Poemas de Yannis Ritsos para leer.
Desapareció al fondo de la calle.
La luna había salido ya.
Un pájaro sonó entre los árboles.
Una historia corriente, simple.
Nadie había notado nada.
Entre las dos farolas,
un gran charco de sangre.
Poemas cortosPoemas y poetas griegos
No cuesta nada
una mentira más.
Todo se perdona
cuando respiras sin querer-
el cesto vacío
la corona de cristal.
Poemas cortosPoemas y poetas griegos
A mí -dice- me coges.
A mí me encierras
me matas.
¿Puedes coger aquel pájaro?
¿Puedes matar
el aire que escondo
entre mis uñas?
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En el espejo
en su esquina derecha
encima de la mesa amarilla
dejó las llaves.
Tómalas. No abre el cristal.
No abre.
Poemas cortosPoemas y poetas griegos
El guante que llevas
no puedes examinarlo
por dentro.
Tienes que quitártelo
volverlo del revés
entrada la noche
en la estrecha habitación
ya que todo el día habrás saludado
a propios y extraños
con la mano desnuda.
Poemas cortosPoemas y poetas griegos
¿Por qué miras a otro lado?
¿A dónde arrastras tu mirada?
El campanario de papel en la noche.
¿Tú lo hiciste?
¿Tú lloraste?
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Se mojó la mano en el mar.
Se volvió azul, la mano.
Le gustó.
Se zambulló desnuda en el mar.
Se volvió azul.
Azules también su voz y su silencio.
La mujer azul.
Todos la admiraron.
Nadie la amó.
Poemas cortosPoemas y poetas griegos
Un muro de cristal. Detrás de él están sentadas
tres muchachas desnudas. Un hombre
sube la escalera. Van apareciendo uno a uno,
rítmicamente, sus talones desnudos, manchados
de polvo rojo. Al rato
el resol, silencioso, miope, cubre
el jardín entero; y se oye
cómo se raja el muro de cristal de arriba abajo
por obra de un gran diamante secreto e invisible.
Poemas cortosPoemas y poetas griegos
Quien tropieza
en el vacío
quien se agrieta
y dice: yo
echa hojas
florece.
Así luchamos.
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Su sonrisa
clavada en la pared
por las dos comisuras superiores.
La parte baja flotaba
refrescando la frente
de la dormida.
Poemas cortosPoemas y poetas griegos
Cerró la puerta con llave. Miró hacia atrás con desconfianza
y se guardó la llave en el bolsillo. Le detuvieron en esa postura.
Le maltrataron durante meses. Hasta que una noche confesó
(y quedó demostrado) que la llave y la casa
eran suyas. Pero nadie pudo entender
por qué había escondido su llave. De modo que
a pesar de habérsele declarado inocente, siguió siendo
sospechoso para todos.
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¿De verdad? ¿Has recibido carta?
Rómpela
luego la recogeremos
trocito a trocito
la pegaremos
y la leeremos.
¿Escuchas los disparos?
