Poemas de Mariano Melgar para leer.
Sobre el poeta Mariano Melgar [occultar]
Melgar es considerado un precursor del romanticismo en América Latina. Su escritura combinaba elementos clásicos con expresiones populares y autóctonas. Los yaravíes, en particular, son un ejemplo de su innovación al mezclar formas poéticas europeas con la sensibilidad andina.
Aunque su vida fue breve, Mariano Melgar es recordado como uno de los primeros poetas en integrar la cultura peruana en su obra. Su muerte trágica y su pasión por la libertad lo han convertido en un ícono literario e histórico.
No nació la mujer para querida,
por esquiva, por falsa y por mudable;
y porque es bella, débil, miserable,
no nació para ser aborrecida.
No nació para verse sometida,
porque tiene carácter indomable;
y pues prudencia en ella nunca es dable,
no nació para ser obedecida.
Porque es flaca no puede ser soltera,
porque es infiel no puede ser casada,
por mudable no es fácil que bien quiera,
Si no es, pues, para amar o ser amada,
sola o casada, súbdita o primera,
la mujer no ha nacido para nada.
No nació la mujer para querida,
por esquiva, por falsa y por mudable;
y porque es bella, débil, miserable,
no nació para ser aborrecida.
No nació para verse sometida,
porque tiene carácter indomable;
y pues prudencia en ella nunca es dable,
no nació para ser obedecida.
lo que es flaca no puede ser soltera,
porque es infiel no puede ser casada,
por mudable no es fácil que bien quiera,
Si no es, pues, para amar o ser amada,
sola o casada, súbdita o primera,
la mujer no ha nacido para nada.
¡Ay, amor!, dulce veneno,
ay, tema de mi delirio,
solicitado martirio
y de todos males lleno.
¡Ay, amor! lleno de insultos,
centro de angustias mortales,
donde los bienes son males
y los placeres tumultos.
¡Ay, amor! ladrón casero
de la quietud más estable.
¡Ay, amor, falso y mudable!
¡Ay, que por causa muero!
¡Ay, amor! glorioso infierno
y de infernales injurias,
león de celosas furias,
disfrazado de cordero.
¡Ay, amor!, pero ¿qué digo,
que conociendo quién eres,
abandonando placeres.
soy yo quien a ti te sigo?
¿Con que al fin tirano dueño,
Tanto amor, amores tantos,
Tantas fatigas,
No han conseguido en tu pecho
Más premio que un duro golpe
De tiranía?
Tú me intimas que no te ame
Diciendo que no me quieres
Ay, vida mía,
Y que una ley tan tirana
Tenga de observar, perdiendo,
Mi triste vida!
Yo procuraré olvidarte
Y moriré bajo el peso
De mis desdichas.
Pero no pienses que el Cielo
Deje de hacerte sentir
Sus justas iras
Muerto yo tu llorarás
El error de haber perdido
una alma fina.
Y aún muerto sabrá vengarse
Este mísero viviente
Que hoy tiranizas.
A todas horas mi sombra
Llenará de mil horrores
Tu fantasía
Y acabará con tus gustos
El melancólico espectro
De mis cenizas.