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Agustín Labrada Aguilera

Agustín Labrada Aguilera

Poemas de Agustín Labrada Aguilera para leer.

Agustín Labrada Aguilera: Segundo poema del viaje

Recordarás el viaje en un tiempo difícil,
donde la tempestad
no fue del todo fiel a sus poderes.
A la hora del caos,
alguna coordenada
dictó los privilegios de tu simple victoria.
No has descendido tanto,
un poco de claridad te salvaría.

Dos espejos ha tenido el viaje
y en los dos te has mirado.
Otros murieron en hazañas inútiles
sobre la curva de sus palabras,
y sueñan con una grandeza
semejante al desierto.

No concilies las sentencias finales,
pues el principio
no ha cesado en la tumba de Adán,
y omitir esas páginas
desgarraría a tu existencia el nombre.

El mayor triunfo ha sido
leer en tus lealtades
paso a paso sobre esta embarcación,
donde no buscas la majestad de los halcones,
sino los rostros fragmentados
del que regresa libre de un tiempo difícil.

Poemas y poetas cubanos

Agustín Labrada Aguilera: Tercer poema del viaje

En casa esperaron las noticias del viaje.
Mis cartas eran un falso testimonio
cuando dejé escaparse el aguacero,
sin retener sus gotas en los párpados.
Entre duda y acción: toda la agonía,
y en ella he tejido los fragmentos
que una vez alegraron nuestro estar en el mundo.

Este año es el Apocalipsis
y la pesa declina hacia el punto más negro.
Una culpa tan magna nos ha empañado el viaje,
las cosas más queridas son formas desterradas
y espanta esa sirena,
próxima a una estación que no es la gloria.

En mi ausencia de casa, qué ha pasado,
a quién se han de rendir las alabanzas.
Nadie me reconoce,
ni me creerían
si dijera la fecha en que partí.
Me avergüenza volver como un extraño
y confirmar que la esperanza
es tan sólo sumar la tradición proscrita.

Después del horizonte no hay otra dinastía,
lo nombrado en sus lindes aún perdura
tras la remota pesadumbre con que arriba el olvido.
Nadie va a perdonar que fui a morir
y en el lado más negro descubrí las dos almas.
No he entendido a los hombres,
mi honor es conocer cuanto sufre el desnudo,
viajar ha sido un sueño y en el sueño no existo.

Poemas y poetas cubanos

Agustín Labrada Aguilera: Viendo caer el tiempo

A José Martí

1

Viendo caer el tiempo,
la alameda devuelve tus pasos como fin de la imagen,
ahora que la ceniza se dispersa en el río
y sólo tus palabras lo trascienden.
Palabras que se marcan en la niebla.
Se confunden los signos
entre el arco que lanza su verdad
y un hombre eternizado en lo más verde.

No es el mar nuestra casa,
aunque nos sea dada la sal todos los días.

Más pavoroso que esas aguas es pensar en el tiempo,
su círculo que se rompe en tu voz,
y avanzamos por ella
y soñamos algunas claridades.
Viendo caer las tardes al filo de la nada,
intentamos llegar a tu humildad
y borrar para siempre los homenajes mudos.

2

Tampoco yo he encontrado un signo
para indagar qué somos,
qué dejamos de ser,
qué arboleda beberá nuestra sequía;
ni al cerrar este cofre
en cuya cima se dibuja un mapa
con su trono, su ardiente litoral y su tragedia.

El ocaso se me ahonda en el pecho
y hace lenta la magia
de recordar tu cuerpo enrojeciendo el llano.

Veo caer el tiempo
conque viajan los trenes y es ya nuestra costumbre,
como esperar así por un milagro
mientras nos transfigura la profecía
de ese viento letal,
que nos condena a ver
cómo se adensa en tu nación de vidrio la penumbra.

Poemas y poetas cubanos

Agustín Labrada Aguilera: Con el viento y la suerte

Se extiende mi voz,
alfanje hacia su noche,
hiere las máscaras,
se anilla entre los libros
y alumbra como tigre.

Libertad mía
de diálogo sin rostros,
¿me escucharás
como yo escucho al orbe
ahogarse en un naranjo?

Dibujo el fin
y agradezco al maizal
con sus espigas,
si los peces y el canto
viajan hasta mi mesa.

Ya vi borrarse
la sombra de aquel bote
rumbo a mi infancia,
y no trocó el regreso
ninguna melodía.

Madero soy
a la deriva o en el humo,
sin esa luz
de una boda secreta
con el viento y la suerte.

Poemas y poetas cubanos

Agustín Labrada Aguilera: No vine de la guerra

No vine de la guerra,
nadie lloró por mí al conjurar los actos
del aciago linaje con que se van los héroes.
No me hice a los océanos
ni volví con un farol a hipnotizar las aves.
Eso no importa.
Toqué la rueca que me concedió el tiempo,
pude hilar sus luces y sus sombras,
sin aprender las claves de la inmortalidad.
Eso tampoco importa.
Hoy no es fácil discernir
en el tapiz donde convergen todas las ceremonias
y no se puede precisar si alguna muchedumbre
sellará sobre el caos la justicia.
¿Qué vamos a decirles
a quienes tocan altares que jamás existieron,
qué vamos decirles de las grandes hogueras
si no hemos conocido aún su lumbre?
Qué no daría yo por otro reino,
zurcir los precipicios que me ignoran,
recorrer las praderas sin flechas a la espalda
ni misteriosos límites que recorten mis pies.
Qué no daría yo por otra lluvia,
cuyo laurel no sea una elegía,
aunque se borre el puente
y sienta que la antigua leyenda nunca llegará.

Poemas y poetas cubanos

Agustín Labrada Aguilera: Yo vivía en el centro de un lago

Yo vivía en el centro de un lago.
En un extremo lloraban los vencidos,
en la otra margen se iba fundando el alba.

Mentían los presagios.
La vida, de secreto a secreto,
nunca exhibe la misma máscara.

Vivía en el centro de un lago
y me ahogaba antes de que amaneciera,
por eso hablo siempre en espejismos
y ya no pertenezco a ningún puerto.

Me hundía en las muchachas
y su penumbra para llegar a Dios,
aunque las hojas hiriesen sus vitrales.

Viví la fiebre de sus aguas,
una isla erigí después del miedo,
sólo a los inocentes les abriré la puerta.

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