Chile: 1893-1948
Poemas de Vicente Huidobro para leer.
Heme aquí al borde del espacio y lejos de las circunstancias
Me voy tiernamente como una luz
Hacia el camino de las apariencias
Volveré a sentarme en las rodillas de mi padre
Una hermosa primavera refrescada por el abanico de las alas
Cuando los peces deshacen la cortina del mar
Y el vacío se hincha por una mirada posible
Volveré sobre las aguas del cielo
Me gusta viajar como el barco del ojo
Que va y viene en cada parpadeo
He tocado ya seis veces el umbral
Del infinito que encierra el viento
Nada en la vida
Salvo un grito de antesala
Nerviosas oceánicas qué desgracia nos persigue
En la urna de las flores impacientes
Se encuentran las emociones en ritmo definido
Paris
Una estrella desnuda
Se alumbra sobre el llano
Esa estrella la llevara en mi mano
En Notre Dame
los ángeles se quejan
Al batir las alas nacen albas
Mas mis ojos se alejan
Todas las mañanas
Baja el sol a tu hostia que se eleva
Y en Montmartre los molinos
la atmósfera renuevan
París
En medio de las albas que se quiebran
Yo he florecido tu Obelisco
Y allí canté sobre una estrella nueva
ADIÓS
Llevo sobre el pecho
Un collar de tus calles luminosas
Todas tu calles
me llamaban al irme
Y en todas las banderas
Palpitaban adioses
Tus banderas de los nobles ardores
Al pasar
arrojo al Sena
un ramo de flores
Y entre los balandros que se alejan
Tus balandros que pacen en las tardes
Dejar quisiera el más bello poema
El Sena
bajo sus puentes se desliza
Y en mi garganta un pájaro agoniza
Me alejo en silencio como una cinta de seda
Paseante de arroyos
Todos los días me ahogo
En medio de plantaciones de plegarias
Las catedrales de mis ternuras cantan a la noche bajo el agua
Y esos cantos forman las islas del mar
Soy el paseante
El paseante que se parece a las cuatro estaciones
El bello pájaro navegante
Era como un reloj envuelto en algodón
Antes de volar me ha dicho tu nombre
El horizonte colonial está cubierto todo de cortinajes
Vamos a dormir bajo el árbol parecido a la lluvia
Media noche
En el jardín
Cada sombra es un arroyo
Aquel ruido que se acerca no es un coche
Sobre el cielo de París
Otto Von Zeppelín
Las sirenas cantan
Entre las olas negras
Y este clarín que llama ahora
No es un clarín de la Victoria
Cien aeroplanos
Vuelan en torno de la luna
APAGA TU PIPA
Los obuses estallan como rosas maduras
Y las bombas agujerean los días
Canciones cortadas
tiemblan entre las ramas
El viento contorsiona las calles
CÓMO APAGAR LA ESTRELLA DEL ESTANQUE
Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.
Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!
hacedla florecer en el poema.
Sólo para nosotros
viven todas las cosas bajo el sol.
El poeta es un pequeño Dios.
El libro
Y la puerta
Que el viento cierra
Mi cabeza inclinada
sobre la sombra del humo
Y esta página blanca que se aleja.
Escucha el ruido de las tardes vivas
Reloj del horizonte.
Bajo la niebla envejecida
Se diría un astro de resorte.
Mi alcoba tiembla como un barco.
Pero eres tú
Tú sola
El astro de mi plafón.
Yo miro tu recuerdo náufrago.
Y aquel pájaro ingenuo
Bebiendo el agua del espejo.
Poemas cortosPoemas y poetas chilenos
Los recuerdos
se han fatigado de seguirme
LA SENDA ERA TAN LARGA
Este viento venía de unas alas
Y los días pasan aullando al horizonte
Como un balandro joven
Crucé muchas tormentas
Entre canciones marineras
Todas las gaviotas
dejaron plumas en mis manos
Tras la última montaña
los meses descendían
Un póstumo cantar nos cerró la salida
Poemas cortosPoemas y poetas chilenos
En tus cabellos se ha dormido
Aquella alondra que voló cantando
CUÁL ERA MI CAMINO
Nunca podré encontrarlo
La cascadas
Pequeñas cabelleras en la orilla
Sus estrellas resbalan y no brillan
En el cielo despoblado
Tan sólo tu cabellera sideral
Suelta sobre la tarde
Aquellas llamas que arden
Oración o cantar
Dame tu mano
Vamos Vamos
Hay un poco de música en el musgo
Huir
hacia el último bosque
Y en la noche
Vaciar tu cabellera sobre el mundo
Un cigarro vacío
A lo largo del camino
He deshojado mis dedos
Y jamás mirar atrás
Mi cabellera
Y el humo de esta pipa
Aquella luz me conducía
Todos los pájaros sin alas
En mis hombros cantaron
Pero mi corazón fatigado
Murió en el último nido
Llueve sobre el camino
Y voy buscando el sitio
donde mis lágrimas han caído