
tu voz más disonante más fiel a su secreto,
y la alegría de las formas se ofrecía a su indistinción.
Pero líbrame de las injurias fáciles,
de los fáciles fantasmas que confunden todavía
mi inocencia con mi frivolidad,
mi sexualidad ambigua y contenida
con un modo excesivo del impudor.
.descontentos con mi apuesta a volver
al murmullo de las ranas, a querer oír otra vez
el impulso de las ranas en su verdad,
en su mensaje de reclamo al viento,
a la insinuación.
Y que me libere de los que descreen
de mi creencia en ese grillo, en ese bazar,
abierto no sobre el lenguaje sino
sobre su vestigio en mí.
Que el deseo de los cuerpos hermosos
entrevistos en la calle Stegmann
no se duerma todavía,
ni el derecho a la blasfemia incoherente
amenaza indecente a quienes miran.
Al misterio.
Otra vez al misterio
de la dolorosa insistencia
del misterio.
Inocente
carpe diem
Cercano a la caducidad.
Al leño reseco de un altar olvidado.
Al secreto que quiere abolir
la intimidad en lo más viviente.
Y lo más joven, que hería,
es lo que vibra ahora con la especie alegría
cuando avanzás;
la verdadera juventud
entre los verdaderos árboles.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
Sé de un mundo de imágenes sin tiempo
y adioses preteridos;
Un mundo al que se accede
por tragaluces
del olvido.
Sé de un mundo
perfilado en imágenes
de seres
que ya no están
o nunca han sido.
Soy hijo de ese mundo
de imágenes sin tiempo;
O acaso
de ese tiempo
de imágenes sin mundo.
Poemas cortosPoemas y poetas argentinos
Sobre la familia
de un dibujo cortado en
los colores
El vientre cortado,
los juguetes.
¿Para qué volver a la unidad?
La naturaleza era la imitación del padre,
la mirada ilimitada de la Madre: y el amor,
aunque probablemente no era el amor, reclamó
una breve caída sobre otros silenciosos
tiempos.
Reclamó los niños que se hundían
en el follaje estrenduoso,
en la espuma de las ramas. Reclamó todo
lo que fingía, para sí breves vidas, y
toda la pequeña presencia que ardía,
todas las misteriosas nominaciones, todas
las mentiras fugaces de unos gestos en púas:
el campo destruyó el dolor
y eso se percibía como prueba de soledad
en el paisaje.
Después el pisoteo,
la masacre del deseo: el no poder
reducir a común denominador materno
el padre malo y el abuelo tramposo.
La mirada dulcísima en esa noche
que sólo se abriría para dormir.
que acaso ya no sostenía
un ritmo: grillos esquizofrénicos.
¿Amantes?
Cuerpo fascinante y pequeña dominación.
Vibración de unas caricias que todavía crujen
en nosotros como suavísimos derrumbes de luz.
¿Amantes?
Y en la felicidad de los gritos
¿quién consintió apoderarse
de un nombre único pero querellante?
¿Quién, durante la vida,
en el vapor urticante
de todo un secreto?
Fruta esquiva.
Fruta madura.
En el árbol del paisaje,
sola.
Fruta esquiva, fruta madura
que oculta de su corazón carozo
palpitante ternura.
Fruta esquiva.
Fruta madura.
Fruta encendida,
fruta abierta a la vida;
del amor no huyas
fruta dormida, fruta ansiosa:
Deja el árbol en el paisaje y tu piel
deja en la aventura,
que al despertar a otra mañana
oculta en la espesura,
vibrará tu corazón carozo
al descubrir la herida que causé
al morder goloso
la fruta esquiva, fruta madura.
Cuando vibra tu cuerpo
se encienden los lapachos
de agosto, florecidos
y al ser dos,
la soledad tan nuestra
las soledades se aúnan
brota el fuego que inflama
los sentidos
y somos entonces tú y yo
la burbuja palpitante
de tu cuerpo y el mío.