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Myriam Moscona

Myriam Moscona

Poemas de Myriam Moscona para leer.

Myriam Moscona: La anunciación

La miro desde el agua: viene a ofrecerse en la fornicación del nombre. Dibujo su sombra, le hablo a lo negro del oído. Oh, amarga. No te toco. Acaso el ojo sólo deba verte y regresar.

Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos

Myriam Moscona: El árbol de los nombres

Antes de ser nombrados,
antes aún que el animal
perdiera su extensión sobre nosotros,
caías sobre mí.

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Myriam Moscona: Balada de S.

a Guadalupe Alonso

Fui por unos días la mujer más bella de mi ciudad. Llevaba un vestido con doble aura. Abajo, todo se flechaba en un tiempo preciso.

En el camellón de Insurgentes fui el tigre de Blake, en San Ángel hablé con los nimbados pájaros de Dios, en la Plaza del Carmen encontré a mi madre fumando un cigarrillo. Supe sostener mi fragilidad.

Ser perfecta era como mirar un huevo.

Por unos días fui la acuciosa evangelista de Santo Domingo, recé en la sinagoga, caminé por los portales, entré en la catedral con un aire divino.

Afuera toque la piedra de la diosa y no me respondió con su silencio: hablamos hasta el alba y al besarla volvió a dormirse porque la tibieza de mi fruto era como un sueño de bienaventuranza.

Encontré a Álvaro en la cantina, a Héctor recargado en el Monte de Piedad, a Norman dormido en la Alameda. Mi padre me vio pasar. Su corazón flotante, blanco, parecía una rara pieza de granito.
También hablé con dos perras de la calle. Una amamantaba a sus crías y derramó su leche en el cuenco de mi mano. Como una tortuga mojada, esplendía la ciudad. Más adentro la noche y en su núcleo la rotación que pude tocar con estas yemas.

Después de un tiempo el huevo se hizo agua y un rizo de sangre cosió mis lagrimales.

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Poema (fragmentos): Poema de Myriam Moscona en español fácil de leer

Myriam Moscona: Reset

He vislumbrado el cielo en esta tierra.
Alonso Pérez de Salazar

Flotan acelgas en el caldo acedo.
Llueve
y el agua levanta una nube de insectos y de polvo.

En el adentro, la música de Monteverdi
(Vespro della Beata Vergine)
me abre la puerta del ciberespacio.

La nube de insectos me lleva al lugar. Es 1290.
En esa animación aparece Beatriz,
construye una catedral para su siglo.

En el ala izquierda,
un rosetón con la imagen de María,
niña santa.

La horizontal del monitor se agita,
algo parece abrirse en los vendajes de los cielos.

Allí flota la núbil Beatriz
con su pálido rostro de enfermera,
sonríe arrullada en el quirófano celeste.

Un albañil subido en el andamio
dibuja a Dios azul y afeminado.

RESET

Flotan acelgas en el caldo acedo.

En el ala derecha del monitor se lee un juicio:
'Notad qué cosa tan grande es ésta. La Edad Media
no era un mundo artístico. La religión era misticismo;
la filosofía, escolástica; la primera excomulgaba
al arte, quemaba las imágenes, avanzaba a los
espíritus a desasirse de lo real.
La otra vivía de abstracciones y...'

RESET

Flotan acelgas en el caldo acedo.
Muerte villana, enemiga de la piedad,
madre antigua del dolor...
(marte villana, di pietá nemica)
¡Ah, musas! Si tan sólo hablaseis por mí.
Abridme ríos de navegación,
venid en mi ayuda.

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