Poemas de Adela Zamudio para leer.
Aquello fue verdad, su búsqueda
— no un ávido alargar la mano
ni la tela, sutil, de araña que se adhiere
rompiéndose en el rostro
al atraparte, así,
sino dulces segmentos
de una naranja: son tus cosas —
es la felicidad que te protege.
¿Se olvidarán?
¿Serán inútiles
— contradictorias, sin embargo, mueven
los pies rítmicamente — acumulándose?
¿Se dejarán tocar por la luz clara?
Tú me preguntas por qué escribo
y a ti todas las cosas te protegen.
Poemas cortos de Adela ZamudioPoemas y poetas bolivianos
Hubo un tiempo de amor contemplativo
En que el saber, muy poco positivo,
Confundiendo la tierra con los cielos,
Ensalzaba las vírgenes modelos.
Y en que inspirándoles horror profundo
La realidad prosaica de este mundo,
Las muchachas de quince primaveras
Se arrobaban en místicas quimeras.
Pero desde que el hombre sabio y fuerte,
Compadecido de su incierta suerte,
Discute con profundos pareceres
La educación moral de las mujeres;
Desde que ha definido su destino,
No señalándole más que un camino,
Y ni virtud ni utilidad concilia
Sin la maternidad en la familia;
Ya saben ellas desde muy temprano
Que amar un ideal es sueño vano,
Que su único negocio es buscar novio
Y quedar solterona el peor oprobio.
Ninguna ha de quedar chasqueada hoy día
Por elegir — como antes sucedía —
Que hoy ocupa el lugar de la inocencia
La prematura luz de la experiencia.
Hoy del amor, preciso es no hacer caso,
Porque el amor es pobre y pide plazo,
Y por salir cuanto antes del apuro
Se acepta lo más próximo y seguro
De modo que todo hombre hoy al casarse
Podrá con la certeza consolarse
De que — a no serlo suya — siempre fuera
Su adorada mitad de otro cualquiera.
Proserpina
Los árboles caídos en el suelo
se han podrido, sus ramas — melodía
de drogas, sin descanso — obstruyen la vereda.
Pero ¿qué prisa tienes?
Vas
hacia un fin excitado que revive.
¡Es el infierno!
Es la primavera
que ha sumergido en sus profundidades
tu muerte siempre joven; ha nacido otra vez.
Vence tu piel itinerarios de tinieblas
y acariciando la esperanza — en el imperio
del humo hay una esfera herida — vuelves cantando:
Es el infierno.
¡Es la primavera!
Se avecinan veloces
las nubes del oeste.
¡El agua buena comprimida!
Este refugio oscuro.
Nuestro dolor.
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