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Renato Leduc

Renato Leduc

Poemas de Renato Leduc para leer.

Renato Leduc: Alusión a los cabellos castaños

Así como fui yo, así como eras tú,
en la penumbra inocua de nuestra juventud
así quisiera ser,
mas ya no puede ser.

Como ya no seremos como fuimos entonces,
cuando límpida el alma trasmutaba en pecado
al más leve placer,
Cuando el mundo y tú eran sonrosaba sorpresa.
Cuando hablaba yo solo dialogando contigo,
es decir, con tu sombra,
por las calles desiertas,
y la luna bermeja era dulce incentivo
para idilios de gatos, fechorías de ladrones
y soñar de poetas.

Cuando el orbe rodaba sin que yo lo sientiera,
cuando yo te adoraba sin que tú lo supieras
-aunque siempre lo sabes, aunque siempre lo sepas-
y el invierno era un tropo y eras tú primavera
y el romántico otoño corretear de hojas secas.

Tú que nunca cuidaste del rigor de los años
ni supiste el castigo de un marchito ropaje;
tú que siempre tuviste los cabellos castaños
y la tersa epidermis, satinado follaje.

Tus cabellos castaños, tus castaños cabellos
por volver a besarlos con el viejo fervor,
vendría yo la ciencia que compré con dolor
y la tela de araña que tejí en sueños.
Así como fui yo, así como eras tú,
en la inconciencia tórrida de nuestra juventud,
así quisiera ser,
mas ya no puede ser...

Poemas y poetas mexicanos

Renato Leduc: El aula

El maestro de griego nos decía: Las palabras
macularon su antigua pureza. Las palabras
fueron antes más bellas... Las palabras...

Y la voz del maestro se quedaba prendida
de una tela de araña.
Y un muchacho con cara de Hamlet repetía:
Palabras... Palabras... Palabras...

Pequeños refranes: El que calla otorga.
Oh amada,
que calzas tus frases con chanclos de goma,
pero nunca otorgas.

¿Conoces la nueva?
El silencio es oro, la palabra es plata.
Ergo, pignorables.
Y existen palabras que solo se dicen
en casos fortuitos,
como la palabra del Abracadabra...

El maestro sigue diciendo palabras.
El arte... la ciencia...
Algunas abstrusas, algunas preclaras.

El muchacho con cara de Hamlet, bosteza;
y fuera del aula,
un pájaro canta
silencios de oro
en campo de plata...

Poemas y poetas mexicanos

Renato Leduc: Los buzos diamantistas

I

Una nítida noche, en que la pedrería
sideral deslumbrada,
los buzos diamantistas, en santa cofradía,
descendimos al mar...

Puede ser -nos dijimos- puede ser
que la luz de Saturno, diluyéndose, forme
algún extravagante sulfato, alguna gema
nunca vista jamás...

II

Puede ser, nos dijimos...
Lunarios opalinos, Academias
rutilantes de nácar y coral,
donde monstruos socráticos decían
que sólo siendo feo se puede ser genial.

Dialéctica sucinta de un sabio calamar:

Seamos impasibles, sublimes y profundos
como el fondo del mar.
Si no por altivez, por desencanto
imitemos el gesto del océano
monótono y salobre...
Es lo mismo que un astro se derrumbe
o se muera un gusano.
Seamos impasibles como el fondo del mar...

III

Y después -oh adverbio ineludible-
una joven medusa iridiscente
embrujo nuestros sueños.
¿Qué doncella mortal puede tener
su encanto deleznable, y sus pupilas
que fosforecen vírgenes de llanto?

Una vez nada más, entre dos aguas,
contemplamos su grácil navegar.
Como el rey Apolonio ahora decimos:
Yo tuve un nombre,
un bello nombre que perdí en el mar.

IV

En un cielo violáceo bosteza Lucifer.
El ponto está cantando su canción azul.
Los buzos diamantistas, en sana cofradía,
volvemos a la tierra, a vivir otra vez.
Traemos del abismo la pesadumbre ignota
de lo que pudo ser...

Poemas y poetas mexicanos

La conversión: Poema de Renato Leduc en español fácil de leer

Renato Leduc: Dedicatoria

Cada día más, del mundo exorbitado,
en solitario claustro pulo el verso
que he de ofrecerte.
Eludo la estridente paradoja
y la luz inhumana de los cohetes
-digo- tropos que pueden ofenderte.

Que tus tersas pestañas no se abajen
a luz ninguna;
que si lágrimas viertes, las recoja .
pañuelo gris, el paño de la bruma.

Cada día más, del mundo exorbitado,
te doy mi vida en cada verso mío.
Al verte dije: Paréceme ya tiempo
de ser romántico...
Y a la sazón callaron las alondras
del huerto consabido,
y en el sucio corral de mi convento
un gallo ilustre profirió su grito.

Calzo la espuela y me armo caballero
deliberadamente;
porque pie a tierra he pretendido en vano
usufructuar el predio
que va desde tus pies hasta tu frente.

Naciste en la planicie donde una
nube plateada te sirvió de cuna,
¿qué tienes tú que ver con pedrerías
y figuras retóricas?

Beata virtud: permíteme que aluda
al nácar de tu carne.
¿Qué tienes tú que ver con pedrerías?
Beata virtud,
mejor vestida cuanto más desnuda...

Poemas y poetas mexicanos

Renato Leduc: Égloga IV

Muchacha: Ya sonó el despertador.
Parece
que amanece.
Tu marido no tardará en llegar
y si me encuentra...

Ya -terrones de azúcar- las estrellas
disuélvense en la leche matinal;
ya renace la vida pueblerina;
ya los gallos comienzan a cantar...

Oigo mugir un buey en la barranca.

Muchacha, tu marido
no tardará en llegar...

Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos

Renato Leduc: La esquina

Cuánto tiempo esperé contra la esquina
de mi perplejidad un grande amor;
cuánto tiempo esperé y cuando llegó
apenas pude caminar tras él.

La pantalla platónica -la esquina-
nos arroja la sombra torturada
de las cosas
que la razón glacial estratifica.

El silbato de tránsito es un geiser
glutinoso.
El amor se bifurca en esperanzas
que alambique cerúleo cristaliza,
y esa mujer que va pasando deja
glaucas estalactitas de sonrisa.

Dramática figura del que espera
un aleatorio amor en cada esquina.
Blanco de las potencias enemigas;
de los perros que orinan,
de los dioses acuáticos
y del camión fecundo en tropelías.
Triste figura mía
que abjuraste de todo movimiento
esperando en la esquina
cosas como el amor, tardas, ambiguas.

Poemas y poetas mexicanos

Renato Leduc: Estrofas en torno de un amor menguante

Luna impoluta que miré de niño
rodar entre el verdor de la arboleda;
verso primero escrito sin aliño
amor primero del que nada queda.

Sueños de gloria y esperanza incierta,
viajes absurdos de la fantasía
y penetrar al cielo por la puerta
estrecha del dolor, sin alegría.

Confín violáceo del venusto monte,
fogata temblorosa que agoniza,
neblina que confiere al horizonte,
grises de perla o grises de ceniza.

Turbia serenidad que otrora tuve,
perdida ya para fortuna mía.
Desgarradora condición de nube
ardida al rojo blanco, pero fría.

Marino afán de corregir el rumbo
que Dios imprime a la perdida barca,
y quedar a merced de viento y tumbo
sobre la inmensa superficie zarca.

Cándida confesión que no hice nunca,
amor buscado y nunca conseguido,
poema nunca escrito, vida trunca,
vuelo en el acto de arrancar, fallido.

Discreta como usted, como usted blonda,
la media luz de los atardeceres.
Menguante amor prendido de la honda
noche con diamantinos almeres.

Todo el candor que nos quitó la vida,
toda la fuerza que nos dio el dolor,
todo es ahora luz desvanecida,
tibieza, soledad, último amor...

Poemas y poetas mexicanos

Renato Leduc: Aquí se habla del tiempo perdido que como dice el dicho, los santos lloran

Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo;
como dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que de amor y dolor alivia el tiempo.

Aquel amor a quien amé a destiempo
martirizóme tanto y tanto tiempo
que no sentí jamás correr el tiempo,
tan acremente como en ese tiempo.

Amar queriendo como en otro tiempo
-ignoraba yo aún que el tiempo es oro-
cuánto tiempo perdí -ay- cuánto tiempo.

Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,
amor de aquellos tiempos, cómo añoro
la dicha inicua de perder el tiempo...

Poemas y poetas mexicanos

Ineludible poema del adiós: Poema de Renato Leduc en español fácil de leer

Renato Leduc: Inútil divagación sobre el retorno

Más adoradas cuanto más nos hieren
van rodando las horas,
van rodando las horas porque quieren.

Yo vivo de lo poco que aún me queda de usted,
su perfume, su acento,
una lágrima suya que mitigó mi sed.

El oro del presente cambié por el de ayer,
la espuma... el humo... el viento...
Angustia de las cosas que son para no ser.

Vivo de una sonrisa que usted no supo cuándo
me donó. Vivo de su presencia
que ya se va borrando.

Ahora tiendo los brazos al invisible azar;
ahora buscan mis ojos con áspera vehemencia
un prófugo contorno que nunca he de alcanzar.

Su perfume, su acento,
una lágrima suya que mitigó mi sed.
¡Oh, si el humo fincara, si retornara el viento,
si usted, una vez más, volviera a ser usted!

Poemas y poetas mexicanos

Moraleja de todo esto o séase la manera como, a juicio del autor, ha de estarse el hombre de buen vivir y savoir faire: Poema de Renato Leduc en español fácil de leer

Amado NervoFederico García LorcaGabriela MistralGustavo Adolfo BécquerJorge Luis BorgesLuis de GóngoraMario BenedettiOctavio PazPablo NerudaRosalía de CastroSan Juan de la CruzSor Juana Inés de la Cruz