Poemas de Paz Díez Taboada para leer.
Insistiré en la rosa y su perfume.
En la blanca cerúlea y en la roja de sangre,
en la que abre sus pétalos como estrella agresiva
y en la que, replegada, se arropa en su misterio.
Insistiré en el fuego de la rosa,
en su tallo bordado por uñas turbulentas
y en sus llamas alzadas contra el día,
revestidas de un suave dolor adormecido.
Antes de que anochezca, antes del cierre
de persianas y luces, antes de que la copa
se acabe, volveré de nuevo por mis fueros...
Retornaré a la rosa y a su aroma rampante,
antes de sucumbir en la pelea.
Traigo una rosa en sangre entre
las manos...
Blas de Otero
Llevo la rosa a cuestas por un largo camino,
por una vía estrecha, flanqueada de lágrimas.
Llevo sobre la espalda los pétalos heridos,
a punto de caer como lluvia de sangre.
Traigo la rosa en alto, como un trofeo antiguo,
la levanto y agito contra el viento de otoño.
Traigo la rosa en brazos como si, desvalido,
un niño temeroso me clavara las uñas.
Con la rosa encarnada ando sin rumbo, y miro
cómo avanzan las sombras devorando la vida.
Con la rosa en la mano, camino hacia el olvido,
con la rosa y su peso, entre la niebla.
Poemas cortosPoemas y poetas españoles
Voy a poner la fecha, y me asalta otro día,
otro mes, otro año... Un tiempo ya vivido.
Voy a escribir presente, y en el papel se cruza
un ayer sin remedio que no conoce nadie.
Es en este momento cuando veo unos cárdenos
atardeceres lánguidos, rotos por rojos fuegos.
Es en este momento cuando oigo los rumores
de un agua que se escapa, que fluye y va, que riega
las hortensias azules de jardines umbríos.
Voy a decir ahora, y las horas pasadas
se curvan y retuercen, mientras vuelven la vista.
Me miran con piedad y ¡adiós! me dicen,
derramando en su vuelo, por el camino en sombra,
ásperas rosas pétreas.
No soy la que antes iba
niebla a través y a golpes con los sueños.
No era verdad la luz. La marcha, falsa.
Mentía el horizonte.
Ahora recorro sola las callejas dudosas.
Se levantó la niebla. Ya no sueño.
Frente a mí, viejas máscaras triunfantes.
Las rosas, mustias, entre la basura.
Poemas cortosPoemas y poetas españoles
Los sonidos oscuros
que llenaban la noche
serpenteaban sobre los cristales.
Los hielos resolvían
un problema geométrico,
disolviéndose en llanto.
El saxo se alargaba,
inundando los sueños,
en un sordo lamento vacilante.
Se aguzaba la aguja
de la herida trompeta,
ahincándose en la carne.
Y seguía, seguía,
obsesionado y lento,
el contrabajo.
La sonrisa eran dientes
grandes y desasidos,
brillando en la tiniebla.
Poemas cortosPoemas y poetas españoles
He soñado que el mundo amanecía
sin los rostros perversos y alzado sobre el viento:
un ámbito dorado, sobre piedras ingrávidas,
en donde frescas rosas perfumaban la vista.
El horror y la furia, disueltos ya en aromas
de viejos vinos y de flores nuevas.
Anulado, vencido, había caducado
este mundo cruel, reino del odio.
Avanzan, con los árboles que escoltan los raíles,
los perros ululantes de la ira.
Como avanzan las olas, se estrellan en los vidrios
las calimas tozudas que ocultan el paisaje.
Rueda, rueda y, rodando, se remejen,
con maletas y bolsas, los proyectos perdidos
en la estación de la ciudad de piedra,
donde el humo luchaba con la lluvia.
Esto fue ayer. Entonces los trenes respetaban
la líquida saudade del viajero,
la alegría brumosa del retorno
y la lágrima sola en la mejilla.
Hoy su silbo se pierde por el mapa
de esta devoradora oquedad sin futuro.
(La negra boca bajo el monte áspero
se abre ante un horizonte sin salida).