Poemas de Yolanda Pantin para leer.
Estaba solo el día
El guardián de la planta desalinizadora
nos señaló el camino
Desde el cementerio veíamos
su camisa estridente
y el vago gesto de sus manos
Estas mujeres
El agua y el aire
habían desdibujado las inscripciones
sobre las viejas lápidas
Recuerdo de sus padres y de sus hermanos
Hay más muertos que vivos sobre la tierra
dijiste
cuando el chillido del ave rasgó el cielo
del poblado desierto
Poemas cortosPoemas y poetas venezolanos
Si te invitan a viajar y aceptas,
aceptas la razón de quien te halaga.
Serás eso que desean, en cualquier parte:
poeta o poetastro,
algo representas para ellos.
Entre un viaje y otro,
distraes la conciencia de tu gran fracaso.
O no fracaso, no, la angustia adolescente,
¿quién soy? que no ha cesado.
¡Acepta las invitaciones a viajar!
¡La vida es un viaje!
Y cuando todo acabe,
labrada tu soledad pacientemente,
si alguien te preguntase
como Pessoa a Alvaro de Campos:
-¿Amaste?
(qué inútil todo)
entenderías
que si alguna razón de la existencia hubiese,
la habrías desdeñado.
Nota: En Las palmeras de los caballos rojos resumo un diálogo imaginado por Antonio Tabucchi entre Alvaro de Campos y Fernando Pessoa que forma parte del relato Los tres últimos días de Fernando Pessoa traducido por Carlos Gumpert M. y Xavier González Rovira:
"¿Has amado de verdad a alguien?, susurró Pessoa.
He amado de verdad a alguien, respondió en voz baja Campos.
Entonces yo te absuelvo, dijo Pessoa, te absuelvo, creí que en tu vida sólo
habías amado la teoría.
Este es el poema de las dos cabezas
Sol
Cuello Cortado
descansa sobre la hierba
Cabeza Soberbia
partió a los Australes
Sol
Cuello Cortado
dejó que un insecto
revoloteara en sus labios
y durmió un instante
Cabeza Soberbia
cansada del viaje
haló de los pies a su amante
Estuvieron parloteando un largo rato
Una tormenta siguió a la otra
mas estas cabezas tenían mucho de que hablar
Sol
Cuello Cortado
saltó sobre la nieve
y posó sus labios
sobre la boca tumefacta
que hervía
sobre un hervidero de palabras
Se contaron sus vidas
Esto era todo lo que tenían que decirse
sus vidas sus amores
La noche las encontró
bajo un bloque helado
-el viento ululaba en el paisaje blanco-
"Es un presagio"
dijo Sol
Cuello Cortado
"No hagas caso"
Cabeza Soberbia
sintió pánico
y entrechocaron sus orejas en un largo abrazo
Si yo he venido
si me he tomado el trabajo
de hablar tan torpemente
de temblar
como un adolescente quiere
escribir poemas
te acaricio
en la boca
el aire es oscuro
en este cuarto
enrarecido
Si has venido
-también-
a ocuparte en mi sueño
sin dormir
a un lado
sobre una cama desierta
Si yo he venido
en ternura
en amor mío
y este nuevo para mí
es el lugar de siempre
y siempre
como un limbo de pájaro en el aire
y tú has llegado nunca
y nada es cierto
He aceptado la invitación a viajar.
En el auto,
el paisaje pasa demasiado rápido.
Raspa al oído
la música sorda que el interior repele.
Atravesamos el país sin detenernos,
apenas para orinar o para beber un trago de agua
en las gasolineras.
El verano castiga gris y estático,
como el cielo.
Conversaciones banales distraen el asedio
de las horas muertas.
Levantamos las tiendas
a la orilla de un río ancho y cenegoso.
Las aves chillan al alzar el vuelo.
Me acerco al río
como Narciso al estanque.
Las aguas turbias no reflejan mi rostro.
Yo he soñado con esto.
(la herida ha sanado sobre la carne muerta)
(en la boca de la noche)
El médico mira
dentro de mis ojos
me hace abrir la boca
Le cuento sueños
cruzaba una piscina con un niño al cuello
A veces me asalta
un hambre de miedo
devoro todo lo que encuentro a mi lado
El médico escucha
latir mi corazón
Asiente
con mucha seriedad
consulta un libro
encima de su escritorio
Estoy perdida
-Ya había mirado dentro de mis ojos-
Entonces
le cuento otro sueño
No todo mi corazón te ama
sólo la parte que está enferma
Mira volar los zopilotes son horrendos
Allí están en la cornisa del otro edificio
Mientras sirvo el café las aves negras
se han posado en la antena parabólica diríase atalaya
Cada uno conserva el equilibrio que es suyo y no del Otro
-¿De quién comen?
Ahora vuelan sin moverse no hacen ruido
Son tres los zopilotes ya lo he visto
una madre y dos de sus pequeños
o una pareja de amantes y su sombra
Poemas cortosPoemas y poetas venezolanos
Aquí, en la Normandie
fui inmensamente infeliz
A la sombra de las vacas tomé un coche
-vagaré por estos mundos
tan extraños tan profundos-
Sentí miedo
por los verdes diluvios
los cisnes en los lagos
un camino serpenteante
-Lloraba en los brazos
de la Francia impenetrable-
Nunca más veré este cielo
ni estas vacas de tersas orejas
Les dije: adieu
rumien hermosas también
sus dulces sueños
del prado al establo
En el bosque
miré al cielo
donde Dios habita
mudo imperturbable
- Dios es bueno-
Las vacas mugían locas de miedo
Quise acariciar la pelambre de sus pechos
susurrar a las orejas tatuadas de metales
-registros sementales
fríos rendimientos-
Nada es puro
en esta noche
ni estos animales
-tontas vacas en las verdes colinas
pienso en ustedes
sin nostalgia
rumiando conmigo la última cena
Un hombre está sentado ante otro hombre.
El uno con terror dirige la mirada al cielo raso.
El otro se concentra en el cielo de la boca.
El uno siente un miedo profundo de sufrir
y así lo expresa: me lastima lo que hace.
No podemos decir que el otro lo ha escuchado,
sin embargo murmura tal vez para sí mismo:
Si extirpo la raíz lo habré salvado, pero duele.
Poemas cortosPoemas y poetas venezolanos
como el calor me sofocaba dije basta
y me senté de cara a la ventana
para refrescar mi cabeza que tiritaba
al igual que una onza de gelatina
Con el hilo del sudor
hice un collar
para apretarme el cuello
además
las noches eran tristes
y rojas
tanto
que me dediqué a soñar con lo ojos abiertos
Sólo veía una carretera polvorienta
Eran noches nostálgicas
Te dije ahógame
y como no había cuerda
y el hilo en el cuello era invisible
juraste amor eterno
me hiciste una escena de celos
Luego lloramos en voz baja
para no despertar a los niños