Poemas de Yosa Buson para leer.
Pasó el ayer,
pasó también el hoy:
se va la primavera.
* * *
La flor del té,
¿es blanca o amarilla?
Perplejidad.
* * *
Melancolía,
más que el año pasado:
tarde de otoño.
* * *
Lluvias de mayo.
Y enfrente del gran río
un par de casas.
* * *
Un aguacero.
Se agarran a las yerbas,
los gorriones.
* * *
Niña muda
convertida en mujer:
ya se perfuma.
* * *
Incluso mi esposa
actúa como una forastera,
esta mañana de primavera.
La luna del invierno:
Un templo sin puerta,
¡Qué alto está el cielo!
* * *
En el claro de luna helado,
Pequeñas piedras
Crujen bajo los pies.
* * *
Zorras jugando
Entre los narcisos;
Una brillante noche de luna.
* * *
La llovizna invernal
Empapa silenciosamente
Las raíces del alcanforero.
* * *
La lluvia del invierno
Nos muestra lo que hay ante nuestros ojos,
Como si perteneciera al pasado.
* * *
Entrando con un remolino de nieve,
«¡Una habitación para la noche!»'
Y rinde su espada.
* * *
Alojamiento negado,
Luces de una fila de casas
Bajo la nieve.
* * *
Una rata se acerca
Al aceite helado
De la lámpara.
* * *
La tempestad del invierno
Arrastra pequeñas piedras
Contra la campana del templo.
* * *
La tormenta de invierno,
La voz del agua impetuosa,
Desgarrada por las rocas.
* * *
Un viento glacial:
De pronto el caballo tropieza
En el camino de vuelta a casa.
* * *
Arrastradas desde el oeste,
Las hojas caídas se amontonan
En el este.
El principio del otoño;
¿Qué es lo que el adivino
Mira con tanta sorpresa?
* * *
Sorprendida
Por la pobreza,
Esta mañana de otoño.
* * *
Alguien llegó,
y visitó a alguien;
Una noche de otoño.
* * *
Blanco rocío en la zarza;
Una gota
En cada espina.
* * *
Los pasos anhelados
Están lejos,
Sobre las hojas caídas.
* * *
La luna en el más alto cielo,
yo atravieso
Un pobre barrio.
* * *
Rapó al salteador de caminos,
Y lo convirtió en su discípulo,
En un viaje de otoño.
* * *
El sol oblicuo:
La sombra de una colina con un ciervo en ella
Entra por la puerta del templo.
* * *
Renunciando al mundo,
Las hojas e otoño
En la aldea de mis padres.
* * *
Tú que cultivas crisantemos
Eres esclavo
De los crisantemos.
* * *
El sendero a través de los campos;
Las flores del ciruelo apenas son blancas,
Tampoco rojas.
* * *
La mesa de los espíritus;
Desmontándola,
La misma habitación que antes.
Puedes ver la brisa de la mañana
Soplando en los pelos
De la oruga.
* * *
Con la brisa de la tarde,
El agua lame
Las patas de la garza real.
* * *
Un repentino chaparrón de verano;
Los gorriones de la aldea
Se agarran a las hierbas.
* * *
Qué felicidad,
Cruzar este río en verano,
Las sandalias en la mano!
* * *
Las chispas del cantero
Se alejan flotando
En el agua clara.
* * *
La corta noche;
En el bajío permanece
La luna creciente.
* * *
El cambio de ropa;
Lo que parecía un mundo de dolor y aflicción
Qué pronto olvidado.
* * *
Los ermitaños son seres humanos;
El kankodori
Es un pájaro.
* * *
Lleno de esperanza y promesa.
El castillo en la cima,
Cubierto de verdes hojas.
* * *
¡Corta la avena que hay delante de la ventana!
¡Déjame ver
Las montañas lejanas!
* * *
Ciruelas verdes;
Las cejas de la belleza
Se juntan.
* * *
Las voces de la gente de la aldea
Regando los campos;
La luna de verano.
* * *
Después de cortar la peonía,
Me sentí exhausto,
Aquella noche.