Poemas de Vilma Vargas para leer.
No olvidaré tu rostro,
nunca
ni el mundo inconsistente.
Los habitantes
mezquinos; y tú pálido,
y eso es todo.
Como hoy,
así silbaban aquellos viejos usureros,
pero tu viste dos veces
la Tierra,
el sitio donde amarnos
exactos,
concluidos
como una mano abierta.
Poemas cortosPoemas y poetas costarricenses
Mejor levantarse a tiempo,
antes que los poemas
y la vieja música de la infancia.
No se ve el otro brazo del sol.
El día empieza como una marcha de soldados,
caen al suelo blancos de papel los amigos.
Vámonos por las calles donde nadie es intruso,
pisando nuestros dolores,
hasta encontrar el sitio
donde la vida irrumpa
como desde la boca de un hechicero loco
Poemas cortosPoemas y poetas costarricenses
Cerca está el tiempo.
En la arcilla se refrescan algunas formas;
un hombre trabaja un cantero.
Alguien levanta la voz
que reposa en las piedras,
oculto dice una alabanza
a los jardines que un día recorrió,
con la mitad del cuerpo hundida en la luz
y la otra mitad hundida en la sombra.
Se sonríe despacio.
Y pobre es el regreso.
Poemas cortosPoemas y poetas costarricenses
Junto a la ventana está tu rostro,
la tierra firme de tus ojos.
Me acerco y toco tu mano, tus rodillas,
paso mi mano por tu pelo.
Yo te conozco. Me pasaré la vida tentando el fondo
hasta que suba una imagen que se te parezca.
No duermo: acecho.
Cerco con flores y con dientes a un hombre.
¿De Dónde me llegó esta enorme sed?
Poemas cortosPoemas y poetas costarricenses
Porque espero
porque parece que nadie viene
por el silencio
y las cosas que son ajenas
por lo repentino y los pájaros
por las puertas
que únicamente al mediodía
en el calor cuando parecen abrirse
crujen y atrapan algunos ruidos
por el fuego
que sombrea su cola
pido perdón
pido perdón porque me inclino
porque espero
casi soplo
casi vida
casi mi cuerpo
abriendo tu cuerpo.
Poemas cortosPoemas y poetas costarricenses
Las calles son un taller oscuro
donde vi cosas que no dije.
Fui poeta, no pensé en las actas,
quise dar con el peligro.
Una noche llovió y quebré mi espejo.
Las damas se tienden unidas,
los monos tañen sobre ellas,
cargados de flores.
Este no es el lugar.
Voy por un poco de agua,
voy lejos de mi casa a lavarme,
voy más allá de los cipreses,
voy a pensar qué hago,
quiero un clavo de olor para sobresaltarme.
No estoy tan sola;
di mi sombra a los árboles.
Crecí y volví a la fuente oscura
que me llevo lejos.
Entre nubes vi las aldeas,
los mercados rumorosos.
Con los que no me conocían,
con esos compartí.
Soy clara, abro los párpados:
no oculto el miedo que llevo.
Poemas y poetas costarricenses
Aquí quedó oscilando mi última furia.
Engullo cada mancha de la pared,
cada clavo.
Y me siento dueña de mi voz descolgándose,
palpo sus aristas y me quedo quieta,
absorbo su semilla y ya no se esparce.
Me tiendo sin una piedra o talismán.
Recorro el cuarto con los ojos abiertos:
no hay visiones,
sólo la noche que cae después del trabajo.
Poemas cortosPoemas y poetas costarricenses
En la noche cercana alguien me espía.
En las caras una lágrima se alarga.
Voy a entrar donde no logró deslizarse el sol.
Pero no querré enseñarles a llorar
porque soy una buena niña de piedra.
Poemas cortosPoemas y poetas costarricenses
Duele el poema.
Hay una paloma abriendo el pecho.
El sol salta como una llama
hasta quedar en el pavimento.
No hay regreso. Prisa es la mañana.
El perro siguió la cadena de su amo.
Hecho polvo un hueso.
Se fue la paloma desnuda
sin ser mirada.
El calor se deshace en un charco de imágenes.
El papel va sudando.
Poemas cortosPoemas y poetas costarricenses
No podría llegar aunque camine mucho.
Todo, absolutamente todo, es horizonte.
El movimiento de tus párpados me aleja.
Busco y te escondes,
lanzo al agua una piedra
y no se rizan las ondas,
vuelvo donde tu estás
y pasamos sin vernos,
nada busco en ti que no sea mío.
¿"Dónde apacientas tus rebaños"?
Abro una puerta y otra puerta se cierra.
En esta habitación tú giras y yo giro,
no hemos dejado de perseguirnos,
de mirarnos por el ojo de la cerradura
Poemas y poetas costarricenses
Las palabras no son de este mundo
sino cuando caen a tierra
semejantes a frutos o demonios..
Vivir ha sido convocarlas.
Tengo una sola almohada,
un solo respaldar,
pero cuido mi vaso,
mi risa:
en la espesura de las hierbas inclino mi cabeza.
Y también he llorado,
pequeña,
mal agarrada a la vida.
Mirad:
la belleza de un oficio me ha encorvado.
Poemas cortosPoemas y poetas costarricenses
La gente se amotina de una ventana a otra.
El último sol cae en la calle como un perro.
La ciudad arde,
se arrastra encendida hasta la noche.
¿Cómo vas a ganarte la vida?
Llaga la calle con tu alma que va rodando,
pero muéstrale los dientes al plumaje del mundo.