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Ricardo Molina

Poemas de Ricardo Molina para leer.

Ricardo Molina: Ámame sólo como amarías al viento

Ámame sólo como amarías al viento
cuando pasa en un largo suspiro hacia las nubes;
Ámame sólo como amarías al viento
que nada sabe del alma de las rosas,
ni de los seres inmóviles del mundo,
como al viento que pasa entre el cielo y la tierra
hablando de su vida con rumor fugitivo;
ámame como al viento ajeno a la existencia
quieta que se abre en flores,
ajeno a la terrestre
fidelidad de las cosas inmóviles,
como al viento cuya esencia es, ir sin rumbo,
como al viento en quien pena y goce se confunden,
ámame como al viento tembloroso y errante.

Poemas y poetas españoles

Ricardo Molina: Amor a orilla del río

Qué buscas por el río entre los blancos álamos,
oh, amor, oh, amor de manos de jacinto?
¿Qué buscas esta tarde de setiembre?
¿Qué agradable misterio halaga tus sentidos inefables?
En los cañaverales juega el viento
desnudo como un niño en la orilla del río.
Las espinosas zarzas
forman sombrías grutas goteantes de rocío.
Yo persigo tu sombra invisible;

vivo preso en tu aire; consumido
en los salvajes arenales que el sol quema implacable.
Di, ¿qué buscas en las grutas espinosas
a la orilla de los ríos?
Mientras sigo tus pasos,
la tierra es para mí como un vapor de plata;
los guijarros del cauce del arroyo
me abrasan sin piedad los pies desnudos.
¿Cómo pasaste por aquí, cómo pasaste
sin lastimar tus pies, oh, amor desnudo?

Poemas y poetas españoles

Ricardo Molina: Astro

Muerta la flor, la flor que ama el amante,
muerto el amante, amado de la luna,
la luna queda -soledad colmada-,
flor, amante, recuerdo...

Poemas cortosPoemas y poetas españoles

Ricardo Molina: Cántico del cuerpo sin alma

Oh cuerpo mío,
oh tempestad de ansia,
oh cuerpo abierto como el mar a todos los influjos del mundo,
lánguido, triste, azotado por los otoños,
solitario bajo la luna de junio,
bajo la luna dormido...

¡Duerme! Oh cuerpo mío, duerme,
oh cuerpo oscuro, semejante al negro cauce de un arroyo en estío,
cuando el aire es un inmenso jazmín diluido
sobre los valles y los prados de la noche.

Oh cuerpo mío,
amorosamente abandonado a la arena de las playas,
allá en la sierra, donde el río con sus olas verdes de pino,
sin cántico ni espuma, ríe y pasa,
duérmete allí; ¿no sientes escurrirse a tu lado con las aguas,
el alma?

¿No sientes -al fin libre-
la gracia poderosa de la encina
y el amor siempre verde de los pinos
infundirse a ti? Di, ¿no sientes
salir de ti el alma tenebrosa que oculta como un velo
ardiente y opaco
cuanto amas, oh cuerpo, cuerpo mío?

Poemas y poetas españoles

Ricardo Molina: Cántico del río

Oh qué dulzura.
qué extraña y admirable dulzura,
descender abrazados, desnudos, al fondo oscuro del río,
desnudos y abrazados para siempre,
y así, gozosos, líquidos, disolvernos en ondas,
en claras ondas plateadas, verdes...

Oh reflejar los almesos, los álamos,
copiar la desierta belleza de los molinos en ruinas,
sentir temblar sobre nuestras miradas transparentes
cuanto se desmaya en el aire;
la mañana, la luna, los pájaros, las nubes,
las barcas silenciosas, las torres amarillas...

Oh qué dulzura,
qué extraña y admirable dulzura,
sentirse acariciado largamente
por las inquietas imágenes temblorosas
de los seres que viven en la orilla del río...

Poemas y poetas españoles

Ricardo Molina: Contemplación

De onda en onda, grácil se mecía;
de cielo en cielo, el sol; de soto en soto,
errante amor, la frente coronada
de vid silvestre y líquidos reflejos.

De brisa en brisa, la canción; de rama
en rama, el verde pájaro canoro;
de corazón en corazón risueño,
el clamoroso ciervo del deseo.

Entre las piedras, rota adolescencia
su bella soledad gozando amante,
piedra amorosa entre amorosas piedras.

Para vivir su amor, cantar su gloria,
yo estoy en onda, cielo, soto, brisa,
rama, deseo, corazón y muero.

Poemas y poetas españoles

Ricardo Molina: Desnudo

Estoy desnudo, el sol con fuego dice
cuanto diría el hombre enamorado.
Basta el silencio a confesarlo todo,
si tendido en la orilla de algún río
el hombre calla y en su pecho, mudo,
un sol como el del cielo resplandece.

Ya lo sabemos todo. Que son rojos
los labios que se besan en la orilla,
que la vida es un breve y dulce abrazo
y que con la mañana una alegría
sin nombre nos invade silenciosa.

Ya no necesitamos las palabras.
Ya basta el sol que besa, basta el río
que nos lleva en sus ondas lentamente,
el viento que los ojos acaricia,
la verde sombra que en la boca tiembla.

Poemas y poetas españoles

Ricardo Molina: Elegía I

Mi alma es casi dichosa y casi triste
porque el cielo es el mismo cielo de nuestra dicha
y el amor que me inspira,
ay, es el mismo amor de aquellos días.

Y por eso mi alma, triste y dichosa a un tiempo,
es igual que una virgen embriagada
o una antigua bacante
que ríe y llora ebria en las colinas,
y está loca de vientos y de lunas,
de soles y de pinos y de altura,
y llora y ríe sin saber qué hace
y sus pies en las flores despiertan leve música
y el torrente acompaña sus éxtasis salvajes
y el crepúsculo besa sus mejillas
y la creación resuena a su voz amorosa
y le responde con ardientes ecos,
y a través de la sombra
con sus astros lejanos le contestan los cielos.

Así, mi alma no sabe qué dice ni qué calla
y está casi dichosa y casi triste
y sin saber por qué llora y sonríe
y canta y se lamenta,
y va como una virgen destrenzada y desnuda
por valles y montañas,
y los pastores huyen a su paso
y las mozas se ocultan para verla,
y su fervor por todo es tan divino,
y su amor tan ardiente
que nadie lo comparte,
y por eso va sola
por las verdes colinas y las montañas grises,
sola, casi dichosa y casi triste.

Poemas y poetas españoles

Ricardo Molina: Elegía II

¿A qué he venido entre los verdes árboles
del bosque traspasado de armonía?
¿Por qué canta la vida con sus labios ardientes
de roja miel una canción lasciva?

¿Qué insinúan las aguas
al desgarrar sus muslos de espumas en las rocas?
¿Por qué al pasar las frescas alamedas
me invita una voz leve y tenue en su sombra?

¿Qué amor bello y desnudo lo mismo que el verano
me llama por mi nombre e invisible suspira?
¿Qué amor, qué loco amor va siguiendo mis pasos,
inflamando la tierra erizada de espigas?

¿A qué he venido en este mediodía
al bosque solitario?
¿Por qué me pierdo entre los verdes árboles
alargando a su sombra turbadora mis brazos?

Poemas y poetas españoles

Ricardo Molina: Elegía III

Árboles de la sierra que nos visteis pasar,
vosotros que aspiráis por todo vuestro cuerpo
el azul perfumado, la púrpura del día.
Vosotros, sin palabras, cuyo tierno murmullo
no alarmaría ni a una paloma adormecida,
decidme, verdes árboles, por qué mi alma suspira.

Colinas y laderas salpicadas de lirios,
vosotros que nos visteis pasar por Piedrahita
soñando bajo el sol y a la vuelta perdidos,
pálidos y perdidos en la luna de mayo,
decidme, esta dulzura tan triste que resbala
por mi alma desnuda, ¿es el amor acaso?

¿Es acaso el amor esta melancolía
y esta inquietud más bella que todos los deseos?
¿Es el amor acaso este ardor y este frío
que al besarme la luna besa todo mi cuerpo?

Largo fue el día de mayo y fragante la noche.
Como sombras pasamos entre los juncos húmedos.
El viento se enredaba en los avellanares.
El arroyo expiraba en un verde gemido
y el viento se extendía sobre nosotros mudo.

Poemas y poetas españoles

Ricardo Molina: Elegía IX

El patio oye el suspiro de otros días en sus arcos.
En las paredes húmedas se estremecen las yedras.
Lilas, jazmines y ceIindas
tiemblan gozosos en el aire tibio
bajo el beso fugaz de las abejas,
pero celindas, lilas y jazmines,
yedras de oro y arcos ruinosos
no saben cómo un día nos amamos.

Llena la fuente está de claras ondas,
de agua clara y azul igual que el cielo,
la fuente pura y fría
a la sombra delgada de las damas de noche
que dejan su perfume flotar por la negrura...

Poemas y poetas españoles

Ricardo Molina: Elegía VI

Te amé a los quince años. Tú tenias mi edad.
Te amé en la sierra verde bajo un sol de domingo,
cuando al volver de misa paseaba tu familia
por la larga avenida de viejos eucaliptos.

Te amé bajo los pinos de agujas amarillas,
sobre la tierra ocre perfumada de menta.
Te amé sobre las rocas tapizadas de musgo,
sobre los prados verdes y las crujientes eras.

Te amé. Te amé. Es cuanto puedo decir ahora,
mas no recuerdo cuándo empezamos a amarnos.
Todo empezó lo mismo que un claro día de junio
sobre la tierra en flor teníamos quince años.

¿Sería, sin embargo, otoño, primavera
o invierno? Ay, quién sabe cuál era la estación.
¿Te acuerdas tú? La Vida era un rosal al viento...
Ven y dime en qué tiempo empezó nuestro amor.

¿Qué importa que los años nos hayan separado,
qué importa si el recuerdo es lo mismo que un valle
por el cual caminamos cantando, sonriendo
y cogiendo sus flores de perfume inefable?

Oh amada cuyo nombre lejano y melancólico
mi corazón agita como el viento a los bosques,
ven y dime aquel tiempo de pinos murmurantes,
de arroyos, de montañas, de nubes y de amores.

Ven y dime que tú también me amaste entonces
en la sierra, en los pinos y en los negros ocasos.
Oh, dime que me amaste cuando sobre la tierra
ardiente y amarilla teníamos quince años.

Poemas y poetas españoles

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