Poemas de Rafael López para leer.
En los veranos rojos, cuando a los mediodías
desata los bozales de sus perros el sol,
¿quién no gozó tu abrigo, quién ignoró las pías
frescuras que derrama tu inmenso parasol?
¿Quién, en el sueño rosa del minuto romántico,
no, tembloroso y pálido, se detuvo al pasar
bajo tu fronda amiga, para esparcir el cántico
del beso en el propicio sortilegio lunar?
¿Qué anhelo, mozo y fuerte, no se prendió a una falda
errante por tus claros senderos de esmeralda?
¿O qué infantiles pasos no fueron por tu alfombra
tras el fugaz insecto de alas de rosicler?
El grande y el pequeño ven brillar en tu sombra
la mentira dorada, mariposa o mujer.
Seda oscura sobre tus piernas,
qué paradójico ataúd;
veo surgir de hondas cisternas
los mástiles de la inquietud.
Rueda en el lánguido sulfato
de sus miradas de candor,
el puñal del asesinato
entre los juegos del amor.
Cuando los labios sitibundos
beben en su boca feliz,
se le adelgaza la nariz
como la de los moribundos.
En el ritmo de su cadera
palpitan los flancos del mar,
la sangre de la primavera
y el dulce veneno lunar.
Aunque limpia de desengaños
la joven frente alza marchita;
parece que tiene mil años
como nuestra madre Afrodita.