Temas Poetas

Margarito Cuéllar

Poemas de Margarito Cuéllar para leer.

Margarito Cuéllar: Abril en Velda Dairy

Al norte de Tallahassee está Velda Dairy.
En Velda Dairy se extinguieron las vacas.
En Velda Dairy, cuando la noche asombra el rostro de los pinos, suceden
cosas extrañas.
Habitan pacíficamente cocodrilos y ardillas, alebrijes y patos, ranas y
pescados.
No es temporada de mariposas en Velda Dairy
mas las hojas de los árboles que abandonan a sus padres se mantienen en el
aire como pequeños planeadores de aluminio.
Animación de voces:
aviones en busca de una pista de aterrizaje, grillos y pájaros, el piano de una
iglesia.
Una ardilla se acerca, toma un poco de queso, pregunta si conozco a Francis
Ponge.
Las plantas de Velda Dairy, cansadas de florecer, dan peces de colores;
brillan, aletean, huelen a tulipán y no tienen espinas.
No se requiere caña de pescar, ni siquiera un lago;
sólo cántales o ponles música de Chuck Barry
y regala a tu amante un luminoso ramo de peces.

Para Rebeca, Juan Calos y Noemì,
árboles de Velda Dairy

Poemas y poetas mexicanos

Margarito Cuéllar: Alegratura

A Rafael Courtoisie

La alegría puso un huevo. Romper su cáscara es un reto: a un huevo alegre no lo abre piedra ni martillo. Humor y sal, en dosis sutiles. No siempre tiene la superficie de un ovoide. Suele haber huevos cuadrados y en forma piramidal, barra de hielo o de esferas cristalinas. Incluso poliedros. El parto de la alegría en su fase larvaria. Filamentos, sonidos, dientes para la fiesta. Es posible la presencia de ligamentos verdes, líquenes y músculos puestos en marcha como una relojería. También hay truenos y falsas tempestades, reliquias y comisuras resistentes a los buenos deseos. Campos minados y larvas procreadas en incubación ponen en peligro el alumbramiento. Se recomienda no hacer olas, hasta que el fruto adquiera trama de pan o de vitriolo. Se dan casos en que del huevo nace un cubo o un llano de girasoles.

Poemas y poetas mexicanos

Margarito Cuéllar: El alimento de los ángeles

A Galaver

Tienen algo de pájaros, mas sus espíritus delicados repelen el alpiste. Son la especie más rara en la fauna del cielo. Les dejo en el patio algodones húmedos en leche, hostias de sabores, fruta suave. Los ángeles bajan por la noche. A eces los descubro. La música de sus alas. La fruta intacta en su pulpa jugosa. El patio lleno de plumas. "Los ángeles comen polvo del paraíso, granos de estrellas", dice mi mujer. Un ángel de mascota muere de hambre o de melancolía. Una lástima con alas. Tal vez esté en camino una nueva generación de ángeles cuyo metabolismo sea menos etéreo. Ángeles que disfruten lo mismo una pierna de vaca que los dientes de un pez. Una vaca que cante. Un pez que ría como si el sueño de la muerte le mostrara un sendero de luces. Lástima. Imposible encontrar polvo del paraíso; las estrellas que caen no llegan a la tierra. Los ángeles serían sin duda más felices.

Poemas y poetas mexicanos

Margarito Cuéllar: Border line

Estoy de este lado de la línea
un paso más
y la sherif del condado
me recibe a balazos.
¿Por qué tanta violencia?
Yo sólo tengo sed
un poco de agua de tus labios
no estaría nada mal:
prefiero morir envenenado
que con el cuerpo lleno de agujeros.

Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos

Margarito Cuéllar: El cuaderno de Borges

Siempre tengo una libreta con los ojos abiertos para que me descubra las cosas de este mundo. A veces atrapo sólo insectos; otras, una mañana, un lunes, por la tarde, dibujo un pez y el fuego para prepararlo. Mi cuaderno es como un cheque en blanco en el que se multiplica el mundo.
A veces se refugia en un bar o en un café y deja que el bullicio violente sus cuadrículas: "la guerra se aproxima", "explota transbordador en pleno vuelo".
Mi cuaderno: pedazo de cielo iluminado por el rayo; en sus renglones caben los siete pecados capitales y los tres continentes, la historia de la antigua cultura y la biografía de mis vecinos.

Poemas y poetas mexicanos

Margarito Cuéllar: el gancho

ese garfio confuso que atraviesa el pasillo del camión
y anda por la ciudad cual bulto que no alcanzó a nacer
sostiene en sus instintos la esperanza
existe porque el azar encuentra la forma de ganarse la vida
sostenga en su artificio de metal
el traje para el novio de una pariente rica
o una bolsa de chicles
su biografía conserva un motivo de asombro
pero no ilusionarse/
los ganchos de los pobres son muñones del diablo
su oficio es el barullo de los cines
pasillos con olor a nicotina
cárceles atestadas de borrachos
ese gancho
se resiste a morir de oxidación
la rama que sostiene su renga humanidad
creyó un día florecer
a la salud de cinco dedos felices
pero no
seca como una mariposa o un colibrí en un frasco de alcohol
su destino
es arrastrar el aliento de su mantenedor
desde el filo único de su mano

Poemas y poetas mexicanos

Margarito Cuéllar: Instrucciones para el uso de los recuerdos

Los restos del pasado se reúnen
como los desperdicios de la playa.
Enrique Lihn

Recíclalos, pásales las llantas de un auto, arrójalos por la ventana de un avión. Ofértalos, instala una fábrica de collares, sazónalos con lágrimas del cielo. Arráncatelos, qué se marchen con un poco de piel (corazón o memoria). Que se desangren y mueran en la raya llenos de moscas. Olvídalos, expúlsalos de tu bestiario, desinféctalos, despójalos de su inoportuna melancolía. No te engañes, como las costras, nada de su piel exterior vale la pena. Desrecuérdalos, atígralos y jáulalos. Que vuelvan a nacer en su espiral de nada desde el árbol de las preguntas.

Poemas y poetas mexicanos

Margarito Cuéllar: Las manos

Una mano traza la palabra pájaro,
La otra escribe su jaula.
Juan Manuel Roca

Cinco lápices en cada una, para empezar. Vidente que lee sus resonancias y sus dobles anillos enmudece. No quieras transformarlos navajas o tijeras: piel o nostalgia, cuando mucho. Dije: dos puños, dos banderas, dos almas de alto joder. Digo: casas, vigías en la blandura de tu cuello, duendes en marcha sobre la superficie del amor. Leen el fuego las manos. Manos de hielo, manos de metal, manos que parecen pies. Hay manos que rubrican la noche con sus garfios. La palma de una mano es un libro dactilar: salterio el corazón, la llanura de Marte. Rimo: fortín del solo, hermanas y engranes. Dirimo: ramas sensoras, zonas diagramáticas, monte de la luna, libro de las respuestas.

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Margarito Cuéllar: Naranjas

El jugo de una naranja es dulce y su cáscara amarga. Todo mundo lo sabe, pero nadie es capaz de probar que la cáscara de una naranja es amarga. Hablemos de las semillas: piedra y alumbramiento. Una naranja es una constelación o una herida en el pecho. ¿Qué dicen del color? Una naranja es una travesura del sol, una pequeña trampa, boca líquida para morderse.

Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos

Margarito Cuéllar: Ojos

El mundo lleno de ojos. Relámpagos cintilan en lanoche o parpadean en laluz. Algunos ven, otros nada más matan. Algunos miran hacia adentro, otros hacia ninguna parte. Vivo en una celda de ojos, como la letra de un bolero que resiste el olvido. Estar adentro es ir afuera. El habitante de unos ojos navega pequeñísimas barcas, cultiva jardines bonsai, construye ciudades invisibles. Cuando me vaya extrañaré la casa, a pesar de ser cárcel fluía algo de calor. No sé si los hojos tienen ojas o ijos; tal vez haga un collar con ellos; quiza prepare una sopa de ojos. Del amor hablaremos mañana.

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Margarito Cuéllar: La siembra

A Vicente Quirarte

A diario riego el árbol de mis poemas. Corto su fruto dulce, amargo o con espinas. Le podo las licencias marchitas, lo libero de larvas y quistes. Los catadores reclaman lo mal que anda mi siembra. Definitivo: retiran mis versos del firmamento. Yo miro transitar ríos de saliva, escucho las detonaciones de sus balas de salva, preparo abono con mierda de vaca y huevos de avestruz, afilo las tijeras de podar. Sé que algo nacerá, aunque no llueva.

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Margarito Cuéllar: Tour

Odio es el sitio, la tierra prometida.
Nuestras armas: los dientes, afilados con pedernal.
La mirada: cuchillos, dispuestos a dar el salto al más leve reflejo de
la sombra.
Las manos: animadas por su ejército darán la vida en caso necesario.
El hígado: presto a fundirse, como un pan, en el horno enemigo.
La bilis: ácido y sal, lenta furia animal, canción de los enfermos.
No olvidar las palabras: necesarias como el no, sobre todo las
graves.
Alguien tiene que cultivarlo, envenenar el agua y hacer la guerra a
los demás;
burlarse del amor, dormir en la azotea soñando nuevas formas
de vengarse de los que nos ofenden.
Odio es el sitio: bienvenidos.

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