Temas Poetas

Saúl Ibargoyen

Poemas de Saúl Ibargoyen para leer.

Saúl Ibargoyen: Lapsit Exilla

(para Julio Ricci, in memoriam)

Sobre estas piedras
tomadas de cualquier calle
habrán de abrirse
los pasos extranjeros.
En cada suela de estos
esos aquellos pies
se acumulan sedimentos
de toses perdidas
y babas de gorriones enfermos
y lágrimas de caracoles condenados
y las migajas de un rostro
que no podremos contemplar
bajo ninguna lluvia.
Sobre cada pedazo de polvo
asentándose en estas piedras
daremos fundamento
a las letras y signos
y fechas y números que serán
la resta y la suma
de un silencio de dientes marchitos
de una sola y faltante figura
oliendo su sombra
entre las viejas playas.
Breve es cada ceniza
que forma los íntimos tejidos
de la hembra de la piedra.
El zapato extranjero
empieza a quebrarse
mientras abandona sus pasos
en los olores
de las mismas calles sin memoria.

Poemas y poetas uruguayos

Saúl Ibargoyen: Libélulas

El viento salta
desde los más lejanos
verdores de la ceiba:
rompe las confusiones
de la luz:
destruye el perfecto temblor
de un vuelo transparente.
De espaldas en la alberca
la libélula
no puede gritar
los colores de su muerte:
sus quietos dientes
aún se ocupan
de un hígado de mariposa
de una leve víscera de cínife
de los muslos de un gusano
macerados por el sol.
Gotas de ceniza rodean
las alas aplacadas
los metálicos ojos
el largo vientre
de ese bicho del Diablo
capturado
por labios fangosos
y lenguas inmóviles.
En el fondo de piedras azules
se disuelven
pequeños cadáveres
como cáscaras de carne.
En los cielos
de más arriba
-bambú eucalipto palma realnadie
ve las sedosas sombras
el fulgor de las mandíbulas
las olientes cacerías
y el viejo viento
que comienza a declinar.

Poemas y poetas uruguayos

Saúl Ibargoyen: Lluvia en Coayacán

(Para Carlos López)

Detrás de los vidrios lastimados
por sudores de insectos
y la cagazón de suspiros y derrotas
y el previsible olvido
está la lluvia.
La lluvia disuelve carreteras de polvos volanderos
mete aquí sus uñas fabricadas por el frío
escupe sus lenguas de dragón moribundo
arrastra sus sandalias de papel en trituración
balbucea por los caños burbujas babeantes
expulsa orines y alimentos masacrados
perturba el idioma de los teléfonos
interrumpe colores luces nieblas siluetas
mezcla y entreteje sus gotas sus goterones
sus chorros sus escurrimientos
sus filtraciones sus violencias.
Y en sí misma se llueve
se salpica bebiéndose
y así se reconstruye.
Y el hombre sale de nuevo hacia la lluvia:
el paraguas es una sombra de metales negros
y envueltos y revolvidos en las ropas del día
dos montones de huesos quieren descansar.

Poemas y poetas uruguayos

Saúl Ibargoyen: Morir en Medellín

(al uruguayo Carlos Gardel, 65 años después)

Todavía en Medellín / el cielo reconstruye / sus hojas
de espuma / sus fibras de agua verde. / Al cielo agregan/ los ladrillos bermejos / las torres coloradas / las tejas de
sustancia enrojecida/ el óxido de la sangre cotidiana / el
púrpura enredándose / en las lluvias que se mezclan / con
un aire de violento metal. / En ese cielo menos alto / que
la noche / polvo de aviones triturados abrazándose / cenizas
de ropas y uñas guitarreras / harina de sombreros y lenguas
cantadoras/ pies enmuñonados de negro / todavía no reposan. / Y escamas de un pasaporte / con apellido y
nombre destintados / con fechas revueltas / por el absurdo
fuego / no dejan de flotar./ Un apellido solo casi / de
extranjera madre duplicada / y un nombre extraído de
hombre semental/ que negara bautismos y registros / que
ofendiera enaguas y entrepiernas / se escuchan en cada
gota sonora / del cielo en Medellín. / Una avenida con ese
usado nombre / y con ese inventado apellido ayuntándose /
y una repetida figura como estatua / con la raíz de sus
zapatos enredada / en un sedimento de flores populares/
de esquelas suplicantes / de músicas mágicas/
simplemente permanecen sobre el asfalto / -tan encendido
tan mujerizado / tan varonizado tan entreterrestre-/ del
otro este otro / cielo en Medellín.

Poemas y poetas uruguayos

Saúl Ibargoyen: Para una muchacha en la lluvia

Usted tú vos señora señoría
señorita vuesa merced doncella
sacerdotisa actriz astronauta
viuda virgen profesionista amadora
amante sirvienta sibila emperatriz
mendiga moza del partido campesina
cocinera poeta suripanta:
cada día de cada noche
he visto
cómo las lluvias
de esta desplomada ciudad
ensucian también
todo su llanto
suyo de usted
todo tu sollozar
tuyo de ti
todas vuestras
nuestras gotas
y chorros y humedades
y lágrimas.

Poemas y poetas uruguayos

Saúl Ibargoyen: Muertes

Morirán tres pollos mañana
tres hijos de una gallina
tal vez inmortal.
Sus alas de dedos disueltos
estarán en tu plato
y las salsas que ensabrosen
sus muslos no serán
los sémenes del emplumado amor.
Sus pechugas partidas
no darán raíz
a un brevísimo corazón
y sus tripas despreciadas
entrarán en los ciclos
de quién sabe qué vísceras
de quién sabe qué especies.
Tres pollos morirán:
pocos desperdicios
habrán de quedar
de los huesos de su sombra
en tu plato de mañana.

Poemas y poetas uruguayos

Patria perdida: Poema de Saúl Ibargoyen en español fácil de leer

Saúl Ibargoyen: Pax

El día es nuestro Señor:
han llegado
el reposo de la espada
la quietud de la flecha
la inocencia del misil
el frío de los fusiles
el crujido de la ceniza
el cansancio
de todas las banderas.
Señor
es nuestro el día:
en la sangre mezclada
de mujeres y gallinas
de infantas y muñecas
de hombres y caballos
caen monedas extranjeras
y trabajan los hijos
de la mosca azul.

Poemas cortosPoemas y poetas uruguayos

Saúl Ibargoyen: Perro con palabras

Estas palabras así tan otras
empiezan con un perro.
Nuevas y ya contaminadas
palabras que traen entre hilos
y fibras de silencio
el pedazo envejecido
de este solo perro.
Porque todo animal toda
pulsación de mugre o de energía
todo pétalo todo océano
toda mínima mancha de materia
en su momento de arder o morir
o estallar súbitamente también envejece.
Y la edad de cada muerte es medida
por las velocidades de la sombra
al traspasar sustancias huecas
y carnes sin dolor.
Un perro pues con su mitad
de cráneo despellejado:
hormigas ansiosas
agudísimas larvas
gruesos escarabajos
lenguas de más perros
trabajaron ahí.
Hay un orden de sucios viajes
y caminos
en este mapa de huesos adelgazados
con sus líneas que separan
las regiones donde estuvieron
las maneras de ladrar
la dirección del gruñido
los mandatos del hambre
las figuras soñadas de perros oscuros
el temblor de los flancos calcinándose.
Cada colmillo tiene todavía
negrores de grasa triturada
y el hueco del ojo absorbe
astillas de polvo incesante.
Los hijos de esta bestia familiar
tal vez huelan su ácida ausencia
en las arenas de las playas del Sur.
Allí otras voces empiezan a decirse
todos los trozos de un perro
que estas palabras
no pudieron nombrar.

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Saúl Ibargoyen: Plaza de Mayo, diciembre 2001

¿Quién se pondrá la ropa rajada de los muertos?
¿Quién meterá sus carnales andaduras
en lo adentro de tanto zapatal descaminado?
¿Quién fijará su sombra cotidiana:
ese negro fulgor de fatiga y de insomnio
en las baldosas encenizadas de Plaza de Mayo?
¿Quién preguntará por el dueño del sudor
de aquella camisa desfondada?
¿Quién por el nombre o sobrenombre que no está
en las voces mundiales
en los documentos totalizados
en las pantallas ecuménicas
en los periódicos globalizables
en las cruces descompuestas?
¿Quién vestirá el jugo natural
de esos calzones deshechos?
¿Quién quitará las balas
de su nicho coagulado:
quién de cada pulmón
la ponzoña del aire
y de cada pelo
las aguas profanadas?
¿Quién comerá del hambre acumulándose
en bocas paralíticas y panzas partidas?
¿Quiénes vestirán gimientes faldas de infantas
calcetines jubilados
corpiños ahuecándose
pantalones en derrumbe
enaguas masticadas
pañuelos dolidamente blancos?
¿Quiénes usarán las frescas calaveras
despojadas de la sangre y el ultraje:
separadas de la mugre y el engaño:
alzadas como un azul de fuego
en estos días desnudos
que también se levantan?

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Saúl Ibargoyen: Respiración

El hombre respira
con su pecho de alambre:
arterias de cobre como fuego joven
venas de fierro adelgazadas
por el oxígeno negro de la asfixia
tubos obturados por mantecas de sangre
espinas huecas con su mensaje de ácidos gases
pelos de acero oscurecidos por las flemas
filamentos rígidos como coágulos de esperma
hilachas pegosteadas entre espumas y glándulas
estambres revolcados encima de sórdidos gargajos
redes de seda como calcinantes roncares.
Así se respira el hombre
enteramente
y no lo sabe
y vuelve a escribir
de espaldas a este sueño.
Y escribe y escupe y respira.

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Saúl Ibargoyen: Respiraciones

La piel de esta bestia posible
acumula deshojadas láminas
y un hálito herrumbrado
se apega a sus raíces.
Esta piel que cruje así
entre ínfimas tormentas de sal
viene quizá
desde las primeras respiraciones
de una larva enroscándose
en sutiles gelatinas.
Un animal de las aguas
gira otra vez sobre el eje
de su cuerpo incompleto:
así prepara la disolución de su cola
el tamaño negro de sus hígados
el advenimiento de patas y pulmones.
Una atmósfera estremecida
le cierra las narices:
son burbujas y espumas sin olor
sólo son una cifra de sustancias
un ronquido un ahogo
que los aires de afuera
tendrán que beber.
Y aquella piel repite
la ausencia del oxígeno
la falta del silbido
del estertor de la queja:
aquella piel como una lengua
mezclándose ya
a un silencio de ceniza
y de canciones vacías.

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