Poemas de Marina Tsvetáieva para leer.
Mis versos, escritos tan temprano
que no sabía aún que era poeta,
inquietos como gotas de una fuente,
como chispas de un cometa,
lanzados como ágiles diablillos al asalto
del santuario donde todo es sueño e incienso,
mis versos de juventud y de muerte
-¡mis versos, que nadie lee!-,
en el polvo de los estantes dispersos
-¡que ninguna mano toca!-,
como vinos preciosos, mis versos
también tendrán su hora.
Versión de Severo Sarduy
Poemas cortosPoemas y poetas rusos
Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!
Después de largo tiempo delatado.
Ya me es indiferente
dónde sentirme sola.
Caminar sobre piedras,
a casa con la cesta.
La casa que no es mía:
hospital o caserna.
Me da igual quién me mire
como a un león cautivo.
Cuál es el clan humano
que me ha expulsado -siempre-.
Muy dentro de mí misma,
oso polar si hielo.
Dónde no poder convivir (¡ni lo intento).
Dónde me humillarán -da lo mismo-.
No, mi lengua natal ya no me engaña,
ni materna, me engaña su llamada.
Ya me es indiferente en qué lenguaje
no seré comprendida por el hombre.
(Lector, devorador de toneladas
de periódicos, adicto al cotilleo...)
El es del siglo veinte;
yo: ¡fuera de los siglos!
Enhiesta como un tronco,
resto de la alameda.
Todo y todos iguales;
igual indiferencia.
Lo natal, lo pasado,
rasgos todos y marcas:
toda fecha borrada-
donde ha nacido el alma.
Mi tierra me ha perdido,
y el que investigue, astuto,
el ámbito de mi alma -¡mi alma toda!
no encontrará la traza.
Las casas son ajenas y los templos vacíos.
Me da todo lo mismo.
Mas si aparece un árbol
en el camino, un serbal...
Versión de Severo Sarduy
Como la piedra afila el cuchillo,
Como se desliza el serrín al barrer,
Así, aterciopelada, la piel
Húmeda súbitamente en los dedos.
Oh dobles -coraje, sequedad-
De los hombres, ¿dónde estáis,
Si en mis palmas hallo lágrimas
Y no lluvia?
El agua es de la fortuna,
¿Qué más podría desear?
Si tus ojos son diamantes
Que se vierten en mis palmas,
Ya no pierdo
Nada. Fin del fin.
Caricias, caricias
-Acaricio tus mejillas.
Somos así, orgullosas
Y polacas -Marina-,
Cuando en mis manos llueven
Ojos de águila:
¿Lloras? Mi amor,
Mi todo: perdóname.
Trozos de sal
Caen en mis palmas.
Llanto de hombre, veta
Que en la cabeza retiembla.
Llora. Otra te devolverá
La vergüenza que te hice dejar.
Somos dos peces
Del mis-mí-si-mo mar.
Dos conchas muertas
Labio contra labio.
Todo lágrimas.
Sabor
A armuelle.
-¿Y mañana
Cuando
Despierte?
Versión de Monika Zgustová
1
He vuelto a casa: no soy una impostora
ni una criada -no necesito pan.
Soy tu ocio del domingo, tu pasión,
tu séptimo día y tu séptimo cielo.
Allí, en la tierra, me echaban monedas,
me colgaban piedras al cuello.
-¡Amado! ¿No te acuerdas?
Soy tu golondrina, tu Psique.
2
'Toma, cariño, mis harapos
que fueron un dulce cuerpo.
Lo he destrozado, lo he gastado,
sólo quedan las dos alas.
Vísteme tú con tu esplendor,
sálvame, por piedad.
Y los pobres andrajos raídos
llévalos a la sacristía.
Traducción de Lola Díaz
Rainer, quiero encontrarme contigo,
quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir.
Simplemente dormir. Y nada más.
No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo
y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más.
No, algo más: aún en el sueño más profundo, saber que eres tú.
Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo.
Versión de Carlos Álvarez
Poemas cortosPoemas y poetas rusos
El caballo... cojo.
La espada... oxidada.
¿Quién es el líder
jefe de muchedumbres?
Paso -una hora.
Respiro -un siglo.
Mirando hacia lo bajo,
donde se encuentran tantos.
Enemigo o Amigo,
espina o Laurel.
Todo sueña.
El Caballo es Él.
El caballo... cojo.
La espada... oxidada.
La capa, vieja.
Mas derecho el cuerpo.
Versión de Carlos Álvarez
Poemas cortosPoemas y poetas rusos
Es sencilla mi ropa,
pobre mi hogar.
¡Soy una isleña
de islas remotas!
¡Nadie me hace falta!
si entras -pierdo el sueño.
Por calentarle la cena a un Extraño
quemaría mi casa.
Si me miras -ya nos conocemos,
si entras -¡quédate a vivir!
Es sencillo nuestro fuero,
está escrito en la sangre.
En la palma de la mano tendremos
la luna, si nos place.
Si te vas -es como si no existieras,
y como si tampoco yo existiera.
Miro la marca del cuchillo:
¿sanará antes
de que venga otro extraño
a pedirme agua?
Versión de Severo Sarduy
En Moscú, las cúpulas en llamas.
En Moscú, ya tañen las campanas.
Los sepulcros están aquí, en hilera,
y allí duermen los zares, las zarinas.
Tú no sabes aún que en el alba del Kremlin
se respira mejor que en cualquier otro sitio.
Tú no sabes que en el alba del Kremlin
yo te rezo hasta el alba.
Tú pasas sobre el Neva
y yo sobre el Moscova,
cabizbaja.
Se duermen las farolas.
Te quiero en el insomnio.
Te escucho en el insomnio.
Mientras que por el Kremlin
despiertan campaneros.
Mi río con tu río,
mi mano con tu mano
se ignoran. Cariño mío, alegría
hasta que el alba alcance a la siguiente.
Versión de Severo Sarduy