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Ana Emilia Lahitte

Ana Emilia Lahitte

Poemas de Ana Emilia Lahitte para leer.

Ana Emilia Lahitte: Algunas maneras de ensayar el adiós

1
Cada latido,
pendular, descalzo, regresa al universo.

2
Somos lo que no vemos.
Somos lo que ignoramos. La sombra es la única constancia
del aún estar después de haber huído.

4
Amo
el temblor radiante de mi propia intemperie.

5
La desnudez
fue siempre mi guarida secreta.

6
Costó tanto
inventarse, cavarse, mutilarse,
antes de regresar al fondo del espejo.

10
Lo importante es la sed.
Ser un mismo desierto.

13
Fascina
Este límite
Donde el haber vivido se desprende
como la piel de una serpiente.

18
Sí,
las heridas son el mejor manuscrito.

32
Envejecer es esto,
recordar vagamente la piel de los amantes.

37
Sólo creo
en los ángeles heridos,
en su examen de luz en los infiernos.

38
La duda es un extraño paraíso
donde Dios puede al fin dejar de ser eterno.

42
Amo secretamente el casos que me ama.

44
Es difícil morir.
Más difícil aún saber si estamos vivos.

Poemas y poetas argentinos

Altri tempi: Poema de Ana Emilia Lahitte en español fácil de leer

Ana Emilia Lahitte: Amantes clandestinos

Uno
va internándose
en la fatiga horizontal que llega
a seducir los huesos
y el silencio
como si fuesen huéspedes fugaces
o amantes clandestinos.
Y un día
nos sorprende descubrirnos
dueños de una morada
abierta a la intemperie de toda soledad.

Vamos tendiéndonos
junto a nuestra sombra arropándonos con ella.

Hay un cambio de piel
que nos desnuda.

Y la fatiga invade.
Murmura otros idiomas
que no son extranjeros pero emplean
sin voz
otras palabras.

Para no herirnos.
Para no decirnos que hemos comenzado
a habitar el adiós.

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Ana Emilia Lahitte: Aprendizajes

Comienzo
a perder instantes.

A perderme.

Una décima de segundo.
Un milésimo de silencio.

Nada me despoja.
Todo me desnuda.

Es lo infinito que regresa.

Aprendo
a habitar el esplendor
de mi sombra.

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Ana Emilia Lahitte: Cetrería

Liebre, venado, faisán.

No me atrae la caza
ni me gusta alinear la carne roja
en bandejas de plata.

Pero el halcón
acaba de traerme tus ojos.

Amo la cetrería.

Mañana
ha de traerme tu mirada.

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El cuerpo: Poema de Ana Emilia Lahitte en español fácil de leer

Ana Emilia Lahitte: Exorcismos

(«La realidad, sí, la realidad
ese relámpago de lo imposible
que revela en nosotros la soledad de Dios.»
Olga Orozco)

Cerebro
el exorcismo
del regreso a casa.

Pero ¿quién vuelve en mí?

¿Aceptarán los muros
la soledad
baldada?

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Ana Emilia Lahitte: Génesis

Después de Dios.

Después
de padecerlo en la humana versión
de sus sosías
vislumbramos un dios que se transforma
en soledad de dios
luego de serlo.

Sólo resta
dejar en paz y firmes las heridas.

Desnudarnos de Dios.

Y contemplarlo.
Desnudo.

A nuestra propia semejanza.

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Gironsiglos: Poema de Ana Emilia Lahitte en español fácil de leer

Ana Emilia Lahitte: Huida

(a Elizabeth Azcona Cranwell)

(«la verdad que se busca se pierde, se hace libre» Edgar Bayley)

Con la mitad de mi cerebro
hice un ala de sol para la noche.

Guardo la otra mitad
celosamente: así podré creer
que ya no existo.

Desde el adiós
un ciervo echa a correr
llevándose el vacío.

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Ana Emilia Lahitte: La inadvertencia

(a María Rosa Lojo)

Hemos hablado de los hombres y de cuanto les ocurre a los hombres,
como si la humanidad fuese un planeta inmerso en nuestra sombra.

Hemos creído despoblar el silencio
nombrando cada cosa, encadenándola y encadenándonos
a su significado.
Sin advertir que cada ser genera mundos breves que huyen hacia la libre
prisión del universo.

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Ana Emilia Lahitte: La jaula

Quién soy,
sola de mí, para violarme
con verdades ajenas
si aún las propias no han sido
deslindadas.

Quién se interna en la palma de mis
manos
luego de cercenarlas.

Quién me vacía, huye y no regresa
sin despojarme de la amarra.

Quién seduce mi cólera,

penitencia incendiada.

Me atrevo a liberar en mis arterias
los ángeles salvajes
que fueron propiedad natal del alba.

Enclaustrada
en una libertad que me condena
a su sed cavernaria
abruman las respuestas.

Entreabro la jaula.

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