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Adela Zamudio

Adela Zamudio

Poemas de Adela Zamudio para leer.

Adela Zamudio: Amanecer

Mundo carnal, la primavera,
resina en los dedos, pegajosos
después de abrazar el árbol de palma y
la corteza pegada,
su opresión débil que despierta
con un toque de rojo y los ojos
velado por la tristeza, la prohibición
se puede descubrir el centro
del corazón.
¿Cuál fue mi voluntad
pero subir a los árboles,
llegar a la cima
y ver las estrellas por la noche
brillando en silencio?

Se despertó en el mundo, ahora amanece
y sin su voluntad se queda atónito,
la pereza infinita, la soledad
de nuestro manantial infinito
alegría que exhala esta amenaza,
esta melancolía.

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Adela Zamudio: Cuando estes con una mujer

Cuando estés con una mujer.
Hazle el amor, no solo tengas sexo.
Dile que la amas, que estas loco por ella.
No solo la bese y entres de lleno.
Besa su cuerpo entero,
recorriendo sus rincones.
Reconoce con tus labios lo que la ropa
no deja ver.
Desea con todas tus fuerzas el poderla poseer.
Se amable y atento antes de hacerlo.
Para que así no haya remordimiento.
Se dulce y tierno para que casi este completo.
Pero sobre todo ámala profundamente,
por que amar es respetar,
Y al respetar comprender el porque de las cosas,
el porque de su entrega,
pues es solo su amor de verdad.

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Adela Zamudio: Diseminación

Los poemas que nunca escribiré
se han convertido en humo

afirmativo y en volutas
que no desaparecen, se disuelven.

Blanco humo de las chimeneas
que contiene poemas de todos los colores.

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Adela Zamudio: Elegía

La noche es el escudo
que abarca su mirada,
la tierra que rodea
desde el riesgo a la tumba.

Ya amanece
en la posada del acantilado
donde cuelga un farol
y un letrero que gime en las tormentas
infernales de invierno.

Aquí vibra el dominio de la espada,
mano que empuña su destino
libre y que atraviesa
el territorio de la dignidad.
Yo prometo
la tierra de los sueños,
lejana de las leyes de los hombres
que ahora contemplamos.
Voz inerte,
viento, nostalgia.

No te apresarán
los perros convocados que persiguen
el olor de una muerte fugitiva,
ni cederán el hambre, los pies siempre cansados,
la persistencia del dolor.
Yo sé
que este horizonte púrpura consigue,
como fuego y presagio,
el rastro insoportable de la cólera,
la luz de la esperanza.

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Adela Zamudio: Emoción breve

Por la escalera azul de la mañana
el deshollinador.

Su piel de escamas y sus cejas
serpentinas, felices

bailan.

Todo podrá cambiarse,
dice.

Nada me toca.

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Adela Zamudio: Espacio I

Llegas de cualquier sitio
y, elegido al azar,
sin mapas, sin señales,
el otro lado esconde la sorpresa
feliz y azul.
Entonces permanece la ruptura
intacta.

Entonces fuera o dentro impide
su difusión.
El viaje trae un orden en cadena,
un movimiento ansioso que repite
su dispersa memoria:
ya nadie nos indica que el error
desconocido o su secreto
sirva robado y oprimido,
tiempo arenoso que se va.
Todo va a ser abandonado.

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Adela Zamudio: Espacio II

Llegas a cualquier sitio
a través de un poema:
el mundo viaja solo, y tú también
en su infinita red de vanidades
te dejas arrastrar
por símbolos, deseos,
buscando su sabor
con recuerdos gastados.
No te canses.

Tampoco insistas.
Para qué preocuparse.
Quien más quiere avanzar más retrocede
en este laberinto donde olvidas
el único color de los matices,
su frágil soledad difuminada,
y arrojas sus palabras al vacío
y al caos.
Nunca el caos, camino equivocado.

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Adela Zamudio: Galope

Lejos la extraña luz
que atraviesa la noche, y más extraña
la luz de los poemas, este espacio
tan breve que ilumina
hacia adentro y nos punza.
Como si la distancia
que apenas calculamos,
se desbocara sola
arrastrándonos fuera,
lejos de todo.

Lejos.

Se parece al deseo
de ser nosotros, sí, nosotros mismos
ahora, mas no hay nada,
no hay almas.
Hay relojes
antiguos con delgadas manecillas
locas, y lentos medallones de oro
prendidos en tu pecho.
Como una inmensidad que nos rodea
sin sentido, a nada nos reduce
y abandona lo suyo.

La soledad es ciega y es salvaje.
Sujétate a sus crines despeinadas
y agárrate bien fuerte.

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Lista de poemas cortos: Poema de Adela Zamudio en español fácil de leer

Adela Zamudio: Metamorfosis de las llamas

A Luis García Montero

El hombre señalaba el cementerio
y me dijo asustado:
El sigilo del miedo
de pronto es cazador y se avergüenza
sintiéndose verdugo.
Para que haya un orden
tienes que estar debajo.
Demasiado
esfuerzo.

Será nada.
Entonces se sonrió
saliendo hacia la luz desde la sombra.
Yo sé bien que detrás
hay algo que se mueve,
y conservo su imagen.
Una noche
aquí estuvo y sentí
todo el miedo del mundo.

Nunca más.
Señalaba despacio
la ancha tierra, el cielo alto,
y les puso otros nombres.
Me contó que al final es un latido,
uno solo, y que el riesgo belleza
si se cierran los ojos.
Yo después escribí
linda crisálida que nace muerta
y vuela con los sueños lamentables
y vuela, y vuela, así cambian las cosas.

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Adela Zamudio: Nacer hombre

Cuánto trabajo ella pasa
Por corregir la torpeza
De su esposo, y en la casa,
(permitidme que me asombre)
tan inepto como fatuo
sigue él siendo la cabeza,
porque es hombre.

Si alguna versos escribe
-De alguno esos versos son
que ella sólo los suscribe;
(permitidme que me asombre)
Si ese alguno no es poeta
¿por qué tal suposición?
-Porque es hombre.

Una mujer superior
en elecciones no vota,
y vota el pillo peor;
(permitidme que me asombre)
con sólo saber firmar
puede votar un idiota,
porque es hombre.

Él se abate y bebe o juega
en un revés de la suerte;
ella sufre, lucha y ruega;
(Permitidme que me asombre). ella se llama -ser débil-,
y él se apellida -ser fuerte-
porque es hombre.

Ella debe perdonar
si su esposo le es infiel;
mas, él se puede vengar;
(permitidme que me asombre)
en un caso semejante
hasta puede matar él,
porque es hombre.

¡Oh, mortal!
¡Oh mortal privilegiado,
que de perfecto y cabal
gozas seguro renombre!
para ello ¿qué te ha bastado?
Nacer hombre.

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Nubes y vientos: Poema de Adela Zamudio en español fácil de leer

Amado NervoFederico García LorcaGabriela MistralGustavo Adolfo BécquerJorge Luis BorgesLuis de GóngoraMario BenedettiOctavio PazPablo NerudaRosalía de CastroSan Juan de la CruzSor Juana Inés de la Cruz