Poemas de Patricia Medina para leer.
Yo amaba de mis ojos
ese vínculo de aguas
que cambiaban el rumbo:
del fango a los cristales.
Algo andaba de prisa
en mi mirada:
aquel doble presagio
de los niños nombrándose
en las cosas
por los cuartos baldíos
y su pericia
en los ríos temblorosos
de la carne.
Mis ojos de estación
siempre de paso
en viajes del altar hasta la ciénaga
los amaba
como se aman las ebulliciones.
Pero he quedado ciega.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Cuando en tus manos soy
espiga rota
me cortas el oxígeno
en la boca de ahogarte
con mis labios mejores.
Libérame las manos
necesito
sacarte de mi carne.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Tu lengua llega a casa
los manzanos despiertan.
Despacio te deslizas
por hondos laberintos.
Con el filo del ojo
me partes en un parto
de remolino y savia.
Lechada está la ropa
que le hurtamos al cuerpo.
Sobre tus piernas duerme
espiga triste
el único testigo.
Después de la labranza
tu semilla se seca
entre mis zarzas.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Cercano de la grieta que te miente
disecciona la uña tu luto pasajero
¿de qué se aglutinó polen y savia
para hacerte esa sangre
que te ha dejado inmóvil?
Cada línea en la huella forma el laberinto
un dedo lleva al otro sobre la misma mano
sólo la piel es una
pero en los surcos guarda
los deshechos del día:
la refracción del polvo.
Por esa gruta avanza un cuerpo asido
por millares de uñas.
¿Eres tú el que se marcha?
No me dijeron: el bosque está ocupado
ni tampoco: el bosque es ente vivo
yo me vine a ganarlo porque era libre entrar
y más fuerte y más hondo
y más viejo que yo.
No me dijeron: hay una casa adentro
ni tampoco: hay una casa adentro con mujer
yo estaba en un olvido de puertas amaestradas
para volverme cárcel las veredas.
Quien recuerde, lo diga:
nadie habita dos veces en el mismo bosque
que un desertor arrasa.
Lo demás es leyenda:
que una ninfa infeliz deambula entre los fresnos
que es fría como los peces
que anda en busca del gnomo para pertenecer.
Recobraré el perdón por haberme soñado
en un bosque desierto
jamás inscrito en la cartografía de mis edades.
Pero éste fue mi bosque
aquí comí la miel
aquí me puse a defender el polen.
Dormirme en mí, para soñarme otra
para ya no dormirme
con los sueños ajenos
para permanecer despierta
cuando hordas de sueños
incumplidos
me hagan su residencia.
En mí dormirme
y parecer despierta
y hacer treguas de vida con la otra
la que tiene el control
de cada sueño
que me hizo dormir
para soñarme.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
No tienes nombre, pero llevas tu origen ceñido a mi garganta como un collar de fuego que me abre las puertas para que entre tu cuerpo. Bienvenido, tú, el vulnerable, a quien contengo y doy a luz. Yo soy la odiada cuando me creés silicio, carcelera, corazón confuso. Espectral es la carne que abominas gajo a gajo, que codicias vencida. Soy la que amas al borde de la fábula desde el árbol de sangre que se asoma a tu pulso. Somos Eva y Adán, Ulises y Penélope. Nuestras caricias nómadas hoy se asientan en lecho mineral. Quiero quedarme en ti y atender las señales de tus peces profundos. Riégame las entrañas generosas. Florecerás en hombre.
Porque olvido los nombres de las cosas comunes:
el hijo que no tuve
nuestro centro nutricio.
Porque recuerdo tanto la infancia contra el cielo
al cielo sobre el charco
y a mis ojos sopesándolo todo...
hoy quisiera cerrar
la llave de esa puerta que fracasa
frente a tanta pupila congelada
quedan muy pocas calles
para hilar el espectro:
palabras que al decirse me retraten
no olvido ni recuerdo
ni mi mano asustada enmedio del renglón
sólo el inicio de la primera letra
de mi buscado nombre.
¿Qué parte de mi voz se seguirá escuchando
en aquel bosque
cuando vuelva a la urbe?
¿Qué parte de la voz del bosque
sonará en el asfalto?
¿Cómo se unen voces tan disímbolas
en un ser que deambula por la tierra?
¿Cuál misterio llevamos y traemos
entre los elementos?
¿Qué me falta y no sé?
¿Qué me transforma?
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Tú no querías venir
rara especie de humano con divino
porque sabías tus brazos indefensos
tus pies atropellados de cautela
tus muchas muchas vueltas zumbando entre las zarzas
con un miedo de lobo.
¿Cuál bandera es tu luz?
¿cuál pedazo de arcilla deshaces con los dedos?
Tú no querías venir
a fraguarte en la piel un cielo que huye
y abandona sus restos en las grietas
carne intangible que en el reposo pacta
sus treguas al gusano.
Pero aquí estás, cortejando a la estrella
hurgando en la granada
alerta ante el susurro que levantan
los pechos de los muertos.
Salir.
Un paso al frente
convencidos mis pies
iban en busca
de los cuatro costados:
risa y gesto
alegoría y espada.
Abierto a lo imposible
de par en par mi traje
exhibiendo la piedra
mil tallas por la torso
de aluminio
en la ciudad
que me vestía de Esfinge.
Sólo di un paso atrás:
fruta difunta
en mi deseo
y mis dientes.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Vine del mar
de aquel mar vertical que mis ancestros
miraron desbordarse
de aquel que por el norte
se abrió a la embarcación de las especias
y al sur se fue envolviendo con la tromba
yo le ofrecía los huecos de mis manos
y la sal más profunda de mis ojos
pero no se alejó
hay los mares así
que se adueñan de todo el territorio
donde avanzan los niños
a saltos entre el charco y el cemento
encarrerado el corazón
por tanto transitar aventurado
que junta los azúcares del lago
con las jaras del río
los nunca mansos mares
donde el atún escala
las redes angulares de un enigma
que siempre lo preepara
para dueños más aptos
y vigías
de mares antagónicos.