Temas Poetas

Paulina Vinderman

Paulina Vinderman

Poemas de Paulina Vinderman para leer.

Paulina Vinderman: La balada de Cordelia

IV
Gracias Juan, me apena
tu partida.
Pero no puedo viajar, no tengo pies.
Me he convertido
en una enorme raíz,
una especie de anti-árbol
de memoria y de miedo.
Tengo a la India en mi ventana
en forma de azalea.
Y mi corazón es un barco sin cubierta,
con todos sus camarotes vacíos
para que yo los llene.
Para mudar de uno a otro
cada noche, y esperarme.
Volveré un día al pueblo por los dos.
La plaza debe sentirse tan sola
con sus faroles nuevos.
Te envío siempre mi amor.

Cordelia

Poemas y poetas argentinos

Paulina Vinderman: El canje

En algunos poemas el arte es la acuarela,
el arte de la dilución, escribo,
y los cisnes de Natales se esfuman ante la palabra cisne.
La vida se esconde detrás del color
para engañarme,
la vida corre el riesgo de convertirse en una carta infinita.

'Una moneda por cada palabra me daba
el tiempo,
lo invitaba a pasar (él siempre iba apurado),
le regalaba una estampilla rara y un vaso de té frío'.

En algunos poemas el arte es el tatuaje, escribo,
y añado: las palabras duelen mucho más
que el peso de las cosas.

A veces el mundo es lento y viejo como una casa
que huele a barco y a bodega
y recibe a las gaviotas como grandes presencias.

A veces el mundo me devuelve
la visita del tiempo -afable pero firme-
que reclama su parte del león.

Abro las alacenas, muestro el cielo.
El fulgor de las pocas palabras que me quedan
es mi oscura tensión
-en el fondo de mi dicha-
la belleza de aquellas palmeras despeinadas
contra la lancha a punto de partir.

Poemas y poetas argentinos

Paulina Vinderman: La cita

a la memoria de Ana Calabrese

Íbamos a tomar el vino del atardecer
sentadas en el piso,
a desplegar el dolor y los amores literarios
como un mantel: algunos agujeros y colores seguros.
Dos mujeres expulsadas del idioma, de la fiesta,
de una terca latitud.

Íbamos a dejar que el río nos invada
(todos tus amigos me hablaron más del río
que de tu desesperación)
Trocitos de corcho, historias de algún tío
obsesionado por la libertad del espíritu, restos
de un ángel pintado sobre una percha de madera.

Tu suicidio anunciado los refugió en el bosque
(a ellos, los lobos, los amigos),
los vació de palabras.

Extraña flor de sombras chinas en la pared,
te convertiste en una voz y un silencio contra un río.

Un poema condenado a una caja inasible.

Poemas y poetas argentinos

Paulina Vinderman: Cónsul honoraria II

Finalmente una tarde a punto de extinguirse
llega la notificación.
Habla de un destino remoto, tropical, casi ansiado,
de una inseguridad sutil.
Pero esta ciudad es una serpiente que muda de piel
y ya no puede recordar sus sueños.
La luz cae como una casa que se derrumba
y me enamoro de este corredor de piedra, de esta orfandad
cargada de lenguaje.

El cafetero espera para cobrar su deuda
mientras hago entrar en una caja azul varios años
y un día.
Es una derrota y un salvoconducto
y la emoción un simulacro de incendio de la memoria
tan fallido como real.

Miro mi árbol y guardo el lápiz mordido en la base,
como si fuera un incensario precolombino.
Esa mujer que se pierde en la noche, incandescente
de angustia, debo ser yo.
Una noche suave, indefinida, lavada por las estrellas jóvenes.

Bajo las arcadas del Paseo
veo cómo la luna se fotografía a sí misma sobre cada
columna:
vaticinios de una chatarra que no contemplaré.
La migración es tan vieja como la historia,
pero la historia es una laguna seca esta noche.
Voy por un mapa, los poemas de Yeats y alguna camisa para
dormir.
No me daré vuelta,
no bordé mis iniciales sobre nada ni nadie en esta ciudad
calcinada
(la ciudad donde los leones lloran).

Poemas y poetas argentinos

Paulina Vinderman: Cruces

De golpe es muy extraño sobrevivir,
recordar a la mujer hechizada
y no el momento en que se fue:
más errante que nunca pero muy poco sabia,
torpe en el bullicio del verano,
torpe en la espera.

Hubo un hombre sin sueños
para siempre detenido en la estación del calor.
No se reconocieron ni en los ojos
en la planicie árida del parador
(un jugo, una radio encendida,
la loca esperanza de llegar sin morir)

El mundo canta (a veces)
como una apuesta imposible
y eso lo vuelve ronco y despiadado.

No hay rumor para oír, no hay tierra que espiar.

El mundo canta (a veces y siempre)
por los respiraderos de la ciudad
y se abre paso en el tumulto irreflexivo
con una canción que jamás se recuerda
cuando llueve (o hace frío),
una canción quebrada que no otorga poder.

Poemas y poetas argentinos

Paulina Vinderman: Los días se han vuelto cada vez más escasos

Los días se han vuelto cada vez más escasos.
«Si yo fuera el invierno mismo», hablaría
de culpas, frías como el alcohol sobre la piel,
frías como la cama al lado de la ventana rota.
Esta es una isla de detención
(rodeada por un mar que no vemos).

Las voluntarias vestidas de rosa
son tan dulces y compasivas que provocan furor,
no pueden con el invierno,
(no pueden con nuestro invierno.)

El aire es tan denso que a su través,
puedo ver las partículas de dolor como flores
de un empapelado envejecido.
Flores de ceniza, flores de estuco.
Palabras que ya nunca diremos.

Lavo la taza y las cucharas mientras espío
la caída del sol: un vertiginoso cielo
color limón que cae del otro lado del mundo,
sobre árboles talados demasiado temprano.

Poemas y poetas argentinos

Paulina Vinderman: Escalera de incendio

Me asomo a la ventana como todas las tardes
para escribirte.
Este cielo es tan pálido que da miedo mirarlo
(y de los jacarandáes con el abuelo basta.)
Sé que estoy viva, es decir
camino calles y Veo el trabajo del azar
en la arboleda.
Nada resplandece en los papeles que rondo,
el muchacho de la batería toca de seis a siete
mientras su madre visita amigas
con alguna receta para dejar de amar.
En todo caso la soledad es la que resplandece
y a veces la sequía,
quiero ver al infinito revolotear
en esa torpe batería:
una señal, la traición de una señal, la ficción
de una señal.
Nada es seguro, ya ni siquiera me desvelo
por una palabra para hacerle feliz.

Poemas y poetas argentinos

Paulina Vinderman: Los espejos y los puentes

XXII
La robaron el sueño, amor, se lo robaron.
La muñequita tonta, vestida de alfileres
que siempre muere acunando un sueño púrpura
entre brazos que no le pertenecen.
De noche fue, cuando siempre se mueren realidades.
Y se quedó mirando la luz del farol
en el aljibe-memoria.
Se habrá quedado allí, en el agua, dolor,
buscando las vertientes.
El sueño boquiabierto de estrellas
como el sapo del cuento.
La muñequita ojos cerrados de luna
volverá a su país sin duda
cuando acabe el número de sueños permitidos.
Habrá estatuas de cal y viejos terciopelos.
A su pequeño sol, al fin, lo habrán anochecido.

Poemas y poetas argentinos

Paulina Vinderman: Este verano

Este verano se parece a un pueblo todavía humeante
después de un bombardeo.
Del otro lado del río, en la bruma, un bote
está listo para llevarme a la frontera.
Si la metáfora suena dramática, es para proteger
esta ausencia sin brillo, el riesgo de una soledad en sordina
y a repetición.
Las heroínas no huyen del calor
ni de los muñecos quemados entre los escombros.
Hay que llegar (del otro lado), y escribir.
Y escribir es despojarme página por página
de un nombre anotado demasiada vida.
Amo este balanceo en la nada,
los recuerdos como linternas en la noche
que atraen a los animales y los alejan de sus cuevas.
Mi cueva es este verano inmóvil, metafísico,
casi reverente.
¿Hay alguien ahí?
No es fácil de entender tanta certeza, duele el mundo
y yo soy el mundo.
Un galpón atestado de maniquíes de vidrio
para verles, de lejos y cerca, los hilos de la repetición.

Poemas y poetas argentinos

Paulina Vinderman: Fin de estación

Es todo lo que hay: una roca que brilla al fin del día.
Habíamos viajado noches enteras y extraviadas
muy cerca del esplendor de lo esencial:
lluvia sobre la piel
sopa en la garganta
y un anillo con forma de tortuga.

Habíamos puesto ropa a secar
sobre árboles que susurraban en la oscuridad.
Y nuestra compasión formaba parte del todo
como el antibiótico en el bolso, y la manzana
y el faro al fin del mundo.

Habíamos imaginado este regreso sin gloria
y sin fracaso
como una pieza de cemento de un artista desconocido.

Los ojos ven al mismo tiempo
el gato gordo del vecino cazando gorriones
en el sol de marzo
y un paisaje en donde nadie llega alegremente
por el sendero para concederme una beca de
convicción.

La roca dispara luz sobre la mesa
y apoya el gatillo en las fábulas del mundo,
no aparecerá en la foto (no la verás.)

Poemas y poetas argentinos

Paulina Vinderman: Y si hubiera nacido hombre

Y si hubiera nacido hombre
habría sido marinero
con una azul mortaja como lecho.

Madre, no me dijiste nunca
que había que pagar un precio
para hablar con las flores.
Detrás de tantas ventanas
las mujeres se peinan para recibirlos.
No me enseñaste nunca
que había que pagar un precio
por haber nacido mujer
y marinera.

Mi amor a punto de morir
no sabe
que amo únicamente ahora
que no hay vientre ni ola ni deseo.

Mi amor a punto de morir
no sabe
que únicamente lo amo porque muere
y quedo libre de todo excepto
de escribirlo
eligiendo los momentos del goce
como un conquistador antes del oro.

Mi amor no sabe
que el único al que amé
fue aquel marino de la fotografía
que jamás conocí.

Porque me enamoraba únicamente
de los derrotados.
Porque habrá naufragado
con una azul mortaja como lecho.

Porque sus ojos eran huérfanos
como los míos,
sucios de tormentas y remedios solitarios
contra el amor, la blandura,
la nostalgia de tierra.

Madre, no me enseñaste nunca
a ordenar mis pedazos
Me dejaste cortarme, cortarme,
con cuchillos de mar y de ventanas.
«Las mujeres se peinan, decías,
para recibirlos.»

Poemas y poetas argentinos

Invenciones del viento: Poema de Paulina Vinderman en español fácil de leer

Amado NervoFederico García LorcaGabriela MistralGustavo Adolfo BécquerJorge Luis BorgesLuis de GóngoraMario BenedettiOctavio PazPablo NerudaRosalía de CastroSan Juan de la CruzSor Juana Inés de la Cruz