Temas Poetas

Antonio Álvarez Bürger

Poemas de Antonio Álvarez Bürger para leer.

Antonio Álvarez Bürger: Poesía amarga

La tarde, espantosamente fría,
y se me viene este atragantamiento
de impresiones y de burdas sospechas.
Heme aquí aherrojando en pedazos
la poesía amarga
encerrado en el estupor impúdico,
sórdido,
porque me llega todo de golpe
como embestidas a mansalva
de risa y de llanto.
En el centro de mi boca
el pan agrio
de la mañana traicionera,
y enfrente de mis ojos
la imagen perpetua del Dios tuyo y del mío.
La noche espantosamente fría,
y se me viene este irrefragable deseo
de soñar con otro día.

Poemas y poetas argentinos

Antonio Álvarez Bürger: Prepárame la ausencia

Prepárame la ausencia
para cuando me busque la muerte.
Yo, en tanto, me quedaré envuelto
de los espíritus traviesos.
Quiero ser el más regocijado
con el placer de lo que espero
y estar en el cenit
cuando el pájaro azul
bata las alas al aire y pronuncie
el hado de mi nombre.
Por ahora me saben a quebranto
el impasible gesto umbrío
del invierno y su llanto obstinado.
Así tenga que volver después
a escondidas a reconciliarme
con mis entrañables espantos,
prepárame tú la ausencia
para cuando me encuentre la muerte.

Poemas y poetas argentinos

Antonio Álvarez Bürger: Simulé estar vivo

Encendí entendimiento sólo para tender
mis huesos en el tálamo del cansancio.
Luego puse cerradura a los ojos
con cautela
y me dormí yacente a todo lo largo del sueño.
No había en el sopor más que temores
y vacíos abismales.
Entonces entorné la ventana para sentir frío
y simulé no estar vivo.
Penetró el aire como en estampida
y fue el silencio roto el que arrancó la demencia
que colgaba de los árboles prosternados y torcidos,
y de mis pies
que zumbaban con estridencia
en medio de la bruma.
Los ángeles y los demonios se besaban furiosos
disputándose mis pertenencias.
Yo sólo atinaba a prender fuego a mis horrores.
Quería quemarlos vivos.
Quería alejarme de los espectros,
que me cortejaban para sorprenderme.
Y no conseguía abrir los ojos en la escarpadura.
Caía desalado.
Caía todo yo con el pálpito
de la destrucción.
Me precipitaba anhelante de resacas
a océanos inacabables de fuego,
como un poseído,
simulando estar vivo.

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