Sofía Pérez Casanova
Poemas de Sofía Pérez Casanova para leer.
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La poeta que brilló en el exilio: Sofía Pérez Casanova
Contexto histórico
Sofía Pérez Casanova (1861-1958) vivió en una época convulsa, marcada por guerras y transformaciones sociales. Nacida en España durante el reinado de Isabel II, su vida abarcó desde la Restauración borbónica hasta la Guerra Civil española y las dos guerras mundiales. Residió gran parte de su vida en Polonia, donde se exilió tras casarse con un aristócrata polaco, lo que le permitió ser testigo de los conflictos en Europa del Este. Su obra refleja las tensiones políticas y el desarraigo de quien vive lejos de su patria.
Afiliaciones y círculos literarios
Aunque no militó en partidos políticos, Pérez Casanova frecuentó círculos intelectuales y feministas en España y Polonia. Colaboró con revistas como
La Ilustración Artística y
Blanco y Negro, y mantuvo contacto con figuras como Emilia Pardo Bazán. Su poesía y crónicas periodísticas mostraron una clara sensibilidad hacia los desfavorecidos, especialmente mujeres y víctimas de guerra.
Pasatiempos y pasiones
Además de la escritura, Sofía se apasionó por la traducción (dominaba varios idiomas) y la jardinería, que menciona en algunos de sus textos. Su epistolario revela su interés por la botánica y la música clásica, actividades que le brindaron consuelo durante sus años en el exilio.
Obras más destacadas
Entre sus poemas más conocidos se encuentran:
- "La musa ausente" (reflejo de su nostalgia por España).
- "Nieva" (inspirado en los inviernos polacos).
- "Cartas a mi madre" (poemario íntimo sobre el destierro).
También destacó con crónicas sobre la Primera Guerra Mundial, donde combinaba lirismo y testimonio social. Su estilo, entre el modernismo y la denuncia, la convierte en una voz única en la literatura hispano-polaca.
Sofía Pérez Casanova: Anhelo
Seguid la carretera que tendida
entre prados está
como inmenso reptil de fina escama
parado a descansar,
y una plaza, antesala de una aldea,
por fin encontraréis
donde la vieja iglesia está orgullosa
de su misma vejez.
Y allí donde agrupadas las acacias
al declinar el sol
parecen los guardianes que se estrechan
para velar mejor;
allí donde las brumas misteriosas
flotan entre la luz;
donde corta el escueto campanario
el horizonte azul;
allí donde las negras cordilleras
parecen a mi afán
negras perlas formando de los valles
el sombrío collar,
está la pobre aldea que idolatro
porque en ella nací,
cuando el otoño descolora impío
de la selva el matiz.
Mi hogar perdido en la olvidada aldea
contemplad con amor
y en su iglesia rezad, que allí he rezado
mi primera oración.
¡Mi aldea! Quiero verla, quiero sola
sus playas recorrer
y aspirar en sus auras nueva vida,
la vida de la fe.
¡Llevádme, por favor! Busco armonías
que sólo encuentro allí,
secreto de sus noches y sus olas
que cantan al gemir.
Quiero, Galicia, en tu adorado seno
mi tristeza cantar,
tú, que vives, cual yo, desventurada,
tú me comprenderás.
Quiero en tus soledades dar al mundo
mi postrimer adiós
y en tu iglesia rezar entre mis lágrimas
mi postrera oración.
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