Temas Poetas

Rodolfo Häsler

Poemas de Rodolfo Häsler para leer.

Rodolfo Häsler: Berna

Desde arriba contemplo a la bestia dentada
y recuerdo que en la infancia jugaba con una réplica
en peluche, mucho menos imponente,
presente en la formación sentimental de todo niño alpino.
El foso es la salida del laberinto medieval,
un camino sinuoso de piedra arenisca ocre
en la que han sido labradas las agujas más sorprendentes
y las ventanas de las viviendas.
En una de ellas, mi padre, que ahora es mi hijo,
tocaba la viola con método insistente
mientras yo aprendía el dialecto gótico de mis antepasados.
Los almacenes subterráneos de patatas y manzanas,
los barriles de mosto campesino, las sedes de los gremios
y sus emblemas, la cigüeña azul, el devorador de niños,
la carpa dorada, el ojo de la aguja,
acaban en la rueda de la muerte que acucia a los berneses
junto al símbolo del oso, el animal.
Desde la altura de la nieve desciendo a la casa de las bestias,
y apoyado en el borde, me asomo a ver sus fauces.

Poemas y poetas cubanos

Rodolfo Häsler: Bogotá

Maresmer ver
desmeral dar
dar
ver
verd
verd smerald

Visio smaragdina. Juan Eduardo Cirlot

Un manto de materia verde cubre la montaña.
Verde, verde y verde. La alternancia con el rojo
y la rosa que abre entre hojas verdes, el verde helecho arborescente
y la verde piel del lagarto puntiagudo. Un viaje al centro del color verde
con un cuerpo nuevo, relámpago de la tierra que muestra su tesoro,
una savia resbaladiza que todo lo inunda, bella,
pero no hay forma de poderla tocar aunque los dedos
corren hacia el grueso fuego verde de la esmeralda.
La complementariedad entre hombre y mujer,
el hombre rojo y verde, la mujer roja y verde, todo es impulso
en el equilibrio entre vida y naturaleza virginal.
La divina providencia tiene su color en el extremo del mundo
donde decae la flora, el cielo y la tierra
a igual distancia de la superficie
donde lo invisible se vuelve la causa más buscada,
el color de la revelación más esperada.
La luz del espíritu de los alquimistas, luz oculta
en lucha contra las tinieblas.
El camino intenso hacia el peso de la cosecha
de hojas verdes, tallos verdes, bosques verdes,
dominio inescrutable donde lavar la sangre de la herida.

Poemas y poetas cubanos

Rodolfo Häsler: Café arábiga

Pido al sol que en tu cuerpo se ufana y destaca
henchido de vigor rojo en las nalgas, mil lados
de la gema más buscada, repentina, ya incendiada.
Tu desvelo me llena y el deseo, tan denostado y
del que tanto dependo, corona mi cabeza y entra
en ti como negro impulso o negro brebaje amargo.
Me detengo ante un paisaje oriental de nubes y
humedad tallado en una piedra, me detengo ante
los pétalos pequeños de la violeta que amo. Te
comerás las diez celebraciones, su contenido, la
virginidad del falo y la traza que deja el
escritor sobre tu cama. Sé que algo vive en ti
cuando me llamas, aliado a mi intención, tan
cerca de mi esfuerzo.

Poemas y poetas cubanos

Rodolfo Häsler: Ciudad Juárez

Caminando por la ancha avenida, en dirección norte,
el paso lento y cimbreado, las manos en los bolsillos
del estrecho pantalón vaquero, azul como las largas piernas.
La cadera prieta por el cinturón incitaba a la lectura
de dos inciciales entrelazadas en plata, trofeo ostentoso y viril
que anunciaba vete a ver qué locura desbocada,
allí mismo, en un oscuro lugar, verde y amarillo sobre el metal
quemante de tanto manoseo.
Saliendo del Kentucky el aire achicharraba a los insectos
y la noche ya oscura lucía su oferta cercana a la frontera,
de un lenguaje incisivo de resabio tex-mex,
el alohol verdoso, la madre de las margaritas,
apremiante ligereza para la voluntad vencida.
No podía imaginar el cielo cuya luna es un sombrero stetson
blanco, lo único puro que asiente en mi cabeza.
De nuevo en el bar las chicas nos sirven guacamole, fajitas,
machaca norteña, y mientras traen más bebidas
y nos obsequian con dulzura humillada,
sus largas uñas buscan surcos en la carne de la espalda.
El paladar ansioso de ardiente chipotle
rumia palabras enredadas que no puedo pronunciar,
válidas no más para una noche arrebatada, inesperada,
noche rabiosa y cruel bajo el polvo del desierto.

Poemas y poetas cubanos

Rodolfo Häsler: Disfrutaba de la arcana fuerza

Disfrutaba de la arcana fuerza de juventud
no sin cierto sentimiento de cautiverio o distancia.
Entonces fumaba Gauloises hasta altas horas de la noche
y desayunaba en un viejo establecimiento de nombre extraordinario,
Megas Alexandros.
Alejado ya de la canícula, a medio morir,
mi cuerpo es una suprema anémona ardiente,
cubierto de oro,
víctima de complicadísimos rituales nupciales,
dominado por la luz, ligero como ya no puedo recordadr,
vencido por el agua, dueño, lumbre, rey.

Poemas cortosPoemas y poetas cubanos

Rodolfo Häsler: Dueño de los aspectos

Dueño de los aspectos ardientes e irracionales de la vida,
es capaz de alterar el comportamiento de los animales
en el jardín de Arcadia.
Parece ignorar, hasta el momento,
el suceso maravilloso que ha tenido lugar en el infierno.
independiente y lleno de energía, su poderoso cuerpo,
elástico y sano por los juegos y la guerra,
espera en armoniosa unidad respuesta de los dioses.

Ha realizado una ofrenda divina
y debe alcanzar perfección digna de semejante categoría.

Poemas y poetas cubanos

Rodolfo Häsler: El embarco a la isla de Citerea

La partida
El dos es una casa donde las estrellas titilan encima
de todas las cabezas, el aire blanco, refractario, perfora
los convenidos puntos cardinales. Dices siete palabras
mágicas y un incendio podría despojarlo de todo
su sentido.

Ofrenda a Venus
Todo cuanto florece, todo lo que germina
es un reflejo del oscuro mirto que nace entre las olas.

La trama
Todo lo que callo y que nunca diré y ni intención tengo
de comentar, nueve veces permanece encerrado
en el misterio, y la solución la tiré en la boca del pez.

Poemas y poetas cubanos

Rodolfo Häsler: La Habana

(en la casa de Lezama Lima)

Qué impresionante silencio en la angosta saleta,
en el exacto lugar donde la voz atronadora
reclamaba cada tarde su café, en fina taza china,
colado y servido con amor de madre. Remedio certero
para aplacar el ritmo entrecortado, entre risotada y risotada,
y recomendar a Góngora, leer cada día a los franceses,
los de la rosa. Adorando a Casal, maldiciendo a Virgilio,
logró ensalzar las sombras ante la oscura ventana,
oh los mayas, Ariosto, la impertérrita herencia española.
La ventana ahora clausurada es un tokonoma del vacío.

Poemas y poetas cubanos

Rodolfo Häsler: El inquilino

(a Paul Bowles)

Sonaba en la calle una grabación de la cofradía gnaua
en un charco turbulento
y el inquilino se despertó confuso,
con profunda sensación de desamparo.
Paseó la vista por la habitación en penumbra
y advirtió que aún faltaba hasta que le sirvieran
su acostumbrada infusión de especias,
y con el corazón fúnebre de una rosa
me confesó que se durmió vestido.
Le dije que yo también me despertaba
con sabor a arena en la boca
y que nunca había asistido a una ceremonia secreta
de ñáñigos en Cuba. Él sí.
El día había comenzado con signo favorable
y de nuevo se escuchó la música en la calle,
un grito de mujer, y las palabras dejaron de contar
para ser dulce deleite del idioma
en el bochorno salobre de la tarde.

Poemas y poetas cubanos

Rodolfo Häsler: La joven yace envuelta

La joven yace envuelta en una fina mortaja de hilo
mientras Orfeo desciende a su encuentro, consumido por el fuego.
La pasión resbala como basalto envenenado o agitado
estuche de rubíes hasta la cintura.
La fina tela, sostenida por la curva de su pecho
plano y bellamente modelado,
cae dejando desnudo su hombro derecho.
La posición es herida iluminada de deseo
en las pupilas negras,
agua negra excavando su curso
o devorando entre las llamas la espléndida flor de juventud.
Vuelve la mirada para reconfortarse y ofrecerse más apoyo,
altísima vida, maternal y sólida.

Poemas y poetas cubanos

Rodolfo Häsler: Lima

Descubrir el peligro convierte a la ciudad en un lugar
rutinario. El horror da la pista de lo que hay que hacer
en semejante circunstancia, pues se trata siempre de buscar
la salida más rápida en lo que la violencia tiene de aproximación
a nosotros mismos. Para convertirse en dueño del destino
hay que comer del plato del peligro, hay que masticarlo y sacarle
su jugo hasta asimilar su contrario. La tierra forma montañas doradas
y polvorientas que pisamos imponiendo el temblor de nuestro cuerpo,
el dolor de nuestro peso, y descubrimos, si miramos adelante,
que el horror, como sabe César Moro, no es más que un nudo
para ocultar debilidad. No hay que huir de la acción desconcertante,
tan solo hay que sentir que no has sido elegido. Nada
perdura con éxito infinito y la raíz de magia brota del espanto,
de su boca envenenada, en su escozor tremendo. Todos agonizamos
lentamente bajo un cielo sin sol, bajo la luz pasada por la tela
parda de la incertidumbre, y todos nos quejamos hasta lograr salir,
hasta lograr ingerir nuestro fragmento iluminado.

Poemas y poetas cubanos

Rodolfo Häsler: Montevideo

El color turbio y verdoso de las aguas solidifica
en el aro de jade frío que aprieto entre los dedos.

Poemas cortosPoemas y poetas cubanos

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