Bélgica: 1903-1987
Poemas de Marguerite Yourcenar para leer.
-¿Qué tienes para consolar la tumba,
Corazón insolente, corazón en rebeldía?
El fruto maduro pesa y se desprende .
¿Qué tienes para consolar la tumba?
-Tengo el caudal de haber sido.
-¿Qué tienes para soportar la vida,
Corazón loco, corazón pronto al hastío?
Corazón sin esperanza y sin deseo,
¿Qué tienes para soportar la vida?
-Piedad, por lo que ha de pasar.
-¿Qué tienes para despreciar a los hombres,
Corazón duro, corazón rompible?
¿Qué tienes para despreciar a los hombres?
¿Qué eres más de lo que somos?
-Capaz de despreciarme.
Versión de Silvia Barón-Supervielle
Te vi crecer como un árbol,
Eternidad inefable;
Te vi endurecerte como un mármol,
Indecible realidad.
Prodigio cuyo nombre se me escapa,
Granito, para el cincel, inflexible;
Felicidad compartida por el pájaro
Y por el agua que el perro bebe.
Secreto que hay que saber y callar,
Todo lo que dura es pasajero;
Siento girar la tierra
Y el cielo de astros ligero.
¡Sonreíd, muertos bien acostados!
Todo pasa y sin embargo dura;
Las briznas de la verdura
Nacen del grano de las rocas negro.
Versión de Silvia Barón-Supervielle
Según las tablillas encontradas en
tumbas de Grecia y de Grecia Grande
En el umbral de la puerta negra,
A la derecha, a los pies de un álamo,
Corre el agua de olvidar.
Brota a la izquierda el agua de Memoria;
Cristal helado, frío licor,
El agua de Memoria está en mi corazón.
Allí beben mi pena y mi alegría;
Residen en su ribera los sabios:
Yo les diré, Temo la muerte.
Soy hijo de la tierra negra
Pero también del cielo estrellado;
¡Abridme la puerta de la gloria!
La imagen del tiempo transcurrido
Se refleja en mi memoria;
El espejo puro no se enturbia.
Abridme el pozo de la gloria...
Versión de Silvia Barón-Supervielle