Poemas de Margarita Carrera para leer.
Sobre el poeta Margarita Carrera [occultar]
Como alguien
desesperadamente solo
sentado en el banco
de una plaza.
Como quien se ha detenido
en su indivisible susto
perseguido de ángeles
y demonios.
Así
el poeta
llora
y habla con Dios
como un maniático
y le cuenta
de la sangre
y del alba.
Habla con los sordos
en su lenguaje mudo
y con las ratas miserables
de la ciudad ensangrentada.
Poemas cortosPoemas y poetas guatemaltecos
Te he buscado
en la entraña de tu nombre
Guatemala.
He buscado
tu génesis
y tus dioses de maíz
y de vegetales alientos.
Te he buscado
en tu distancia
y en mi ausencia
en tu súbito llanto
y en tu sangre derramada.
Te he buscado
en tu dolor moreno
y en tu recia mirada de obsidiana.
En tus ríos
y en tus peces.
En los ángeles que arrastran
inmisericordes
las madréporas y los caracoles esforzados.
Poemas cortosPoemas y poetas guatemaltecos
Cabes en un rincón
detrás de la puerta
del olvido.
Ahí te acurrucas
una y otra vez
cumpliendo tu destino.
Poemas cortosPoemas y poetas guatemaltecos
Me gusta la escoba
en la soledad de mis manos
en su silencioso barrer de muerte
en su ocultarse
-cual niña solitaria-
tras la puerta dormida.
Sí.
Me gusta la escoba
en canto de limpieza
por su pelo entretejido
su cuerpo de espiga
y porque, loca,
va siempre
patas arriba.
Poemas cortosPoemas y poetas guatemaltecos
Tu casa
este papel
que habitas
con letras.
Ahí tus huellas
tus palabras
tus silencios
tu lívido aliento
tus pausas de río y viento
tus alegatos precisos
en fin
despliegues de tu vida
obstinados sueños.
Poemas cortosPoemas y poetas guatemaltecos
Desde mi pequeña vida
te canto
hermano
y lloro tu sangre
por las calles derramada
y lloro tu cuerpo
y tu andar perdido.
Ahora estoy aquí
de nuevo contigo
hermano.
Tu sangre
es mi sangre
y tu grito se queda
en mis pupilas
en mi cantar mutilado.
Poemas cortosPoemas y poetas guatemaltecos
Me lancé a tu nombre de hombre
a los cuatro puntos cardinales
de tu sombra
a tu imagen que golpea
día a día
la luz inconmensurable de mi tiempo.
Tristemente hermosa
permanezco en tu puerto
ardiente bajo tu cuerpo
desierta
sin orillas
viva y persistente
en mi sangre de mujer.
Poemas cortosPoemas y poetas guatemaltecos
Has recorrido
en madrugada insomne
cada uno de tus infiernos.
Callas. Vociferas
y callas
en tres tiempos
que son uno
en trinidad
de absoluto silencio.
Te desdices
y te acabas
lentamente y lentamente.
Eres pasto
de un Dios ciego
que te roe
en seco sabor de hueso.
Poemas cortosPoemas y poetas guatemaltecos
A pedazos van cayendo
los terrones angustiados
del tiempo.
Afuera: el niño.
El pantalón roto
y el verdor pestilente.
Pájaros negros
-despiadados-
siguen su vuelo.
Él está solo
sin un ángel y sin un sueño.
Impasible. Inmóvil.
Sus ojos en la lejanía
miden su hambre.
A lo lejos: esplendor
cohetes a la luna
astronautas.
Siglo veinte.
Pero él
-solo-
Con el tiempo
a sus pies
cual perro dormido.
Poemas cortosPoemas y poetas guatemaltecos
La ciudad estaba allí
monstruosa y gigante,
desnuda en su piedra fría.
Toqué con mis lirios
su insondable aliento.
Nada. Nadie.
Volaban las almas
en su torbellino de dólares
y el tiempo
-centavo descalzo-
se desgranaba
en sangre suicida.
Nueva York distante y dura.
Central Park
rascacielos
y profunda soledad.
Poemas cortosPoemas y poetas guatemaltecos
Todo listo:
el odio
el rifle descarado
y la risa del maldito.
Todo dispuesto:
Dios
con su banderita de venganza
y su trompeta
fría de silencio.
Cuerpos
sangre
gritos
y luego la metralla,
Eso es.
Y sangre.
Venid, ahora, vosotros
a ser cómplices
como el árbol y la flor
mudos de espanto.
Por un momento dejad vuestra tibia carreta
de quejumbrosos bueyes tristes.
Venid:
es sangre
nada más.
Sangre.
Y cuerpos destrozados.
Nada más.
Ya podéis seguir vuestro paso tranquilo.
Gracias, Amor, por esta dulce herida
y la blandura de mi sufrimiento.
Por la risa y el gozo y el lamento,
en tanta plenitud desconocida.
Bendito siempre, Amor, porque te siento
crecer en la ternura compartida
y por las aguas de tu mar sediento
que arrasa las orillas de mi vida.
Hoy sé que los rigores de tu fuego
consumió en llamaradas mi sosiego
y mi paz se hizo llanto y quemadura.
Ahora voy como barco a la deriva.
En los escollos de tu roca viva
rompió mi corazón su arboladura.