Ecuador: 1898-1919
Poemas de Medardo Ángel Silva para leer.
Rugió el lascivo mar a la manera
de un sátiro de barbas temblorosas,
al poner tu presencia en la ribera
tu gracia peculiar sobre las cosas.
Joyas raras y sedas olorosas
prestigiaban tu dulce primavera
y al deshojarse tus palabras era
cual si estuvieran deshojando rosas.
Hubo un silencio de éxtasis en todo...
el mar violento suspiró a su modo...
lloraron en las nieblas las esquilas...
Y me halló de rodillas el poniente
viendo abrirse los astros dulcemente
en el cielo otoñal de tus pupilas.
Al espíritu lírico de
Abraham Valdelomar
Está en el bosque, sonrosada,
la luna de la madrugada.
El negro bosque rememora
lo que miró desde la aurora:
Se recuerda, temblando, una hoja
del lobo y Caperuza Roja;
del áureo son del olifante
del Rey de barbas de diamante
habla la eufónica espesura
donde claro eco perdura;
cuenta el césped que fuera alfombra
al paso de una leve sombra,
y al ligero trote lascivo
del dios de las patas de chivo...
De una polífona armonía
se puebla la selva sombría...
Mas cuando dice una voz: «Ella,
la Diosa, el Ídolo ha pasado»...
pensando en su blancor de estrella
el negro bosque se ha callado...