Francia: 1895-1952
Poemas de Paul Éluard para leer.
Disipa el día,
Muestra a los hombres las imágenes desligadas de la apariencia,
Quita a los hombres la posibilidad de distraerse,
Es duro como la piedra,
La piedra informe,
La piedra del movimiento y de la vista,
Y tiene tal resplandor que todas las armaduras y todas las máscaras
quedan falseadas.
Lo que la mano ha tomado ni siquiera se digna tomar la forma
de la mano,
Lo que ha sido comprendido ya no existe,
El pájaro se ha confundido con el viento,
El cielo con su verdad,
El hombre con su realidad.
De «Capitale de la douleur»
Versión de Aldo Pellegrini
Por el camino de las pendientes
En la sombra triédrica de un sueño agitado
Yo voy hacia ti la doble la múltiple
Hacia ti semejante a la era de los deltas.
Tu cabeza es más pequeña que la mía
El mar cercano reina con la primavera
Sobre los veranos de tus formas frágiles
Y de pronto allí queman haces de armiños.
En la transparencia vagabunda
De tu altísimo rostro
Esos animales flotantes son admirables
Envidio su candor su inexperiencia
Tu inexperiencia sobre el jergón del agua
Encuentra sin inclinarse el camino de amor.
Por el camino de las pendientes
Y sin el talismán que denuncie
Tus risas a la multitud de las mujeres
Y tus lágrimas a quien no las quiere.
Te deslizas en la cama
De leche helada tus hermanas las flores
Y tus hermanos los frutos
Por el rodeo de sus estaciones
En la aguja iridisada
En la cadera que se repite
Tus manos tus ojos y tus cabellos
Se abren a los crecimientos nuevos
Perpetuos
Espera espera espera
Que vas a sonreírte
Por primera vez
Espera
Que vas a sonreírte
Para siempre
Sin pensar en morir.
Poemas cortosPoemas y poetas franceses
En un rincón el incesto ágil
Gira en torno a la virginidad del vestido corto
En un rincón el cielo liberado
Entrega esferas blancas a las espumas de la tormenta
En un rincón más claro que la totalidad de los ojos
Esperan a los peces de la angustia
En un rincón el carruaje de verdor del verano
Gloriosamente inmóvil para siempre
Al brillo de la juventud
De las lámparas encendidas con retardo
La primera muestra senos que matan a los insectos rojos.
Versión de Aldo Pellegrini
Se abren puertas se descubren ventanas
Un fuego se enciende y me deslumbra
Todo se decide encuentro
Criaturas que yo no he deseado.
He aquí el idiota que recibía cartas del exterior
He aquí el anillo precioso que él creía de plata
He aquí la mujer charlatana de cabellos blancos
He aquí la muchacha inmaterial
Incompleta y fea bañada de noche y de miseria
Cargada de absurdas plantas silvestres
Su desnudez su castidad sensibles de cualquier parte
He aquí el mar y barcos sobre mesas de juego
Un hombre libre otro hombre libre y es el mismo
Animales exaltados ante el miedo con máscara de barro
Muertos prisioneros locos todos los ausentes.
Pero tú por qué no estás aquí tú para despertarme
De «La vie immédiate» 1932
Los sentimientos aparentes.
Ligereza del acercarse.
La cabellera de las caricias.
Sin preocupación, sin sospechas.
Tus ojos se entregan a lo que ven:
Son vistos porque ellos miran.
Confianza de cristal
entre dos espejos.
Tus ojos se pierden en la noche
para añadir el insomnio al deseo.
Versión de Luis A. Cano
Poemas cortosPoemas y poetas franceses
Con la frente como una bandera perdida
te arrastro cuando estoy solo
por calles heladas
por cuartos negros
proclamando infortunios
No quiero abandonar
tus manos claras y complicadas
nacidas en el encerrado espejo de las mías
Todo lo demás es perfecto
todo lo demás es todavía más inútil
que la vida
Excava la tierra bajo tu sombra,
un estanque junto a los senos
donde hundirse
como una piedra.
Versión de Luis A. Cano
Poemas cortosPoemas y poetas franceses
Lágrimas de los ojos, los infortunios de los infortunados,
Infortunios sin interés y lágrimas sin color.
Él no pide nada, no es insensible,
Está triste en prisión y triste si está libre.
Hace un muy triste tiempo, hace una noche negra
Sin lugar para un ciego. Los fuertes
Están sentados, los débiles tienen el poder
Y el rey está de pie y la reina sentada.
Sonrisas y suspiros, injurias que se pudren
En bocas de mudos y ojos de cobardes.
No toquéis nada: ¡esto quema, esto arde!
Vuestras manos están hechas
Para vuestros bolsillos y para vuestras frentes.
Una sombra...
Todo el infortunio del mundo
Y encima mi amor
Como un animal desnudo.