Poemas de Ricardo Yáñez para leer.
Sobre el poeta Ricardo Yáñez [occultar]
Ricardo Yáñez es una figura destacada en la poesía mexicana contemporánea, conocido por su habilidad para fusionar el ritmo musical con la expresión poética. Su obra refleja una profunda conexión con la vida cotidiana y los sonidos que la acompañan, lo que le ha valido el reconocimiento de críticos y lectores por igual.
Yáñez desarrolló su carrera durante la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, un periodo marcado por cambios sociales y culturales en México. En esos años, la poesía mexicana experimentó una renovación, con voces que buscaban romper con las tradiciones más rígidas y explorar nuevas formas de expresión. Yáñez se insertó en este movimiento con un estilo propio, influenciado por la música y el habla coloquial.
Aunque no se le asocia directamente con un partido político, su poesía a menudo refleja una sensibilidad social, abordando temas como la injusticia y la identidad cultural. Formó parte de círculos literarios donde compartió ideas con otros poetas y artistas, contribuyendo al enriquecimiento del panorama cultural mexicano. Su trabajo también estuvo influenciado por la poesía oral y el performance, lo que lo llevó a participar en recitales y festivales de poesía.
Más allá de la escritura, Yáñez tenía un gran interés por la música, especialmente el jazz y los sonidos tradicionales mexicanos. Esta pasión se trasluce en sus poemas, donde el ritmo y la musicalidad juegan un papel central. También disfrutaba de la docencia, compartiendo su conocimiento con jóvenes poetas y fomentando el amor por la literatura.
Entre sus poemas más célebres se encuentran:
Su legado sigue vivo en la poesía mexicana, recordado como un artista que supo escuchar el mundo y transformarlo en versos.
El aleteo
de la flor del cardo
entre espinas
de viento
(Del libro de reciente aparición Estrella oída,
coeditado por El Aduanero y la UAM Azcapotzalco.)
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Bebiera un día
la estrella de mi sueño
el que seguía
Bebiera un día
el venado del agua
voz herida
Bebiera un día
el tiempo de lo eterno
que ya perdía
Bebiera un día
las palabras del agua
a mediodía
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
La belleza caída de las hojas comidas de gusanos.
(Del libro de reciente aparición Estrella oída,
coeditado por El Aduanero y la UAM Azcapotzalco.)
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
No dejes, pero no impidas, que se vaya el colibrí.
(Del libro de reciente aparición Estrella oída,
coeditado por El Aduanero y la UAM Azcapotzalco.)
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
¿Se desbarata la transparencia, por el coral, del agua?
(Del libro de reciente aparición Estrella oída,
coeditado por El Aduanero y la UAM Azcapotzalco.)
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Deshojamiento el aire respirado
lengua dolida luz el pensamiento
y llave de ceniza el pedimento
de que el fuego nos diga iluminado
Rebalse de luciérnagas el vado
vaharadas de ámbar y el aliento
arborescencias habla soy y siento
en murmurio aquel tiemblo abandonado
Coruscación y asombro de la brisa
que cuatrocientas voces cristaliza
pajarillo sajado del instante
noventa y nueve veces el diamante
se dice sin decirse en claridades
soplo de oro por vientos de verdades
(Del libro Si la llama, por aparecer en coedición
de Trilce y el Instituto Politécnico Nacional)
No me detengas, Amor, la mano
cuando a la espina de tu rosa acerca
su torpeza impoluta.
Es que quiere sangrar con tu color.
Es que quiere herir de tu esperanza.
Amor, no por su daño temas, se lo busca.
Amor, no la detengas, que es su vida.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Como el granado
con sus granadas
tú contigo
platicando
(Del libro de reciente aparición Estrella oída,
coeditado por El Aduanero y la UAM Azcapotzalco.)
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Los hombres azules
en el agua brillante
los hombres negros
en el agua
y los peces saltando
en el aire
por sus cabezas
los peces de mercurio y plata
(Del libro de reciente aparición Estrella oída,
coeditado por El Aduanero y la UAM Azcapotzalco.)
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
El amor es esa estrella filosa
y el desamor quién sabe qué carajos
pero yo no soy yo
ni este aire mi aire
Es un tambor el miedo
y la paz un tejido frecuentado
pero en mi corazón hay un cangrejo
y alguien está torciendo mi pescuezo
¿Qué es el atole blanco?
¿Qué los cigarrillos faros?
Pero a quién le interesan esas cosas
cuando uno se muere de sí mismo.
¿Qué son los huevos fritos, por ejemplo?
¿Qué son los buenos días?
Los vecinos arrían la bandera
de la felicidad, pero quién se los festeja?
quién se los critica?
Sólo los que se aman los comprenden.
Se está tirando el bóiler. Hay que apagarle.
Se encordó este reloj. Hay que arreglarlo.
Hizo frío por la noche.
No lo olvides.
A veces es una araña la palabra amar
una araña en las vigas de la casa
y uno es la mosca la tonta mosca
A veces el amor es una aspirina
vieja olvidada en el botiquín
y uno no el dolor de cabeza sino el aburrimiento
A veces el amor es una botella de tequila
escondida en el fondo del ropero
y uno la mano oscura y el trago rápido.
Si me emborracho pienso en ti.
Si me viene el amor a las palabras, a los ojos, al llanto
a los cigarrro alas, al tequila sauza,
¿en quién voy a pensar?
Hay un Ricardo Yáñez que me pega, que todo el día me pega,
y hay un Ricardo Yáñez que te ama. Ese es el bueno.
Qué es cantar
sino saberse vivos para siempre
qué reírse
sino florecer desaliñadamente
igual que en los llanos
la manzanilla
la coronilla
el girasol
En fin qué es estar vivos
sino cantar reunidamente
abriendo y cerrando la estrella
de la certidumbre.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Tenemos que rodear este tiempo de pájaros, dijo la prima Eva,
que sabía
de la inutilidad de todo esfuerzo, por lo cual
-ella agónica- me sorprendió. ¿Te acuerdas que
reía?, musitó
como en fiebre
y fue cuando el relámpago partió en dos su árbol.
Partía ella
hacia el fondo de sí, hacia la sangre
ya nunca apresurada. Nadie muere después de nadie.
Nadie -le
iba yo diciendo
desde el avión- vive, después de todo. Vamos, pues,
como dices
a rodear
esta espuma de pájaros, esta risa que dices que
reías
y consolémonos de tu adiós con el fuego de tu aún
estoy llegando